No pido disculpas por esta perogrullada: de partida, la presente Constitución es inaceptable por la derecha, a pesar de no ser 100% socialista.
La derecha es forzosamente violatoria de toda aquella Constitución que no sea hechura fiel de sus apologistas en condición de “constitucionalistas” muy bien tarifados y hasta ad honórem por adulancias típicas de esta sociedad burguesa. Invitarla a su cumplimiento motu proprio será poco menos que ignorar el concepto de clases sociales. A la derecha le tienen sin cuidado los fulanos “debidos procesos”, a sí como su comisión flagrante de violaciones de leyes descaradas y vociferadas jactanciosamente a los cuatro vientos. Por consiguiente, el actual liderazgo derechista se niega a salir del juego como subordinado a la clase que “contradictoriamente” ella ha adversado y ha considerado pendeja, servil, en el mejor de los casos, o un simple estorbo para que su felicidad exclusiva y dominante fuera plena,
Digamos que para ella, las leyes controladas por la izquierda contemporánea son violatorias de su propia constitución burguesa; según su cosmovisión, al gobierno sería al que hay que sancionar por violador de los DD HH burgueses, a los miembros natos de la derecha, dueños exclusivos y monopolizadores de esos derechos heredados de siglos contenidos en las constituciones burguesas que no necesariamente deben estar escritas, cual leyes naturales. Cuando el recordado Galeano habló del “mundo al revés” , tal brocardo o apotegma tendría como base seudocientífica a semejantes razones clasistas.
La izquierda actual resulta, pues, desde su órbita excluyentista, la irrespetuosa de las leyes burguesas.
Estamos tratando el caso de la misma derecha que nació como “izquierda” y a la que podríamos atribuirle su carácter pionero en materia de saltos de talanqueras.
Ella ha venido reinando a sus anchas desde la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII, un movimiento que si bien es cierto que introdujo preceptos y reivindicaciones sociopolíticas muy merecidas por todos los ciudadanos, aquellos líderes y revolucionarios se comportaban excluyentistas y dejaban al margen a la clase de los trabajadores quienes desde entonces y con mayor gravedad tuvieron que asumir el rol de izquierdistas por aquellos abandonado.
Sabemos que hubo una suerte de mutación de monarcas y aristócratas asimilados a patronos burgueses o capitalistas. Por su parte, los feudatarios conservaron sus tierras hasta el presente para adaptarse al nuevo modo vigente y limitarse a coparticipar en el reparto burgués de la plusvalía hecha en fábricas. El terrateniente sabe muy bien que la tierra es el principal medio de producción y fuente originaria de otros medios de ella derivados.
[1] La ley es dura, pero es la ley. “Aunque nos pese a veces y nos sea muy penosa, la ley es la ley y a ella debemos someternos”. Tomado de El Tesoro de la Juventud, (Enciclopedia de Conocimientos) Tomo XVI, W.M. Jackson Editor, año indeterminado. Varias capitales connotadas.
[2] En los pasajes donde esa Constitución enfatiza su carácter general sin distinción de etnias, sexo, posición económica, etc. desde ese mismo texto ya se nos presenta harto mendaz, demagógica o populista , o desconoce o ignora la verdad clasista del asunto. No existen ni han existidos leyes ni constituciones que rijan para todas las personas, mientras en las sociedades reguladas por dichas leyes impere la división de clases.