Intelectuales, académicos y universitarios de Izquierda VS. el Presidente Nicolás Maduro Moros, Obrero y autodidacto

Los títulos universitarios también han sido asimilados a mercancías.

Si algo ha caracterizado al izquierdista venezolano, con escasas excepciones-ignoro si eso es común para otras sociedades, aunque la pauta en ese aspecto la marcan los argentinos-son sus notorias demostraciones de formación literaria marxista, sin ser científicos, ni analistas, ni críticos, sino, más bien, criticófilos.

Tales criticófilos, hay que admitirlo, en su mayoría han logrado almacenar cúmulos de refritos marxistas, las más de las veces sacados con pinzas de otros escritores y lectores del marxismo (poco originales y no menos críticos que aquellos) y vaciados en apuntes personales que les han permitido arrojar sus propias flechas, al punto de que muchos de ellos han tenido el tupé-no siendo de la derecha ni tarifados de ésta-de cuestionar a los autores del Marxismo, o sea, saber más que Marx, más que Engels, más que Lenin, sobre socialismo, sobre comunismo, sobre relaciones sociales, s. estructuras y estructuralismos, s. infra y supraestruras, s. el Estado e ideologías, s. Filosofía y con hincapié s. Política y Sociología.

Muchos de ellos son los mismos que se pasaron años malquistando el régimen soviético, al punto de sumarse a las críticas de sus enemigos natos como fueron los imperios occidentales burgueses y el norteamericano hasta que vieron quebrado el Estado Soviético con el derrumbe del Muro Berlinés.

Hoy, esos intelectuales fuera de nómina burocrática, han resultado tan majaderos en esas misma materias que, vestidos con franelas estampadas con los avizores ojos de Hugo Chávez, no han podido digerir-sólo lo mastican-la suprema elección de “jaque mate” que este le dio a la burguesía nacional y del mundo con la elección más perfecta, más acorde con los preceptos socialistas, con el proyecto científico socialista. Nos referimos a la certera elección, como sucesor inequívoco, del bien aprovechado, autodidacto y trabajador u obrero, Nicolás Maduro Moros.

Esa elección, suficientemente pensada y sopesada, de un obrero, es decir, de un no intelectual, de un no universitario de toga y birrete, de un no académico, es lo más indicado dentro de un proyecto socialista, habida cuenta de que la lucha es acabar con el modo burgués y sus variopintas manifestaciones sociales, educativas, deportivas, económicas.

Acabar con un modo burgués que precisamente se ha encargado de prostituir a cuanto proletario haya salido buen estudiante o palmariamente inteligente; a esos a quienes permisaron para ir a la Universidad donde sólo habían ido los connotados “niñitos de papá”, aunque estos resultaran tremendos tarados buenos para exhibir sus vistosos y barrocos títulos aunque en su praxis fueran tremendos piratas porque buena parte de esos títulos fueron asimilados a mercancías y como tales todo ha sido cuestión de satisfacer sus precios.

Nos atrevemos a afirmar que el Presidente Maduro halla más enemigos en las filas de la izquierda intelectualoide, academizoide y universitoide, que en la derecha porque esta, en su mayoría, se halla satisfecha y hasta contenta con esa sabia y acertada elección del “obrero” Nicolás, habida cuenta de que en ello le irían garantizadas-eso se imagina el escuálido de poco vuelo-sus propias ínfulas para seguir considerándose personas superiores a los demás, e ignorando, como los hacen aquellos seudoizquierdistas, que no son los intelectuales, ni los académicos, ni los universitarios, los más idóneos para llevar a cabo una revolución anticapitalista porque estos suelen ser mercadeables como hasta ahora lo han demostrado dentro y fuera de los talleres burocráticos.


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Manuel C. Martínez


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