No es en la economía donde se decide la batalla revolucionaria, tampoco en las armas: es el alma el territorio decisivo de la contienda, todo debe estar supeditado al cambio de ella. Desatenderla ha significado la derrota de las revoluciones, que lo han cambiado todo para que el alma permanezca igual.
El entramado capitalista produce, protege, perpetúa el alma egoísta y así garantiza la permanencia de ese sistema, es muy eficaz. Veamos.
Adam Smith, según la bibliografía, resumió la esencia del capitalismo en un pensamiento:
…Gracias a la apelación al egoísmo de los particulares se logra el bienestar general. Al respecto, Adam Smith afirmaba que "el hombre necesita casi constantemente la ayuda de sus semejantes, y es inútil pensar que lo atenderían solamente por benevolencia (...) No es la benevolencia del carnicero o del panadero la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses".
El aforismo sirve de guía a la economía capitalista, pero también a la vida social, allí este comportamiento es la garantía de permanencia del sistema. En otras palabras, el sistema se mantiene por el egoísmo de los individuos que lo forman. Es la mayor garantía de defensa que tiene el capitalismo en contra del socialismo; mientras el egoísmo habite en la dirigencia y en la masa revolucionaria, la Revolución será una quimera.
El egoísmo, la salida individual, no permite la visión social; en una sociedad así no hay sentido de sociedad, sólo convivencia de enemigos, armisticio humano que controla la guerra de todos contra todos. En estas condiciones, las decisiones que atañen a lo social se toman desde el interés individual, y la suma de estas decisiones egoístas favorece necesariamente a las clases dominantes que han colonizado a los individuos. De esta manera, la relación de la especie con la naturaleza está mediada por un segmento de la sociedad, los dominantes; la especie, la sociedad humana está aislada de la naturaleza y extrañada de sí misma.
La Revolución, el Socialismo tiene como meta principal devolver a la especie su condición de sociedad, restablecer las relaciones amorosas entre los individuos y de estos con la naturaleza. Sustituir el egoísmo propio del capitalismo por la conciencia de pertenencia a la sociedad, la relación amorosa.
Esta es la mayor tarea que la humanidad se haya planteado en toda su existencia: cambiarse a sí misma de manera radical, dejar de ser para renacer de sus propias cenizas; superar, como dijo un clásico, la prehistoria de la humanidad y entrar en la verdadera historia. Esta tarea precisa la participación de una vanguardia que marque el camino de la masa, que con su ejemplo señale la nueva relación, que la refleje, que dé el ejemplo sobre la sociedad toda. La vanguardia es una especie de laboratorio donde comienza el proceso de la derrota del egoísmo. Cuando la sustitución falla, cuando la vanguardia recae en la relación egoísta, la masa se extravía y la Revolución, ineludiblemente, perece.
Se entiende que en el seno de la vanguardia y de la masa revolucionaria tiene efecto una feroz lucha interna, y el centro de ella es la sustitución de la psiquis capitalista. Todas las acciones revolucionarias deben ir signadas por esta batalla decisiva. Es así que la vanguardia debe estar impregnada de una nueva religiosidad, debe ser el rescate de la fraternidad de los Cristianos Primitivos, de los Barbudos de la Sierra, de los héroes de la resistencia al asedio de Stalingrado, de los patriotas que acompañaron al Libertador al confín del continente; y de los héroes de Diciembre, que en la tarima frente a PDVSA la defendieron en el sabotaje petrolero, y que después estudiaron en la llamada Universidad de la Tarima… Lucharemos por el Socialismo y venceremos con el pensamiento y el ejemplo de Chávez.