Es inobjetable que la Revolución cruza una turbulencia, abundan los escritos de frustrados; cunde la desesperanza, el desaliento, la realidad nos golpeó la cara, ya las palabras no cubren la crisis. La falta de discusión, los errores tantas veces anunciados se concretaron, la carencia de crítica, el desprecio por el pensamiento nos extravió y golpeó fuertemente al proceso. Es una hora difícil, es urgente una reflexión, estudiar qué nos pasó, sólo entendiendo el pasado podemos corregir el rumbo.
La Revolución ocurre en medio de una feroz lucha de ideológica, no podía ser de otra manera, esa es su naturaleza; es un proceso que hierve por dentro, cada acción, cada decisión es territorio para un enfrentamiento entre las corrientes que la pueblan, cada una queriendo hacer de la táctica alimento para su estrategia, y en esa lucha, en ese enfrentamiento con la contrarrevolución se produce el avance de la teoría y práctica revolucionarias.
¿Cuáles son las corrientes que se enfrentan dentro de la Revolución de Chavista?
Son dos corrientes principales: la contrarrevolución, en sus variantes socialdemócrata y anarcoide, enfrentada a la Socialista. Desechamos la ultraderecha que fue minimizada en el golpe de Abril y con la derrota del sabotaje petrolero.
La socialdemocracia siempre estuvo presente en el proceso, saboteaba las iniciativas revolucionarias, perseguía el pensamiento socialista, tomaba posiciones, acechaba, disimulaba esperando la oportunidad del zarpazo artero.
La corriente anarcoide, al no entender el mecanismo espiritual de dominación, al abandonar la formación, la educación de la masa, al no liberarla de la ética del dominador que la habita, saboteaba la organización de los humildes, la formación de conciencia revolucionaria, la dejaba en manos del egoísmo, de la fragmentación. Avergonzaban a Bakunin, a Kropotkin.
En medio de estas tensiones se avanzó en el rumbo socialista. El caudillo necesario, vanguardia cuando no la hubo, teórico certero cuando ésta devino dogma castrante, el Comandante Chávez adelantó la teoría y práctica del cambio, fue el ariete de la lucha por el Socialismo, no sólo en lo nacional sino mundial. Después de su asesinato, sin dudas, un requerimiento político del capitalismo mundial, el Socialismo a nivel planetario sufrió una gran derrota, los movimientos de resistencia tuvieron que replegarse.
Con el asesinato de Chávez tomó la dirección de la Revolución la socialdemocracia y desplegó su plan, una especie de perestroika tropical comenzó a desarrollarse, Kerensky volvía desde las tinieblas a las que lo condenó Lenin. Una nueve gris cubría a la Revolución y la resistencia a la traición fue débil, los anarquistas no podían, los socialdemócratas la apoyaban, los oportunistas se plegaron, los egoístas cuidaron su vida. Y así comenzó el camino al acantilado, la socialdemocracia despilfarró lo que Chávez había construido, y en poquísimo tiempo se hizo evidente el fracaso que ya muchos habían anunciado: no se puede construir el Socialismo con las armas melladas del capitalismo.
El compromiso de los Revolucionarios, de los socialistas, no es un adiós al Chavismo, eso es cobardía política, abandonar a la masa. El deber de los revolucionarios es hacer la Revolución, siempre es posible. Significa, en el momento difícil que vivimos, ¡dirigir!, dar indicaciones, preparar a la masa para el momento del desenlace. Siempre con la guía del pensamiento de Chávez plasmado en el Plan de la Patria, en la explicación que da en la presentación al CNE, allí está el libro, "El Chavismo, según Chávez", con prólogo de James Petras (elaradoyelmar.blogspot.com). El chavismo está más vivo que nunca, tiene doctrina, tiene ideas.
¿Quién dirigirá a la masa chavista en esta crisis?
La primera opción la tienen los hijos de Chávez, las ideas, el mandato está allí, se ahorrarían muchas penas al pueblo si ellos respondieran al reto de la historia, contarían con el apoyo de las mayorías. Pero si no lo hacen, las ideas se abrirán camino, siempre habrá ángeles en el cielo de la Patria.