Nos acaban de dar una soberana paliza en las pasadas elecciones del 6 de diciembre, pretender esconder con eufemismos esta realidad es pura paja, nos derrotaron con más de dos millones de votos de diferencia, perdimos la batalla por conquistar la hegemonía política en la conciencia del pueblo venezolano pero principalmente en los trabajadores, en las mujeres y en la juventud. Se impuso el lema gringo utilizado para hacer sucumbir gobiernos en esta década: ”El Cambio”.
No es poca cosa que la principal potencia militar e imperial del mundo, USA, nos declare una amenaza inusual para su pueblo y sus intereses en la región, los gringos decidieron derrotarnos y pusieron en marcha su brutal maquinaria de guerra mediática y sicológica nacional e internacionalmente, arreciarán su estrategia de estrangulamiento económico y financiero y con sus lacayos locales la guerra económica, con el mismo libreto que les sirvió para derrocar a Salvador Allende.
No soy de los que asume esta derrota como una tragedia, ni de los que cree lo que ha dicho Henry Ramos que el chavismo entró en una cuenta regresiva, más de 6 millones de votos no es poca cosa, todo lo contrario esta derrota plantea una extraordinaria oportunidad para producir un sacudón en la estructura burocrática del gobierno, para nombrar un nuevo gabinete económico que presente un plan de emergencia para aumentar nuestras capacidades productivas, derrotar la inflación, la especulación y el acaparamiento, para que se revelen las bases contra las imposiciones y las prácticas corruptas y sectarias de muchos pseudo lideres enquistados en la estructura burocrática y clientelar del Psuv y del gobierno, para concretar la alianza cívico-militar, para que el gobierno deje de ser solo la expresión del Psuv y pase a ser la expresión del Gran Polo Patriótico Simón Bolívar, para definir una teoría sobre el proceso de transición y avanzar aceleradamente en la construcción del Socialismo Ético, Critico, Productivo y Bolivariano.
La oposición está en un serio dilema, sus verdaderos amos Fedecámaras y Consecomercio ya empezaron a plantear sus exigencias: derogar la Ley de Precios Justos, La Ley del Trabajo, La de Tierras urbanas y rurales, la de Inquilinatos, otros ya piden la privatización de las empresas eléctricas y del agua, muchos de los que votaron por ellos empiezan a poner caras de tragedia, en especial los que están en PDVSA con los 20 mil que exigen regresar, los que siguen haciendo colas, porque el verdadero Cambio solo busca desmontar el Estado de justicia y de derecho que hemos construidos para cerrar esa terrible brecha social en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.
Nos corresponde a los revolucionarios la inmediata tarea de moralizar nuestras fuerzas, evitar la desbandada, reagruparlas, unificarlas, dotarlas de las herramientas teóricas y prácticas que las pongan a tono en esta etapa inicial de resistencia y de contención para enfrentar las pretensiones de esta derecha que representa los interés de Fedecámaras y que pretende imponernos el camino del capitalismo neoliberal salvaje.
Si Henry y Borges obedecen a sus amos, encontrarán un chavismo no solo unificado, sino decidido a resistir y pelear con el hacha de la guerra en alto listo para saltar de las barricadas en una ofensiva total para defender las conquistas sociales que nos legó Hugo Chávez, para defender irreductiblemente su Mausoleo, son ellos los que están en cuenta regresiva, cada minuto que nos den es un minuto que va en contra de ellos, el Cambio llegó pero no para resolver las colas, sino para complacer a FEDECAMARAS.