La historia de la humanidad es la historia de las luchas de clases, rezan los clásicos marxistas, y la realidad objetiva se empeña cada vez más cruentamente y de forma “disimulada” en afirmarlo. Pretender que los pueblos Africanos se mueren de hambre por designios de la naturaleza, que sus guerras civiles son producto de rivalidades étnicas, que el país con el mayor índice de desarrollo humano de África se fragmentó para favorecer a su pueblo, que el grupo extremista Estado Islámico surgió con la fuerza que hoy tiene como consecuencia de los designios de Dios o Alá, que el dinero del narcotráfico no define las políticas de los países grandes consumidores y productores es demasiada ingenuidad. No hay guerra en el mundo actual que no obedezca a un interés geopolítico y/o económico de grupos dominantes que escudados en “razones culturales, étnicas o naturales” impulsan el hambre y la guerra como estrategia de dominación.
La máxima expresión de la constante guerra a la que son sometidas las grandes mayorías pobres del mundo resulta el hecho de la existencia de hambre, miseria y pobreza en un mundo en el que se produce más de lo necesario para que ningún ser humano lo padezca, gracias al sometimiento por la fuerza que mantienen la mayoría de los gobiernos del mundo a sus pueblos en defensa de los intereses de la clase dominante. Para defender sus intereses los ricos, dueños de las grandes corporaciones utilizarán todo su arsenal, presión de los gobiernos títeres y de sus lacayos infiltrados como pueblo como estrategia de guerra política, activación de los antivalores “sembrados” en nuestra cultura capitalista consumista y uso manipulador de sus medios de comunicación social como estrategia de guerra psicológica y sus ejércitos y mercenarios como estrategia militar.
En Venezuela desde mucho antes que el presidente Chávez decidiera declarar el carácter de esta revolución como antiimperialista y socialista ya la derecha internacional y la criolla le habían declarado la guerra frontal al movimiento que se estaba gestando, atacándolo desde todos sus ángulos. El principal ataque utilizado ha sido realizado a nuestras mentes, aprovechando que toda “nuestra cultura” sirve para “justificar” y “sostener” al sistema capitalista, que el pensamiento científico dominante producido por esa “cultura” obedece a la lógica del capital, a la supervivencia del más apto, que los medios de comunicación social y sus estrategias de penetración masiva fueron creados para “limpiar” la imagen del explotador.
Con el presidente Maduro, la confrontación del gran capital que anhela nuestras riquezas naturales, principalmente petróleo (País con las más grandes reservas de este energético que por muchos años definirá quien el desarrollo capitalista), oro, agua dulce, tierras fértiles, ha sido despiadada usando estrategias conjuntas de guerra psicológica, económica y militar (por ahora en pequeña escala). La lectura de la coyuntura actual deja entrever que la herramienta más poderosa de las grandes corporaciones, el gobierno de Estados Unidos está apostando todas sus reservas en salir por cualquier vía y al costo que sea del gobierno revolucionario “as soon as posible”.
El presidente Maduro está haciendo grandes esfuerzos por contrarrestar los ataques de la burguesía, en el plano internacional con grandes logros como el respaldo que le brindó la CELALC en Costa Rica denunciado categóricamente la ingerencia del gobierno norteamericano, en lo económico se ha planteado una lucha frontal para derrotar la guerra económica e intentar avanzar en el desarrollo de una economía productiva, tarea pendiente de la revolución en la que debemos admitir estamos aplazados, en lo político pasó a la ofensiva estratégicamente al no lanzar un paquetazo neoliberal como esperaban los opositores y por el contrario respondió al mejor estilo del comandante Chávez con mayor inversión social y la consolidación de su liderazgo en el PSUV y el fortalecimiento de sus bases y la democracia interna y en lo militar se ha estado fortaleciendo la moral de los soldados y la unión cívico militar.
Pero falta algo presidente Maduro para completar la ecuación de la defensa integral de la revolución, el pueblo chavista a demostrado un nivel de conciencia tan alta que con todas las dificultades que le afectan en los aspectos más explotables políticamente por los artilleros mediáticos de la derecha, que con todo este “peo” de guerra económica y de nuestros errores aun permanece firme a su lado, obedeciendo el mandato de unidad que nos dio el comandante Chávez, pero le faltan argumentos para defenderla en el día a día, para rebatir las manipulaciones mediáticas, para contrarrestar las acusaciones del enemigo de derecha y de izquierda. Desde la simpleza de combatir el “tenemos patria pero no tenemos…”, hasta poder explicar como es que ahora si va a funcionar Cadivi o Secoex y no se van a volver a perder “los cobres”, como es que ahora si vamos a poder “sembrar el petróleo” desarrollando una economía fuerte y no rentista, como es que ahora si frenaremos el contrabando de extracción, con que dinero sostendremos la inversión social, como le ganaremos la batalla al dólar “paralelo” que no representa ni el 5% pero fija el precio del 95% de los productos, como haremos el socialismo, como construiremos la economía popular socialista que nos distinga claramente de las propuestas “tramposas” como la del “Progresismo” y el “capitalismo popular”.
Presidente no estoy pidiendo “un salto al Vacío” ni tampoco que por hablar con franqueza directo al pueblo chavista ponga en riesgo medidas económicas importantes o debilite nuestra base electoral, pero le garantizo que los revolucionarios estamos lo suficientemente maduros para entender la realidad por cruda que parezca y tener conciencia de lo que debemos hacer para defenderla. Si esta batalla se libra principalmente en nuestras mentes, dénos los fusiles para conformar la artillería del pensamiento. Son muchos los argumentos de la oposición que nos desnudan fácilmente en las discusiones públicas, aunque en el fondo sepamos que no hay otro camino que la revolución socialista y que ella solo es posible, en esta coyuntura, acompañándolo con lealtad.
Ayúdenos a tener respuestas concientes cuando nos preguntan que pasó con los miles de millones de dólares que se perdieron en CADIVI , si esta perdida no es corresponsable de la guerra económica, que pasó con la fulana lista de las empresas de maletín que se “robaron” la plata y los servidores públicos que lo permitieron, si quienes “cuidan” los dólares de Sencoex son los mismos que los de Cadivi o si seguirá la impunidad ante estos delitos, cuanto tiempo podremos seguir sosteniendo la inversión social con estos precios del petróleo, que pasó con camaradas valiosos que fueron forzados al retiro, como es que los militares ahora si van a evitar el contrabando de extracción. Tenemos fe que para todo hay una respuesta lógica y satisfactoria, pero no la manejamos, no estamos concientes de esa realidad por lo tanto no tenemos el empuje que se requiere para acabar con cualquier manipulación mediática, con las puras intenciones no basta, tenemos que estar convencidos y claros para poder convencer y avanzar.
Un pueblo conciente tendrá todas las de ganar en esta guerra, pasando a la ofensiva con una estrategia como la que plantea Luis Brito García de una “campaña admirable contra la guerra económica” (http://www.aporrea.org/contraloria/a202013.html) que nos permita pasar de “trapitos calientes” a una “operación quirúrgica” donde ataquemos la raíz capitalista del problema contrarrestando el cáncer de la clase dominante y “descontaminándonos” de su “cultura consumista y depredadora”.
Presidente el pueblo apuesta y confía en usted y espera reciprocidad, no lo deje desarmado pues usted solo y su equipo de gobierno no podrán ganar esta guerra.