"El arado y el mar"

Ministro Faría Tortosa asúmase capitalista y deje a Lenin en paz

La historia está llena de revolucionarios que se han pasado al campo del capitalismo, la pseudoteoría es frondosa tratando de explicar este salto; teodoro escribió un libro intentando justificar el brinco, desde los encendidos discursos de la UCV hasta el escritorio de ministro de Caldera. Otros, con menos elegancia y más estulticia, saltan y no pueden ir más allá de la burla a sus viejas querencias, también están los que apelan al argumento de la violencia.

El carnaval nos trajo una joya de estas falsas teorías que se escriben en medio del insomnio producido por la convivencia del otrora revolucionario y el nuevo capitalista en un mismo cuerpo compartiendo cama. La madrugada es muy fértil para producir excusas que permitan atrapar algunas horas del ansiado sueño. Veamos.

Jesús Faría Tortosa, flamante ministro de la restauración del capitalismo, intenta convencernos de que no abandonaron el campo revolucionario, que aún son Socialistas, que siguen un camino en la mejor tradición leninista. Esgrime una vieja pseudoteoría usada desde los tiempos de la Revolución de Octubre. Cabe aquí recordar el trabajo de Gramsci analizando la Revolución Soviética, leamos algunos párrafos:

La Revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos. (Por eso, en el fondo, importa poco saber más de lo que sabemos ahora.) Es la Revolución contra El Capital, de Carlos Marx. El Capital, de Marx, era en Rusia el libro de los burgueses más que el de los proletarios. Era la demostración crítica de la fatal necesidad de que en Rusia se formara una burguesía, empezara una Era capitalista, se instaurase una civilización de tipo occidental, antes de que el proletariado pudiera pensar siquiera en su ofensiva, en sus reivindicaciones de clase, en su revolución.

Los reformistas habían hecho del Capital de Marx un libro contrarrevolucionario, su tesis era dogmática: había que desarrollar primero unas poderosas fuerzas productivas para luego pensar en Revolución. Oigamos ahora al Che cuando en la selva boliviana escribía definiendo así al 26 de Julio:

“26 de Julio, rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios”

Se refería el Che al mismo argumento del desarrollo previo y necesario de las fuerzas productivas que ha servido de excusa a mucha gente para posponer la Revolución, y el Che decía además que el 26 derrumbó el dogma del fatalismo geográfico: “a noventa millas del imperio” no se podía hacer Revolución.

Según esta falsa teoría, del desarrollo previo de las fuerzas productivas, el 4 de Febrero fue un error; el asalto al poder sin desarrollo de las fuerzas productivas sería calificado, como en efecto lo fue, “una aventura”, aún resuenan las condenas en el congreso. Si el Che viviera y tuviera que definir al 4 de Febrero diría, sin dudas: “Rebelión contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios”.

El ministro Faría desempolva la misma falsa teoría. Después de traer por los cabellos a Lenin y pegarlo con chicle en la política del gobierno, resume así su postura:

a) La transición al socialismo abre un espacio importante para la convivencia con el sector privado en el contexto de principios y leyes inspiradas en el socialismo;

b) las políticas económicas y la gestión de un Gobierno Revolucionario, en general, deben basarse en realidades;

c) el socialismo solo puede construirse con un alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, lo que impone aprovechar todos los recursos disponibles;

d) las teorías no son dogmas, tienen que ser viables a la luz de las realidades y,

e) el avance de la estrategia revolucionaria exige superar coyunturas históricas, garantizando mayorías políticas que descansen en la conciencia socialista, pero también en la satisfacción de las necesidades materiales y espirituales de la población.

Jesús Germán habla del sector privado y mete en un mismo saco a la alta burguesía nacional e internacional, a la que invierte en la Faja, a la que participa en los motores, a la de fedecámaras, a la que piensan meter en las zonas capitalistas especiales, y también mete en saco al individuo que participa en la agricultura urbana o tiene un taxi. Evidente que es una lubricación para justificar la ida al capitalismo.

En el punto “c” deja clara su posición: es necesario elevar las fuerzas productivas y para eso hay que aprovechar los recursos disponibles, que es el otro nombre de los capitalistas, hay que darles dólares para que ellos eleven las fuerzas productivas.

El esquema es el mismo desde que cisneros y mendoza pisaron Miraflores, el resultado será el mismo: “ni el chivo, ni el mecate”; ni dólares, ni fuerzas productivas.

Ministro Faría, asúmase capitalista, duerma tranquilo y deje quieto a Lenin.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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