La Vaca

Era un pueblito del llano con calles de tierra, una pequeña iglesia, cura con sotana roída, una botica y dos almacenes. Vivían sus habitantes de la agricultura, poca y difícil, de la pesca en un río que se iba secando poco a poco y de algún ganado criado cimarrón en los esteros vecinos. Oír radio los divertía, la novela "El derecho de nacer" les daba material para hablar, y en la plaza, cuando el sol bajaba, se reunían los jóvenes a escuchar las historias de los viejos que relataban las guerras de la Independencia y la Federación. Eran muchos los que habían conversado con Zamora, y hasta algún ficcionador afirmaba haber conocido a Bolívar. Bebían ron y caña clara con cierta moderación. A las siete de la noche no se veía un alma en la calle, le temían al silbón, a la sayona, al jinete sin cabeza…

Un día, en ese pueblito del llano, amaneció una vaca en la plaza, era de buen porte, grande, de buena raza. Nadie sabía de dónde y cómo había llegado al pueblo. Decían que vino de Carabobo, otros que quizá de más lejos, de Boyacá, de Junín; otros afirmaban que la trajo Zamora de Santa Inés; algunos metidos a cronistas destacaban que entró por el camino del Samán de Güere; los más entendidos afirmaban que pertenecía a un Comandante apodado "Verruga".

Se hizo una reunión en la plaza y decidieron que la vaca pertenecía a todo el pueblo y sería encargada a la responsabilidad de la alcaldía. El bautizo fue peleado, una parte del pueblo quería el nombre "Soberanía"; otra, quizá más numerosa, pujaba por llamarla "Lealtad";al final, alguien arguyó que "Soberanía" incluía, suponía, lealtad, así que se la llamó "Soberanía".

Los días pasaban muy bien, se vendía la leche de "Soberanía" y el dinero se invertía en el bien del pueblo, las calles se asfaltaron, se pintó la iglesia, se ayudó a los más pobres. Pero el dinero siempre se quedaba corto, no alcanzaba, los alcaldes eran cada vez más ricos, y las necesidades crecían, ya no era suficiente "El derecho de nacer", se abrieron nuevas visiones de consumo.

El alcalde necesitaba subir en las encuestas, ganar las elecciones, y fue aconsejado por unos economistas de esos que ven números pero no ven corazones que la solución era vender la vaca "Soberanía". Pero sabedores de que la gente no aceptaría eso, le recomendaron que la vendiera por partes. Y así fue, la vaca fue vendida por partes, y a la venta la llamaron concesiones, participaciones, primero pequeñas. A las arcas de la alcaldía entró gran cantidad de dinero que alcanzó para hacer más ricos a los ricos y algo chorreó para los pobres, consumieron más, todos contentos.

La necesidad de dinero siguió en aumento, otra vez no alcanzó, pero no se asustaron, tenían la solución: vendieron otras partes de la vaca, y durante un tiempo todos contentos. Más tarde, el dinero de nuevo no alcanzó y vendieron más partes de la vaca.

Hasta que un día, cuando fueron a vender, ya no había nada que le perteneciera a la alcaldía, habían perdido a la vaca "Soberanía". La Alcaldía fue intervenida por los acreedores, que ahora elegían al alcalde y mandaban sobre la vaca y el pueblo; la gente se empobreció, y fueron conocidos como el pueblo que vendió la vaca "Soberanía", porque sus gobernantes, no habían leído "La gallina de los huevos de oro".

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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