Marea Socialista ante el PSUV: factores de un deslinde

¿Tiene futuro Marea Socialista?

1. Marea Socialista ante el PSUV: factores de un deslinde

La corriente disidente del PSUV, Marea Socialista, como ya es conocido, decidió finalmente presentar candidatos propios a las elecciones parlamentarias del 2015, posibilidad que había llevado a la agrupación a solicitar, preventivamente (a fines de 2014), la reserva del nombre ante el CNE. El órgano electoral sin embargo, de acuerdo a la Gaceta Electoral de fecha 13/05/15, negó a MS (así como a otras agrupaciones solicitantes) la posibilidad de registrarse como partido político, aunque la decisión aclara que se trata de una medida de carácter temporal, ya que dichas agrupaciones podrían ser aceptadas si hacen el cambio de nombre, lo que les permitiría tomar parte en la elecciones a la Asamblea Nacional.

Más allá del pronunciamiento del CNE, con todo lo que puede implicar, lo relevante es la determinación de MS de convertirse en una organización política autónoma. No es gratuita la decisión de MS. La dirigencia del PSUV no se siente bien con las disidencias. Cada cierto tiempo se invita a la discusión, al debate y a la crítica, pero esta posición no es, ni estimulada, ni bien tolerada. Aún en aquellos casos, como ocurre con MS, en los que se reivindica el pensamiento de Hugo Chávez como fuente de inspiración. En razón a ese cuadro, la decisión de MS estaba en el ambiente. De lo contrario tendrían que haber optado por la autocensura o el silencio.

Por supuesto, el conflicto entre MS y el PSUV no obedece sólo a diferencias de enfoque. Hay factores que nos predisponen a actuar en determinada dirección. Por una parte, hay que señalar que el chavismo como movimiento político hereda (y absorbe), la carga de estatolatría y cesarismo que caracterizan la historia de nuestro país, antes y después de la aparición del rey petróleo, en dictaduras y aún en gobiernos electos. Añádase a este contexto (en el que aún nada genuino y duradero brota desde abajo entre nosotros), que en medio del agotamiento del entusiasmo social con el cual termina sus días la democracia puntofijista, la época (finales de los años 90), se cargó con la expectativa de un cambio radical, de un borrón y cuenta nueva, una "revolución". Un mito movilizador que en todo tiempo y lugar adviene con una carga inevitable de revolcón y arbitrariedad. El sistema se defiende y resuelve entonces liquidar la transición (golpe de Estado y paro petrolero cupular en 2002). El chavismo, que emerge entonces victorioso de ese trance, ya no será el mismo de antes y traza una estrategia para pasar a la ofensiva, blindarse, defenderse de un adversario sin escrúpulos que una y otra vez en los años subsiguientes tratará de sacarlo del poder. Esa transformación del chavismo (que lo dota inevitablemente de rasgos autoritarios), va a terminar por afectar, asimismo, la relación con sus propios aliados, a los que se requiere una solidaridad irrestricta, la incondicionalidad. Una situación que, a su vez, se traducirá en tres tipos de respuesta de parte de las agrupaciones políticas que respaldan al MVR (y luego al PSUV) : unos, deciden transformarse en seguidores incondicionales, que respaldan al socio mayor sin matices de diferencias; otros tragan grueso y silencian sus planteamientos críticos (afectados por una procesión que va por dentro); finalmente, otros aliados deciden (después de un periodo de cautela y de agotar los canales internos), expresar sus diferencias públicamente. A este último sector pertenecen MS y algunos intelectuales contestatarios. ¿Por qué es MS la corriente del chavismo que va a asumir esa posición discordante? Se debe, a nuestro entender, a que MS se inscribe en una tradición marxista para la cual el rechazo al hegemonismo y al verticalismo es un elemento central de su identidad política. He aquí, para nosotros, el trasfondo del diálogo de sordos en el que tiene lugar este deslinde.

MS hace objeciones importantes al gobierno del presidente Maduro, en especial a su orientación económica. Los señalamientos colocan el acento en el fraude con la asignación y uso de las divisas provenientes del petróleo, en el cual habrían participado sectores del mundo empresarial, importadores, bancos, en alianza con mafias constituidas por funcionarios públicos en los más diversos niveles de la administración de gobierno y del Estado. Dicho fraude, de acuerdo a las investigaciones realizadas por técnicos de MS, alcanzaría los 250 mil millones de dólares. Allí se encontraría el origen de la crisis económica, (la respuesta a la pregunta, dónde están los dólares), cuyos efectos recaen sobre las espaldas de los trabajadores. El gobierno creó, en ese sentido, un organismo (Cencoex) que debía servir para corregir esa situación, lamentablemente no ha sido así. En un artículo reciente (publicado en Correo del Orinoco 21/4/2015, p. 23), Kenny García resumía de manera sencilla un aspecto medular del fraude: "¿Por qué ocurre esto? Porque no existe instancia alguna dentro de la organización -Cencoex- que pueda hacer dos cosas sencillas: primero, verificar el precio real internacional de los productos que se importan y, segundo, verificar que las cosas que llegan al país son en realidad las declaradas".

En ese marco, MS propone la realización de una auditoría pública ciudadana, independiente, para establecer con claridad las responsabilidades y adoptar las medidas para recuperar, total o parcialmente, esa colosal riqueza, así como reiniciar sobre nuevas bases una administración de las divisas, eficiente, sin distorsiones, que impida el desabastecimiento y la especulación con los precios; en esa dirección, MS plantea la nacionalización del comercio exterior y la intervención pública de aquellos sectores de la banca que, por medio de las operaciones encubiertas, han facilitado el fraude. Todo ello, vinculado a un Plan de Desarrollo destinado a superar el fondo del problema: el carácter rentista, dependiente e importador de la economía venezolana.

En el plano político, MS se define como una corriente chavista de izquierda formada por luchadores sociales, cuadros políticos e intelectuales, defensores de la revolución bolivariana, que reivindica el debate de ideas, abierto y franco entre revolucionarios, como método del trabajo político y base para su relanzamiento programático y ético, a fin de evitar el riesgo de la involución y la derrota del proceso.

El gobierno nacional así como los sectores dirigentes del PSUV no se dan por aludidos con los señalamientos de MS en materia económica (los cuales, por otra parte, coinciden con los formulados por intelectuales como Manuel Sutherland y Luis Brito García). El gobierno se apoya en la denuncia de la guerra económica, increpa a los empresarios para que sean transparentes en el abastecimiento de bienes y su colocación a precios justos. Sin embargo, eso no se traduce en avances concretos. Se aprecia que el gobierno se encuentra a la defensiva y que la guerra económica parece estarla perdiendo. Mientras, los empresarios alegan que no producen ni importan lo que el mercado requiere porque no reciben dólares suficientes. El descenso de los precios del petróleo por su parte agrava la situación. Colocado ante esa presión, el gobierno procede de manera intermitente a liberar precios. Los economistas liberales, asesores de grupos empresariales, y políticos de la oposición, solicitan al gobierno adoptar otra política económica cuyo punto central consistiría en la sinceración de la paridad cambiaria (equivalente a una maxidevaluación), lo que se traduciría en la eliminación del dólar barato, fuente según estas voces de la corrupción con las divisas. ¡Un problema en el que, por supuesto, ellos no tendrían ninguna responsabilidad con lo que ocurre!

Ante la imposibilidad de hacer un debate interno de la problemática económica, factores disidentes del chavismo como MS, han utilizado canales diferentes (como el portal Aporrea.org), en el que dan a conocer declaraciones y documentos. Sin embargo, la insuficiencia de esa alternativa, unido a la posición crítica insistente, aguerrida, de MS, condujo progresivamente al dilema antes señalado: el silencio o el deslinde. Es así como entonces en la conferencia nacional de la asamblea constituyente de MS, adoptan la decisión de participar por cuenta propia en las elecciones parlamentarias del presente año.

2.  Marea Socialista ante el futuro: limitaciones y potencialidades

Cara al futuro surge inevitable la pregunta: ¿qué posibilidades tienen las corrientes chavistas disidentes, en particular MS, de sobrevivir y, sobre todo, de expandirse políticamente y llegar a convertirse en una opción importante, atractiva, para los sectores populares?. A continuación esbozamos algunos elementos que, de acuerdo a nuestro análisis, pueden contribuir a la reflexión en ese sentido. Nos referimos en primer lugar a las limitaciones y luego a las potencialidades con las que MS podría contar en adelante. Al final, incluimos algunas recomendaciones.

2.1. Limitaciones

Una limitación importante a la que se enfrenta el chavismo disidente que tiene observaciones críticas a la gestión del gobierno de Maduro, es que fue el propio Chávez quien, de una manera expresa, directa, ante todo el país, designó a Maduro como su sucesor, al mismo tiempo que pedía la unidad en torno a él. En la medida que el liderazgo de Hugo Chávez representó el factor principalísimo del proceso de transformación iniciado en 1998, este lineamiento último constituye un aval político considerable. Se trata, en ese sentido, de un "capital cultural" que en el seno de los sectores populares tiene una enorme fuerza. Del lado político, el gobierno y el PSUV pueden apoyarse en esto para restar méritos, (incluso ignorar), a la disidencia dentro del campo revolucionario. En esa misma dirección, las críticas de izquierda se reconvierten, al ser calificadas como "contribución con el enemigo".

Un elemento adicional a señalar, es que si bien el gobierno de Maduro parece desbordado por la difícil situación económica y la manera en que afecta a la base popular, no es fácil sostener que el actual gobierno rompió con Chávez ¿Acaso no se mantienen todas las "misiones" creadas por Hugo Chávez? Es cierto que hay un deterioro en su prestación pero siguen siendo el alma de la acción gubernamental. Por otra parte, el mensaje político que coloca en el centro de interés a los sectores populares se mantiene intacto. De la misma manera que sigue en pie la política soberanista frente a la injerencia imperialista. Hay además un halo épico, una carga emocional, que Maduro adoptó de Chávez y sigue existiendo. Todos esos elementos contribuyen a la reproducción de una polarización política y social que desestimula la gestación de una tercera opción política. A menos, claro está, que nuevas condiciones subjetivas y objetivas coincidan en otra dirección.

¿Puede concluirse entonces que nada ha cambiado, que el país es una toma cinematográfica congelada? No es así. Las encuestas, incluso aquellas cercanas al gobierno, revelan una alta preocupación por la situación económica. Si se toma en cuenta que no nos encontramos ante dificultades coyunturales de la economía, sino que, por el contrario, son las bases mismas del modelo rentista-dependiente-importador las que han colapsado, el futuro se tiñe de incertidumbre. Incluso, si la derecha venezolana llegara en algún momento al gobierno, se encontraría con serias dificultades de gobernabilidad. Estamos frente a una crisis orgánica de larga duración. El gobierno de Maduro arrastra también con otro problema: un Estado muy ineficiente y una situación de hipercorrupción que erosiona la acción gubernamental. Hay algunas iniciativas positivas en este campo pero, en lo fundamental, el cuadro se mantiene. Sigue vigente la cultura política adeca, caracterizada por la fusión entre gobierno, Estado, partido, organización social, gremios, relaciones de parentesco (nepotismo) y los "negocios". Si bien no es el chavismo quien inauguró esa trama, lamentablemente sigue atrapado dentro de ella.

Un aspecto a tener en consideración -ahora que nos encontramos ante el desafío de elecciones de diputados para fines de 2015- es que el electorado tiene franjas internas las que, en medio de coyunturas críticas como la actual, pueden desarrollar actitudes contradictorias que pueden traducirse en fisuras dentro de un mismo bloque político. En algunos casos, bajo esas circunstancias, puede haber variaciones en la intención de voto y/o conductas de abstención, situación que reviste ahora particular importancia. En ese marco, si una porción pequeña del electorado se abstiene o se desplaza, el resultado de las parlamentarias de 2015 podría ser opuesto al esperado por la revolución.

Queremos señalar además el hecho de que el capital cultural que se transmite o hereda en los procesos de sucesión de liderazgo, no siempre se traduce en una reproducción o calco, por el cual el "heredero" recibe en su totalidad la ascendencia y el prestigio con los que contaba el líder anterior (algo que depende, claro está, de factores situacionales, no sólo de las cualidades "intrínsecas" del sustituto). Puede recordarse a este respecto que en las elecciones de 2013 Maduro derrotó a Capriles por una pequeña ventaja (2%), mientras que un año antes, cuando Chávez se enfrentó al mismo candidato, ganó ampliamente con un 11% de diferencia.

Hay que tener presente por otro lado, que el evento electoral de 2015 es una elección parlamentaria, en la cual entran en juego factores específicos. El precedente que existe es el de las celebradas en el 2010, cuando aun siendo presidente Hugo Chávez, el resultado entre los dos bloques fue bastante parejo, con una ventaja de apenas 102.960 votos para la alianza chavista (tomando en cuenta que en esa oportunidad el PPT fue solo). ¿Se traducirán ahora las dificultades económicas existentes en una fuga de votos, de la franja periférica del chavismo al sector opositor? En este momento no es posible asegurar nada. El chavismo no es -al menos hasta el presente- un movimiento político susceptible de ser analizado bajo los parámetros tradicionales. Valga decir que en el mes de abril de 2015, ante la arremetida del gobierno norteamericano que definió a Venezuela como una amenaza a la seguridad de la primera superpotencia mundial, el gobierno nacional obtuvo un éxito contundente por la estrategia que adoptó al enfrentar esa coyuntura, lo que permitió avivar el sentimiento chavista popular. ¿Podrían surgir acontecimientos singulares de alto impacto, previos a las parlamentarias, con capacidad de incidir en los resultados, en uno u otro sentido? No lo sabemos.

Otros elementos pueden resultar decisivos en un contexto tan complejo: ¿Podrá el PSUV definir una alianza electoral perfecta con los partidos aliados? La elección directa por circuitos así lo exige, de lo contrario la adjudicación de los diputados puede variar abruptamente en escenarios regionales y locales, tal como sucedió en las parlamentarias de 2010 en Anzoátegui: el chavismo logró 278.717 votos, la oposición 323.701, el chavismo obtuvo 1 diputado y la oposición 6. La razón: algunos aliados no se sintieron tomados en cuenta y llevaron candidatos propios. El PSUV tendrá que valorar, por otra parte, como neutralizar los descontentos internos que podrían subsistir después de la definición de las candidaturas definitivas, que en algunos escenarios locales podrían afectar unas elecciones que prometen ser reñidas.

Lo que puede aventurarse, es que el resultado de las elecciones parlamentarias, en términos de votos, va a ser cerrado. Sin embargo, el sistema de adjudicación de los diputados a partir de los votos obtenidos puede tener un impacto tremendo en la correlación de fuerzas en la nueva Asamblea Nacional; en 2010 el bloque chavista obtuvo 98 diputados y el bloque opositor 65 diputados a pesar de que la ventaja del primero fue muy pequeña, como fue mencionado en el párrafo anterior. Ahora, en el marco de las consideraciones formuladas luce poco probable (volviendo a nuestro tema, reflejado en la pregunta que da título a este artículo), que MS pueda capitalizar políticamente la diversidad de situaciones que puedan presentarse. Las encuestan asoman, persistentemente, una porción creciente de personas que no se reconocen en ninguno de los grandes contendores, no obstante, no se vislumbra por ahora cómo esa actitud política, podría llegar a traducirse en fuerza organizada.

Otra desventaja que enfrenta MS es que, por ahora, su actividad se concentra en la acción declarativa, en la denuncia, lo que hace sintonía básicamente con cuadros políticos, intelectuales o personas que tienen un especial interés en los procesos en desarrollo en la política. Hay un esfuerzo indudable de parte de MS por vincularse más al mundo popular, como la participación en una alianza a las elecciones sindicales de SIDOR (las cuales a última hora fueron suspendidas) y la concurrencia a las elecciones estudiantiles celebradas en la UCV en 2015, con modestos resultados. MS ha asumido la defensa de sectores campesinos y obreros, los más desasistidos, pero aún no cuenta con una línea de trabajo consistente en la base de la sociedad. Todavía es presa de la dinámica de las organizaciones que recién comienzan: el perfil testimonial, el aporte intelectual o, como lo podría decir con mordacidad un adversario: la "criticadera".

La débil inserción social de MS encaja en un problema aún mayor: en Venezuela no hay fuerzas sociales organizadas, con perfil autónomo, capacidad (y disposición) de movilización propia y plataformas programáticas definidas por sí mismas. No es que no hayan existido nunca (antes o en el presente) organizaciones con ese perfil, lo que decimos es otra cosa: no se cuenta aún con organizaciones y, sobre todo, movimientos sociales (no son la misma cosa, ojo), que intervengan, en el plano reivindicativo o sociopolítico, con una estrategia que les permita ser interlocutores con peso específico para negociar, llegar a acuerdos o entrar en conflicto, ante aliados o adversarios. Corrientes renovadoras las ha habido y las hay, pero su acción aún no llegar a ser envolvente, totalizadora. Cuando intervienen en política, ceden y se amañan. Se trata de una situación estrechamente relacionada con el marco condicionante del rentismo petrolero (un factor que en el espacio de este artículo no podemos entrar a desarrollar).

En esa misma línea de argumentación hay que decir que el denominado "poder popular" actual es una ficción; los consejos comunales reproducen en buena medida a las asovecinos del pasado, atrapados en una dinámica reivindicativa-asistencialista de escaso vuelo. Son instancias plegadas al aparato de partido y al gobierno o a caciques locales (salvo algunas experiencias prometedoras que comienzan a despuntar en algunas regiones). En el caso del sindicalismo, este se encuentra tan subordinado al mundo político como en los mejores tiempos de la democracia puntofijista. Sus voceros se expresan, no como dirigentes de un movimiento que palpita desde la base, sino como funcionarios de un aparato administrativo de masas controlado por el poder. Presagio de un proceso de cambio amenazado por el estancamiento y la ceguera, que deriva de la comunión automática con el arriba. Aquí no planteamos que las organizaciones sociales se enfrenten al gobierno y se plieguen a la derecha, sino que resulta lamentable que no puedan decir "esta boca es mía" y "rezongar", defender la versión desde abajo del proceso bolivariano. Esta sería la mejor forma de contribuir a enderezar un proceso de cambio que -en eso pensamos que MS tiene razón- se atasca, pierde aliento o se pervierte.

No es fácil para MS, en un escenario como el señalado, encontrar interlocutores en la base social organizada, capturada por aparatos hegemónicos de control y desmovilización, a la que se le dice cuándo y cómo hacer para apoyar al gobierno, pero que no intervienen para alertar, presionar para enderezar rumbos o contrariar lo que ocurre cuando el gobierno hace retórica y no combina la teoría con la práctica. En cualquier caso, no le queda otra posibilidad a MS que zambullirse en el espacio social y trabajar a favor de la transformación de las organizaciones sociales existentes o impulsar nuevas, con el cuidado de no repetir la funesta historia: tratar de apoderarse de ellas. Es la mejor manera en que podría contribuir a que las cosas mejoren. Como decíamos en un artículo anterior: debemos tener presente compañeros que no hay sumisión (solidaridad automática), que sea revolucionaria.

MS, si se recuerda a Gramsci, debe tener presente que no se llega a tener influencia en la esfera del Estado si antes no se es fuerza hegemónica (es decir, dirigente) en el seno de la sociedad. Allí, en el barrio profundo, entre los campesinos y los obreros, entre los estudiantes que anhelan vincularse con esos sectores sociales y cooperar con ellos.

Otra limitación que afecta a MS, esta vez de carácter institucional, es el hecho de que las fuerzas políticas pequeñas en Venezuela están afectadas por un sistema electoral que bloquea el surgimiento y posibilidades de expansión de nuevos protagonistas políticos. La representación proporcional de las minorías, consagrada en la Constitución Nacional, se tradujo en la práctica en una forma mixta de adjudicación que beneficia a las formaciones mayoritarias. La figura del "cociente nacional", que permitía a los electores que sufragaban por partidos pequeños, contar con representación parlamentaria, desapareció; un partido político puede obtener ciento de miles de votos a nivel nacional y sus electores vivir la desilusión de que su forma de ver el país no está representada en ninguna parte.

2.2.  Potencialidades

Examinaremos a continuación algunas ventajas con las cuales MS puede contar en la actualidad. Señalemos, en primer lugar, su autonomía. Mientras algunas formaciones políticas aliadas evaden formular observaciones críticas, contribuyendo involuntariamente a que las dificultades sigan allí, sin ser debatidas, MS las expone abiertamente. Hay un viejo refrán que dice: "los trapos sucios se lavan en casa", que define supuestamente la mejor forma de lealtad. Esto sin embargo es discutible. Otro adagio dice que "cuando dos siempre coinciden uno de ellos no está pensando". En ambos dichos está presente, como siempre, el problema del poder. La pasión del poder ciega. Quien depende sólo de la autocrítica se hace trampa, el alcance de esa herramienta es limitado, de allí que es imprescindible abrir espacio a la heterocrítica. ¿Cómo se puede ejercer influencia para atacar los problemas, introducir alternativas, abrir cauces a formas nuevas de pensar y de hacer, cuando la discusión -¡si es que llega a ser posible!- se realiza en escenarios controlados, en los que la disidencia -ese derecho a nombrar la soga en casa del ahorcado-, es reducida al silencio o menospreciada?. La voz, tan comprometida como autónoma de MS, nos enseña que la revolución bolivariana no es propiedad privada de nadie, sino patrimonio colectivo. Sólo la discusión libre y solidaria, áspera incluso cuando resulta inevitable, crea el espacio en el que los factores participantes pueden expresar sus diferencias y conjugar el "nosotros". Mientras ese espacio no exista, mientras la diversidad ineludible de opiniones sea vista desde el poder como amenaza o riesgo de "traición", expresiones como MS (o como quiera que se llamen), puede ser foro abierto para discutir otras maneras de acompañar este proceso. Sin que esto signifique claro está, que la minoría, por el simple hecho de serlo, tiene siempre la razón.

Otro rasgo interesante de MS es que mantiene el apoyo al Presidente Maduro. Aún después de la decisión de llevar candidatos propios a las elecciones parlamentarias, MS aclara, para disipar las dudas, que ratifica su apoyo al gobierno de Maduro. No es cuestión de culto ni apego simplemente emocional: es una visión política. Compromiso con una época de cambios que, aún con todos sus defectos, debería continuar abierta. La gente de MS, lo hemos visto, defendió de manera categórica la estabilidad del gobierno ante la intentona golpista de derecha que tuvo lugar a comienzos del 2015. Igualmente, acompañó de forma decidida, la posición del gobierno frente al decreto injerencista, imperialista, de la Administración Obama contra Venezuela. ¿Qué se espera entonces de MS? ¿Qué ofrezca al gobierno su respaldo y que el resto del tiempo, calle y otorgue? Los de MS no lo ven así. Es, de hecho, nos parece, una de las ventajas de la gente de Marea: ejercen su derecho a la crítica mientras se mantienen en el campo de la izquierda.

Igualmente, creemos que otro elemento a favor de MS, es que su comunicación no se reduce a la fórmula doctrinaria dura, vaciada de país, que se limita a elaborar consignas e incrustar ladrillos. Sin duda, los de MS son marxistas, socialistas. Su lema: "ni burocracia ni capital", ilustra el rechazo al autoritarismo en política, en especial al socialismo burocrático, así como al capitalismo. Pero, al mismo tiempo, se observa un esfuerzo por traducir ese bagaje teórico en diagnóstico de situaciones y problemas que afectan la vida cotidiana de la gente. (Aunque, en nuestra opinión, lo ha logrado sólo de forma parcial).

Otro punto fuerte de MS es que, aún en medio de anuncios oficiales que no se operacionalizan, de vacilaciones y promesas que no terminan de concretarse, el gobierno de Maduro ha comenzado a prestar atención a la denuncia que el equipo de Marea ha investigado y formulado sobre el problema del fraude masivo con los dólares. Hay algunos pasos positivos en ese sentido. Por ejemplo: el ministro de Salud Henry Ventura declaraba recientemente (Correo del Orinoco, 7-5-2015,p.8), que se inició una averiguación de las empresas transnacionales farmacéuticas Merck y Bayer, para revisar el uso que hicieron de las divisas otorgadas por el Estado en los últimos tres años; se sospecha -señaló- ,que estas corporaciones redujeron la producción de algunos medicamentos para destinar dólares preferenciales a la importación de medicinas más rentables, agravando las escasez de fármacos básicos para la salud de los venezolanos. El ministro se pregunta: "¿por qué a la Bayer se le entregaron en 2014 más de 200 millones de dólares y no hay anticonceptivos en este país?" Se trata de un avance importante en la actitud del gobierno, y sería necesario que MS y otros factores políticos que han trabajado en esa dirección, acompañen esas iniciativas, exijan y presionen a fin de que se lleven a término. De alguna manera, esta denuncia del ministro de salud, haya sido o no motivada directamente por el esfuerzo sostenido de MS en torno al problema del fraude con las divisas, fortalece la posición de Marea la razón en la materia.

3.  Algunas sugerencias a Marea Socialista

Para finalizar, presentamos a continuación algunas sugerencias que podrían contribuir a mejorar, desde nuestro punto de vista, las posibilidades políticas de MS. Por supuesto, se trata de señalamientos sujetos al debate de ideas.

Tal vez a MS le convendría llevar adelante una política en varios escenarios simultáneamente: la opinión pública, el campo electoral, el acompañamiento de las experiencias de la lucha social y el ámbito urbano-municipal. Al mismo tiempo, a una organización pequeña (además de contar con un diagnóstico y una propuesta nacional actualizada), podría convenirle inicialmente una cierta concentración temática y territorial de sus prioridades. En el pasado, eso fue muy útil para un partido como la Causa R en los años 70 y 80, al especializarse en la lucha sindical en Ciudad Guayana, así como en la materia vecinal, en el oeste de Caracas. No sugerimos ser como la Causa R, repetir su historia, nos limitamos a proponer una estrategia que tal vez sea pertinente. Esa podría asimismo ser una orientación a desarrollar en el caso que MS decida, por ejemplo, que es imprescindible trabajar con los estudiantes universitarios, lo que de acuerdo al criterio antes expuesto llevaría a concentrarse en las universidades autónomas (en una o dos de ellas posiblemente). En el mundo actual, una intervención específica en el trabajo social y político (con preferencias territoriales), puede propagarse con mayor facilidad.

En lo que se refiere a la lucha social, nos parece que una organización nueva de izquierda haría una contribución extraordinaria si trabaja, denodadamente, a favor de la constitución de organizaciones y movimientos sociales con un grado considerable de autonomía. Sin que ello signifique necesariamente asumir la política del autonomismo. No es fácil, porque la subordinación acrítica a los partidos, gobiernos o a los líderes, brota de una cultura política asociada a una economía rentista, en la que el providencialismo cala con fuerza, tanto en la cultura política del dirigente como en la del activista o militante, y en la mayor parte de los sectores populares, incluso entre los intelectuales. Así como los políticos de derecha tiene una clase social a la que rinden cuentas, la izquierda requiere también de movimientos sociales (de trabajadores, campesinos, estudiantes, comunidades, de género, ambientalistas, cultores, educadores, discapacitados) que le exijan a esa izquierda, consecuencia con las causas que dice defender. Un vínculo que sería aún más fructífero si la organización política reúne entre sus adherentes (y en la mayor parte de su dirección), a dirigentes sociales de verdad.

En el campo de la teoría, en el que MS se define como una corriente marxista, sería interesante una apertura a temas y autores que puedan enriquecer esa perspectiva. Un campo con el cual es necesario trabajar es el de la producción de subjetividad en las sociedades contemporáneas, afectada por la cultura de la imagen y una acentuación del individualismo, que se vincula con las mitologías del hedonismo y del consumo, en las que el otro no existe, estorba, o no hace falta. Estamos en presencia de un debilitamiento del lazo social, que no solamente afecta a los estratos de ingresos medios y altos, sino también a los sectores populares, especialmente a los adolescentes y los jóvenes, entre quienes prosperan subculturas de diversa naturaleza: unas de simple adaptación y profundización de la subordinación a los estilos de vida dominantes y otras como expresiones de contestación y resistencia. Nos toca a quienes transitamos en la izquierda, traducir a los tiempos que corren, aquel diagnóstico sobre el "malestar de la cultura" que S. Freud hiciera en el temprano siglo XX. Hay que conocer acerca de las formas en que se sufre hoy, expresado en la angustia como problema predominante, en dilemas agotadores que absorben buena parte de la energía psíquica y corporal del hombre y la mujer, factores que también contribuyen a alejarlos de la vida pública. Aunque en medio de esas dificultades, las personas y los grupos desarrollan resistencias (o huidas), a las cuales los políticos (los de la derecha y los de izquierda también), no prestan la más mínima atención.

En lo que respecta a las fuentes teóricas e intelectuales, valdría la pena, en general, abrirse al diálogo con pensadores que nos conecten con perspectivas prometedoras, algunos muy recientes y otros que ya son clásicos contemporáneos. Entre estos últimos, mencionamos a alguien que la izquierda política suele mirar como un autor menor: Paulo Freire. Además de su inmenso aporte a la teoría y la práctica de la educación popular, Freire, cercano en muchos sentidos a Gramsci (e incluso superior en algunos aspectos), puede contribuir a enriquecer el debate para construir una organización política liberadora, no solamente en cuanto tiene que ver con sus objetivos y estrategia, sino también en relación con el funcionamiento interno del partido político.

Los partidos, más allá del ideal que los anima, tienden a derivar en una máquina de triturar sueños, los militantes se convierten a menudo en un ejército de esclavos que realizan trabajo gratuito al servicio de una élite, que de esa manera cuenta con un canal propio de movilidad social ascendente. Freire puede también servir de inspiración para avanzar en la dirección de lo que algunos denominan socialismodesdeabajo. Un socialismo que sea creación colectiva, en la medida que, como él señalara, "nadie salva a nadie porque nadie se salva solo".

A la par que se trabaja con los aportes de teorías establecidas, en el mundo de hoy se robustece el pensamiento crítico, una actitud de sabueso que declara bajo sospecha las posiciones que repudian el debate; que no cede a los espejismos del neoliberalismo ni se deja encantar por el discurso, "políticamente correcto", de una democracia sometida al capital. Una actitud crítica que, más allá del mundo del trabajo, echa raíces en la cuestión urbana, en la problemática de las ciudades como espacio en el que las luchas se entrecruzan y adquieren, incluso, un perfil diferente, aglutinador. Es importante hacer esfuerzos en la convergencia de perspectivas como la ecología política, la contracultura juvenil, la desacralización de las empresas mediáticas, las posibilidades que brinda el trabajo con la microfísica del poder (la escuela, la cárcel, la medicina, el diseño y el consumo, como fuentes de dominación). Enfoques diversos que coinciden en la crítica de la reducción de la política a simple oficio o profesión, forma por excelencia de la vida pública burguesa. Todos ellos (especialmente cuando se asumen desde la dialogicidad (esa confluencia nutritiva de saberes, sensibilidades y experiencias diferentes), constituyen formas de relación con la política que podrían contribuir a renovarla. Para una corriente en desarrollo como MS, podrían representar otra forma de intervenir en la polis y sacar al socialismo de las viejas vitrinas.

Por último nos referimos a la ética. En Venezuela vivimos en una situación de hipercorrupción. El gobierno de Maduro ha dado pasos positivos en esa dirección, incluso ha hecho más en ese sentido que Chávez. Sin embargo, la estructura que la sostiene (la cultura política adeca), sigue intacta. El discurso de honestos contra corruptos se hizo parte del problema; en cierto sentido, apesta. Se roba arriba, en el medio, y abajo también. ¿Podemos confiar los venezolanos en que una nueva organización, por el solo hecho de serlo y prometerlo, cambiará las cosas? No deberíamos darle un voto de confianza a ciegas a nadie. Si MS quiere despertar confianza que lo demuestre desde ahora con sus gestos. Si alguien de MS llega a ser alcalde, ¿va a incurrir en lo que hacen (casi) todos, crear sus propios empresarios para financiar al partido y la revolución? ¿Va a sostener, como lo hacen (casi) todos los demás, que el fin justicia los medios? El país espera que lo sorprendan, en el buen sentido de la palabra.



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César Henríquez Fernández


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