No tiene sentido discutir si los “bachaqueros” son plaga o no, en lo que no cabe duda es que son hijos de este gobierno, de su deslizamiento hacia la derecha, de su maridaje con el capitalismo que lesionó gravemente el espíritu solidario, la conciencia social que estaba fraguando con Chávez. El fenómeno del “bachaqueo” es la muestra irrebatible de que la masa se le salió de control al gobierno, sean mafias, sean cuentapropistas, vivos, peste, lo que sean, es un fenómeno de masas desorbitadas.
Entonces, la solución debe partir de una autocrítica, preguntarnos ¿qué estamos haciendo mal?, ¿por qué de nuestras entrañas, de las entrañas de los humildes, prosperó este fenómeno? Intentar resolver el problema en su manifestación final, en las colas, poniendo más cajeros, pidiendo cédula o reprimiendo es inútil, el problema se manifestará de otra manera. Hay que ir al fondo, a las causas, y para ir al fondo es necesario revisar la teoría que guió las acciones del gobierno.
Si buscamos el origen más profundo de los males que hoy aquejan a la Revolución, del “bachaqueo”, nos encontraremos con el proyecto de avanzar en la Revolución en alianza con la burguesía, de construir Socialismo con el arma más mellada del capitalismo, el egoísmo, la salida individual (se comprobó una vez más, es la vía más segura para restaurar el capitalismo); intentar ganar adeptos con prebendas, estímulos materiales, abandonando los estímulos morales, la creación de conciencia, o como dijo Fidel: pretender crear conciencia a partir de la riqueza y no riqueza a partir de la conciencia.
En ese camino se despojó a la masa humilde de las razones sagradas, de la pasión que nos guió en Abril y en el sabotaje petrolero, se disolvieron las razones para mantenernos unidos, para dar respuesta social a los problemas sociales, y no intentar respuestas individuales, el sálvese quien pueda, el hombre lobo del hombre, el “bachaqueo”.
La socialdemocracia del pacto de punto fijo aplicó el proyecto basado en el egoísmo, conseguía votos con prebendas. Con carlos andrés el esquema llegó al máximo, con la bonanza petrolera derrochamos riqueza, nos sentimos dueños del mundo; el "ta barato, dame dos" sostuvo al gobierno, pero sólo por un tiempo. Después vinieron las vacas flacas, el caracazo, la masa salió a la calle como una peste, como una “plaga” rompió las reglas de la democracia burguesa, la lógica capitalista del lucro se salió de madre. Fue necesario un genocidio para controlarla.
Y vino Chávez, un milagro; cuando tocaba un pinochet, vino Chávez y planteó una solución espiritual, humanista a la crisis. Recompuso la autoestima de la población, la unió en un solo empeño, rescató a Cristo y su “amaos los unos a los otros”, a Bolívar, a la historia nuestra; volvió Fabricio, Jorge fue un héroe y no un execrado, los guerrilleros del sesenta recuperaron su epopeya, dejaron de ser unos "loquitos que se fueron al monte para que los picaran los mosquitos". Fuimos de nuevo sociedad que tenía algo que decir al mundo, y el mundo se estremeció al oír que aún había esperanzas, al saber de un hombre y un pueblo que buscaban zafarse del capitalismo.
Y Chávez se fue y, como suele suceder, la tradición se impuso. Lo fácil, lo inmediato ganó a la hermosa tarea de fundar un nuevo mundo, de continuar la obra del líder… y volvimos al capitalismo. Al principio resplandeció el camino daka, fue una fiesta, las encuestas engordaron. Aquello se convirtió en un pacto con el diablo, Florentino salía derrotado, la mentira sustituyó al argumento, la estrategia no era necesaria, importaba sólo lo inmediato, llovieron los aduladores, el poder intoxica.
Hoy pagamos aquella fiesta, la inconsecuencia con el pensamiento de Chávez, con su sentimiento. Es necesario, aún hay tiempo, regresar al sitio donde se erró el camino. No podemos repetir la historia de la socialdemocracia.
Hay señales de reflexión en altos voceros, de desandar el camino que nos lleva al fascismo, ahora se habla de aplicar la ley, bueno, muy bueno, ya se intenta parar la ola del linchamiento a los “bachacos”, de culpabilizarlos. Se apoya la tesis del Defensor del Pueblo: resolver el problema dentro de la ley. Ojalá la reflexión continúe, la autocrítica se haga presente, la revisión de las ideas que nos guían se haga más allá de lo convencional. Ojalá sea derrotada la socialdemocracia, y el verdadero “bachaquero” enemigo del pueblo, el capitalismo, sea superado.