Unas declaraciones del Presidente Maduro nos sorprenden. Leamos la noticia:
“Más temprano que tarde volveremos a demoler el poder adeco-burgués“, aseguró este sábado el presidente Nicolás Maduro, durante su alocución en el congrego de la patria: capítulo educación
La noticia, a primera vista es halagadora, ¿cuál revolucionario puede estar en desacuerdo con demoler el poder burgués? Pero si vamos más al fondo y relacionamos las palabras con la realidad o con las declaraciones de altos voceros del gobierno aflora la embriaguez de la demagogia. Veamos.
Horas después de esta, el vicepresidente para el Área Económica declara, leamos la noticia:
El vicepresidente para el Área Económica Productiva, Miguel Perez Abad, hizo un llamado a los empresarios la noche de este domingo, desde la reunión con los exportadores de la región zuliana, a “romper el cochino”, ya que “todos tenemos una cuenta en dólares”.
Ante esa declaración sólo se pueden pensar dos justificaciones, ingenuidad o desfachatez; la primera es descartable, del hombre se podrá decir cualquier cosa menos pendejo, la segunda es más creíble, está bañada con la impunidad del poder, la demagogia se le subió a la cabeza. Hablemos un poco de la vagabundería que devela la declaración, por ejemplo podríamos pensar ¿de dónde sacaron los dólares estos “empresarios”? Y la respuesta no puede ser otra: se apropiaron del control de cambio, robaron y depositaron en el exterior. Y así estamos descubriendo a unos actores de la “guerra económica”, tienen dólares y la sociedad tiene escasez, la relación es inevitable. Lo menos que podía hacer pérez abad es renunciar, y lo menos que podía hacer el presidente es destituirlo.
Pero no perdamos el hilo. Si el presidente dice que demolerá el poder burgués y simultáneamente estimula a los capitalistas con los motores, que no son otra cosa que vehículos para drenar dólares a la burguesía, para engordarle el cochino, les da toda clase de facilidades para que se fortalezcan exportando, les posibilita participar en áreas económicas reservadas al Estado como la minería, la petrolera, si además tiene en la vicepresidencia económica a un burgués que con desfachatez declara que tiene cuenta en dólares como todos sus asociados, se desprende, es evidente, que al contrario de lo que declara está fortaleciendo la base económica y psíquica, de conciencia, del poder burgués.
Llama la atención, pero no sorprende, el nivel de demagogia alcanzado por el gobierno. Intentemos ir explicándonos qué nos pasó, que ayer nos guiábamos por el Plan de la Patria y hoy estamos en manos de estos cuentahabientes en dólares en el exterior y un gobierno que discursea con palabras vacías. Veamos.
Un principal peligro del ejercicio del gobierno es la demagogia impune, los gobernantes se acostumbran a los aplausos de la adulancia que los rodea que acaban por perder el sentido de realidad, se apartan de tal manera del mundo, se sumergen en su burbuja de comodidad, que acaban por sacrificarse. El fenómeno se acentúa en los gobiernos socialdemócratas.
Lo errático de este gobierno sólo tiene explicación en el padecimiento de la embriaguez de la demagogia. El gobierno, al perder la estrategia trazada por el Comandante Chávez, entró en terrenos de la socialdemocracia que exige demagogia, es decir engaños, efectismos, mentiras. Lo hace con la astucia de los tiempos de los adecos y líderes sindicales al servicio del patrón, y paga con pérdida de credibilidad la osadía.
Es así, al gobierno sólo le queda el recurso de la demagogia, perdió las razones sagradas de los que luchan por causas nobles, no tiene rumbo cierto, se alejó del mandato de Chávez, se entregó a los cuentahabientes en dólares, resucitó a Kerensky.
¡Demasiada falta hace la virilidad del Comandante Chávez!