"El arado y el mar"

El presidente Maduro tiene razón, bienvenida la autocrítica

En el discurso del 1° de mayo pasado, el Presidente Maduro argumentó que la clase obrera no está en capacidad de asumir el control de la economía nacional. “Le falta mucho en organización, en preparación”, aseguró. La afirmación abrió una importante discusión, se trata de un asunto central dentro de la Revolución.

Nosotros pensamos que el Presidente Maduro acierta en el diagnóstico: la clase obrera no está preparada para dirigir la economía. Y es desde allí que debemos empezar la discusión. Veamos.

En el capitalismo la clase obrera no se reconoce como clase, sus dirigentes la confinan al economicismo, la discusión del contrato colectivo es la meta más alta, a lo sumo dirigir una fábrica, no pone en peligro al sistema. Esta situación de explotación y de inconsciencia de los obreros se mantiene, entre otras cosas, por la ignorancia, sólo le está dado conocer su parcelita de trabajo, a ella se confina. En estas condiciones de dominación capitalista la clase obrera carece de proyecto de sociedad; el conocimiento de lo global, del sistema, está reservado a la clase dominante que pone a su servicio a las otras clases y a sus componentes.

En estas condiciones la clase obrera no tiene visión de sociedad, intenta evitar la explotación amortiguándola en lo local, exigiendo más salario y menos horas de trabajo, pero carece de la visión de sistema, no lo cuestiona, en la práctica funciona como una pieza del sistema capitalista.

Con la Revolución, la clase obrera adquiere, debe adquirir, conciencia de sociedad, de que la única emancipación posible es la superación del capitalismo; liberar a toda la sociedad, conciencia del Socialismo como proyecto emancipador de ella y de toda la sociedad. Esa es la lucha central del proceso revolucionario, la toma de conciencia de la clase trabajadora de su papel histórico, y con esa conciencia impregnar a toda la sociedad, esa es la manera de dirigirla, y dirigir a la economía, allí está la clave.

Entonces, la Revolución es impregnar a la sociedad de la ideología proletaria. Cuando se dice que la clase no está en capacidad de asumir el control de la economía, se está diciendo que carece de la ideología proletaria, que está colonizada por la ideología capitalista.

Ahora bien, ¿qué es la ideología proletaria?

La ideología proletaria es, en pocas palabras, la ideología de la integración de la sociedad, regida por el principio: “la suerte del todo (la sociedad) depende de la suerte de cada uno, y la suerte de los individuos depende de la suerte del todo”. De aquí se desprende el axioma central “de cada uno según su capacidad a cada uno según su necesidad”.

La ideología proletaria nace de la existencia en la fábrica, en la producción capitalista, procesos regidos por el anterior principio, ninguna otra clase tiene esa existencia, se gana la vida de esa forma, en colectivo.

La Revolución no ha sabido impregnar a la sociedad con esta ideología, y tampoco hacer conciente a la clase obrera de su condición de clase, o como diría un clásico: hacerla una clase “para sí”.

La Revolución en su proceso, desarrollándose en medio de una lucha de clases profunda, ha hecho concesiones importantes a la ideología capitalista, al egoísmo, no ha podido superar la fase de la emoción, del sentimiento. Esta situación se agravó con la llegada de este gobierno francamente dirigido por la socialdemocracia; entonces, hubo una explosión de individualismo, de egoísmo, de prestigiar las salidas aisladas, se abortaron los caminos hacia lo social, se arrinconó el trabajo voluntario colectivo y se prestigió el dakazo, el rebusque personal, el logro sin esfuerzo, el bachaqueo. Los instrumentos nacionales creadores de opinión, la televisión, la radio, el ministerio de cultura, el de información han estado fundamentalmente al servicio de lo individual.

La Revolución ha fallado en la formación de la conciencia del deber social, en la consolidación de la ideología proletaria, y de allí la falta de formación de la clase obrera encontrada con su ideología para asumir el control de la economía. Esa formación, al contrario de lo que piensan algunos, no es espontánea, es producto del trabajo consciente de la vanguardia, de los dirigentes, del partido.

El Presidente Maduro tiene razón, su declaración es una autocrítica; el gobierno debe llevarla a la práctica, debe tomar las medidas para reconocer los errores de la Revolución y corregirlos, empezando por abandonar el reformismo, el coqueteo con los capitalistas, renunciar a la tesis de un “capitalismo bueno”. Se debe poner todo el poder del Estado al servicio de la lucha contra el egoísmo y a favor de la fraternidad, del amor, de como dijo Martí: “de todos por el bien de todos”. Así podremos decir: la ideología de la clase obrera está en capacidad de asumir el control de la economía, de la sociedad.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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