La nueva situación política que surge de la derrota del 6 de diciembre impone un riguroso estudio; las evasivas no ayudan, tampoco las improvisaciones. Sólo reconociendo la realidad podremos diseñar la ruta para avanzar. Veamos.
Fue una falla muy grande que la Revolución se quedara más de lo conveniente en el terreno de la burguesía, es decir, pretender avanzar dentro de las organizaciones burguesas, sus elecciones, sus instituciones. Ya el Comandante había avizorado este cepo y romperlo es la esencia de lo que él llamó el Golpe de Timón. Se trataba de destrabar el crecimiento revolucionario del corsé reaccionario.
Las elecciones burguesas, lo que se elige y cómo se elige, no son inocentes, condicionan la calidad de la conducta de los participantes, los obliga a actuar dentro de los valores burgueses, en la lógica del capital, y es así que se transforman no en un método para auscultar la voluntad popular, sino un torneo de mercenarización de las masas, de reparto de bienes materiales, ofertas y dádivas corruptoras.
Y como decían las abuelas: tanto fue el cántaro a la fuente que al fin se rompió. Tantas elecciones burguesas terminaron por dar el triunfo al más burgués, y derrotar a la posibilidad revolucionaria, que ya venía aplastada por la conducta del gobierno. Ahora estamos en una nueva situación que es altamente revolucionaria, las posibilidades revolucionarias se elevaron en medio de la crisis.
Hoy existen, más allá de la voluntad de los participantes, dos polos de poder, hay un paralelismo del poder. Por un lado, la asamblea, ahora ya abiertamente en manos de sus dueños naturales, los burgueses, ya los capitalistas preparan el patíbulo para los avances revolucionarios; las leyes y las estructuras, dicen, serán demolidas.
En esta situación, la Revolución da vueltas en un mismo sitio, se canibaliza, propone, acusa, persigue, inventa, improvisa, demostrando su extravío, dando muestras de su debilidad principal que es no saber, en realidad, qué hacer.
Se trata, en los próximos días, en las próximas horas, de una batalla de los dos poderes, ese es el escenario que se debe estudiar. No se trata, por ahora, de un choque violento, aunque puede tener algunas manifestaciones violentas, se trata principalmente de una toma de fuerzas que tensen la legalidad. Si la Revolución se limita sólo a cuidar, a permanecer en la legalidad burguesa, inevitablemente estará derrotada; lo correcto es, sin violentar esa legalidad, dentro de la Constitución, dar nacimiento, en la práctica, a la legalidad Revolucionaria.
¿Cómo Hacer?
Lo primero es dar un salto en el Poder Popular, que ya, en esta configuración, está agotado. Ahora es necesario darle un nuevo carácter: más poder, más popular, más eficaz. Si argumentos faltan, véase la realidad, allí está la asamblea burguesa que les pasó por encima a las Comunas y a los Consejos Comunales; es decir, por más vueltas que se le dé, por más justificaciones, es necesario reconocer que el Poder Popular no funcionó, no pudo defenderse a sí mismo. No podemos seguir como un borrachito repitiendo lo mismo, o con el absurdo de ahora cantar fraude nosotros.
El gobierno debería convocar ya un legislativo, un Congreso Popular Socialista, que surja desde los Consejos Comunales y las Comunas, relacionadas en una tarea nacional, constituidas en tejido social, no en unidades egoístas aisladas, preocupadas sólo de su entorno. Ese Congreso, más allá de la legalidad (que debe ser estudiada por los competentes), será un muro de contención al otro polo legislativo, y tendrá la fuerza de la masa, ahora sí movilizada de verdad, concientizada a fondo, politizada.
Se podrían elegir delegados regionales de todas estas unidades, y el Congreso con delegados de los organismos regionales, a esto se le pueden sumar delegados de los organismos sindicales, de mujeres, campesinos, estudiantes. Este Congreso será el germen de un verdadero legislativo del Poder Popular, ahora sí organizado, como tiene que ser, superando la muchedumbre que ha demostrado mil veces que es fácilmente colonizada por el sistema imperante.
De esta manera el polo revolucionario comenzará a fortalecerse, se zafará del cepo burgués y también del cepo pequeñoburgués fantasioso, se la abrirá todo un horizonte de triunfo, tendrá instrumentos para pelear.