Estamos efectivamente en una guerra que día a día toma mayor intensidad y creo que aunque estemos informados sobre ella, no se ve, que estemos plenamente conscientes de su intensidad y del riesgo. Estamos como se ha dicho, en un tipo de guerra que tiene como objetivo aniquilar la moral de la militancia del proceso, encolerizar y agotar la paciencia de los ni-ni y cargar de más odio a los militantes de la derecha. Esa es la política de la MUD.
La escasez y las colas son los medios que utilizan los opositores para ir creando un estado de ánimo que conduzca a una explosión social. La angustia y el nivel de angustia es tan intenso, que a veces alguien dice: en tal sitio hay tal cosa y las personas salen desesperadas.
Una Guerra como esta no se afronta hoy sólo con concentraciones y discursos. Un militante hoy (soldado) no requiere {únicamente de oír arengas, que ya hemos oído. Necesitamos herramientas y técnicas para desplegarnos.
Políticamente estamos como muy concentrado en la defensiva y la “movilización” que hemos visto por lo menos en la capital de Anzoátegui, se reduce a unas concentraciones en la Plaza Bolívar. Llamar a una concentración, es una buena actividad, pero tal vez no sea la actividad de movilización que necesitamos.
El PSUV acaba muy recientemente de elegir a los jefes de patrullas y los jefes de círculos de lucha. Los elegidos son parte de la vanguardia. Es posible que esta vanguardia esté haciendo asamblea en sus comunidades (concentración), pero este asunto reclama algo más que una asamblea para discutir y dar orientaciones.
Estando es esta coyuntura y con estas condiciones, procede o debería haber sucedido ya un “acuartelamiento” de esta vanguardia para ser objeto de una preparación intensa con el apoyo de cuadros, política y técnicamente preparado para dotar a esta vanguardia de las herramientas que permitan una movilización (despliegue) ya, no para discutir internamente asuntos, sino para intervenir políticamente a las comunidades.
No son las parlamentarias el reto que debemos y tenemos que enfrentar ahora o para lo cual estemos organizando situaciones. No son las concentraciones el medio y la estrategia clave hoy. El trabajo para las parlamentarias reclama urgentemente sosegar los niveles de angustias y desesperación que vive una parte importante de la sociedad venezolana, producto de toda una intensa campaña que no tiene rostro, pero que ha logrado instalarse en la mente de muchos venezolanos y venezolanas y los tienen en un nivel anímico casi para explotar.
Pienso que consumimos mucho tiempo en oír discursos muy generales que no dejando de ser importante, no aportan muchos elementos para una actuación o intervención. No es una arenga lo que necesitamos.
El PSUV tiene recursos tecnológicos suficientes para hacer este “acuartelamiento” de sus jefes de patrulla y jefe de círculos de lucha y darle técnicas, competencias y habilidades para desactivar las bombas que a muchos venezolanos y venezolanas les han instalado en su cabeza.
En ese marco, sería posible por ejemplo varias videos conferencias en las cuales esté un equipo de psiquiatras y psicólogos (Erik Rodríguez, sería un apoyo importante) que permitan una información técnica que luego los equipos estadales, municipales y parroquiales con su cuadros desarrollarían para una movilización (intervención) ya en las comunidades. Es como desmontar, no con un discurso corriente, el problema de las colas y la escasez y hacer valer la idea de la especulación y el paro golpista.
Hagamos el esfuerzo con esta vanguardia y otros apoyos de activar el poder popular. Es necesario saber hoy, si es posible a través de un tipo de ensayo, poner en la calle una versión del 13-A. Ese es el reto porque las parlamentarias dependerán de este despliegue.