"El arado y el mar"

¿Por qué el pueblo se despolitiza? ¿Dónde y por qué la Revolución perdió el contacto con la masa?

Brisa fresca corre en la Revolución siempre que una chispita de autocrítica se asoma en nuestra altísima dirigencia; cuando es así, el árbol de las cuatro raíces florece, la esperanza ilumina, y el desencanto, el pesimismo, se disuelve.

El Presidente Maduro, en su programa, alertó:

“Hay un proceso preocupante de despolitización de importantes sectores del pueblo venezolano, que es comenzar a desligarse, no atender, estar desinformado, salirse de la batalla política por Venezuela”. 

Es una importante autocrítica, valiente, trascendente; abandonamos los vapores del opio del triunfalismo, la ceguera de la adulación, y parece que comenzamos el camino de la rectificación, de la reconstrucción del rumbo al Socialismo, de regreso del extravío. Más adelante, agrega el Presidente:

“Esta reflexión yo la hago para abrir un debate (…) Ubiquemos el fenómeno, vayamos al encuentro de este fenómeno porque la desideologización va en contra del propio pueblo”.

Mejor todavía, se reconoce una falla, un problema y además se abren las puertas a la discusión. Eso significa -debe significar- que ninguna opinión será descalificada, que no coincidir enriquecerá el debate, que la unanimidad será sospechosa y todo esto ayudará a los dirigentes a tomar las decisiones. Es promisorio encontrar el camino de la lucha de los argumentos, en ella no pierde la Revolución, al contrario, se nutre, se vigoriza.

Nosotros pensamos que la despolitización, la desideologización que hoy nos preocupa debe ser atacada en sus raíces, en sus orígenes. Debemos ir hacia atrás, al sitio donde se erró el camino, entendiendo que esta situación de hoy es consecuencia de errores cometidos en el pasado. El examen, si se quiere la auditoria política, debe comenzar con el gobierno, con la autocrítica de los que diseñan el camino y se lo proponen a la masa. La pregunta clave es ¿dónde y por qué la Revolución perdió el contacto con la masa?

El primer punto tiene que ver con el tratamiento dado a la muerte de Chávez, se redujo al duelo como si sólo se tratara de la muerte de un ser querido, cuando fue el asesinato del líder máximo de la Revolución. La muerte del Comandante fue una acción militar del enemigo oligarca, el Comandante cayó en combate. No lo supimos proteger y después de muerto no supimos elevar la lucha hasta los niveles que el hecho ameritaba, dilucidamos la contienda en el terreno de la democracia burguesa, firmamos así un armisticio. Dejamos a aquella masa que tomó las calles con sus lágrimas y su ira sin dirección, la llamamos a sus casas a esperar las elecciones burguesas, cuando hemos debido profundizar la Revolución, que era la única manera de honrar al jefe caído.

El segundo punto de despolitización, de desideologización sucedió dentro del alto gobierno, que se paralizó y buscó un pacto con la alta burguesía; en Miraflores apareció mendoza y el fantasma de cisneros, que sólo entra en la política para dejar el huevo de la serpiente, la ponzoña, y se retira a ver el daño para la Revolución y el florecer de sus negocios. De esta manera, se minaba la ideología revolucionaria en su base; recordemos que la ideología -y esto es muy importante- está íntimamente ligada a la economía: no se puede esperar una ideología revolucionaria en un país que estimula, prestigia, al capitalismo, a su egoísmo. La conciencia revolucionaria debe estar apoyada por una economía de propiedad social, por el derrumbe de las formas egoístas de propiedad.

El tercer punto fue el clientelismo socialdemócrata que invadió al gobierno, ese pragmatismo de dar a la masa cosas materiales a cambio de apoyo sólo consiguió elevar el egoísmo, el espíritu mercenario, y cuando llegan las vacas flacas -que siempre llegan- la masa así acostumbrada se despolitiza, se retira a la búsqueda individual, pierde el sentido del deber social, del sacrificio por la sociedad, de pertenencia al todo.

El cuarto y más polémico punto fue organizar al pueblo en Comunas y Consejos Comunales que funcionan como unidades aisladas de lo nacional, en una especie de egoísmo colectivo, sin formar un tejido; de esta manera organizamos al egoísmo, no creamos la bases de la conciencia del deber social.

A partir de allí, la sociedad dio un giro tremendo hacia el capitalismo, los otrora revolucionarios se hicieron incómodos, cuestionadores, fueron desplazados con variadas excusas, los afiches rasgados, la imagen del Comandante se vació de mensajes, los aparatos políticos disueltos con la disculpa de que no eran productivos. Se perdió el rumbo, ahora no íbamos hacia el Socialismo sino hacia la democracia burguesa, ahora los capitalistas eran aliados para elevar las fuerzas productivas, nos quedamos en una guerra sin enemigos, una guerra poco creíble.

Entonces la masa, el pueblo humilde, empezó a responder de manera directa a lo que le transmitía la dirección revolucionaria: “dakazos”, “raspacupos”, automóviles, casas, el logro sin esfuerzo, un “mangazo”, un “camionetazo” fueron los paradigmas. Se decretó el sálvese el que pueda, la rapiña del dólar, del bachaqueo, de lo material

Ojalá el propósito de discutir sea continuado por la enmienda, ojalá todo no quede en palabras hueras con las cuales llenar los requerimientos electorales.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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