¿Después de Cuba, después de Chávez, qué? ¿Quiénes?

La Revolución Cubana, reservorio de la dignidad del Continente, triunfó en aquel territorio, se expandió espiritualmente por todo el mundo, pero no pudo germinar físicamente en ningún otro paraje.

La generación histórica de la Revolución Cubana se va extinguiendo, desvaneciendo en los vientos implacables de los tiempos, y parece que con ella, con esos hombres, se extingue la pasión que cubrió al Continente desde Santucho hasta Roque, Farabundo, Fabricio. No pudo la América parir, cuajar otra hazaña. ¿Será que éstas sólo se dan una vez cada cien años?, ¿tendremos que esperar un siglo para ver otro Fidel, otro Moncada, otra Sierra?

Chávez revivió el sentimiento bolivariano, martiano, que nos dio ser, razón, naturaleza, comprensión del nosotros. Sobre Bolívar y Martí se yergue Fidel; sobre los hombros de Fidel, Chávez lanza de nuevo las proclamas del Libertador en Junín, de la mano del Che se enfrenta a los gringos depredadores del planeta. Después de cincuenta años, Chávez le dice al mundo que la gesta de 1810 aún no ha concluido pero no está olvidada, que vive en el corazón, en los altares de los humildes.

El planeta atraviesa una de sus épocas más aciagas, la esperanza se transformó en sarcasmo, ya los gobernantes no tienen más metas que las dictadas por la contabilidad de los poderosos; ya no hay poetas, hay mercachifles, los sueños se esfuman en las cadenas del pragmatismo, el día a día no deja ver el horizonte, el futuro no va más lejos que los vaivenes de la bolsa, que los precios del petróleo, que la venta de mercancías que atiborran a los “desarrollados”. El mundo pobre se precipita sobre los acomodados presagiando el futuro de caos que se aproxima cuando la naturaleza cobre las infamias de la especie. Los congresos intentan resolver la crisis con paliativos, se reparten cuotas, levantan muros, y la crisis queda al garete, el causante sigue orondo, la solución se aleja y la amenaza se concreta.

La crisis planetaria que presagia el fin nos encuentra sin una vitrina, sin un santuario que le dé concreción a la esperanza, que señale claramente la posibilidad de un mundo no de progreso, sino de armonía. El planeta quedó en manos de las veleidades de la onu, ese raro organismo cultivo de la hipocresía, de la insensatez de un mundo que va al patíbulo vestido de fiesta.

Este no puede ser el final de la historia de la Humanidad; Cuba, Chávez no pueden ser los últimos intentos de tomar el cielo por asalto. No podemos ser una especie que se consumió a sí misma, en alguna parte debe surgir el relevo que señale el camino.

Aquí en Venezuela la turbulencia social aún no se estabiliza a favor del capitalismo, la crisis no se resuelve, en los próximos días vendrá el desenlace que, necesariamente, será extraelecciones, éstas se han convertido como nunca en una payasada que nada resuelven, sólo posponen. Aquí hay tiempo y condiciones para que el rumbo al Socialismo que nos dejó Chávez sea retomado, hay esperanzas de que en medio de la crisis surja una voz que restablezca la pasión por volver a Chávez.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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