Si algo tenemos es una corta memoria

El 27 de febrero de 1989 un pueblo salió a la calle, protestamos contra un gobierno por muchas cosas, tantas afrentas, tantas explicaciones bobas y esta nación dejo de creerle a quienes gobernaban, si habían pasado 31 años desde el 23 de enero del 58 y el gobierno, el constitucional no había cumplido, había mentido se elevó el costo de la vida, se devaluó la moneda, la policía era corrupta, la inseguridad era terrible ( cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia) claro en aquellos días era el capitalismo el culpable y los militares era acusados por el caso MX30, MX60 un atraco a la nación, hoy son Ferrys, alimentos, frontera y dale que es tarde, se va haciendo difícil creer y voy asumiendo aquello escrito por un valiente militar republicano en su libro, donde se habla de la supremacía del poder civil.
 
Por mucho menos de lo que pasa hoy en la nación salimos a la calle y los gobernantes del pasado o de la IV sacaron los militares a la calle y seamos serios, estos soldados no se negaron a reprimir a cometer actos viles y perversos, a masacrarnos sin piedad a ponernos y exhibirnos como trofeos de guerra, a saquear los bolsillos de sus víctimas y hoy a declarase inocentes aduciendo aquello de LA OBEDIENCIA DEBIDA.
 
Nadie es culpable de nada, nadie es culpable del alto costo de la vida, del aumento desmedido de los precios, de la caída de nuestro salario, de la censura mediática en los medios oficiales, del chantaje en líneas ágata de los periódicos o de las ondas hertzianas, los comentarios de un gobernador a un no descubierto en su saqueo a la nación ejemplo Rafael Isea, Alcaldes modelo Edgardo Parra y su retoño todavía viajando con la plata robada, sustraída a la nación.
 
Ya se pasaron más de 40 años del asesinato de Roque Dalton por sus propios “camaradas” de armas, no existen culpables aunque todos sabemos y saben quiénes son, se escudan, se protegen, se guardan entre ellos, algo así como el asesinato de García Lorca (solo que entre revolucionarios) Roque acusado de una y mil cosas por sus compañeros de armas y de política, de guerra y de paz, acusaciones que rayaban en lo ridículo y hoy terminan en lo criminal, a veces con los señalamientos que hacen algunos me impacta el parecido que tienen a los acusadores contra Dalton.
 
 
Algunos amigos, algunos poetas me dicen “no debes criticar lo que pasa, no le des armas al enemigo” estos amigos que van tratando de hacer la verdad amiga de la reacción, de darle a la denuncia una faceta de acto de deslealtad o de miedo, los veo escondidos en sus nichos, en sus miedos cotidianos, hace ya tiempo que el fuego de la palabra y la vergüenza se le fue escapando del corazón y de la garganta.
 
Claro que podemos estar con la revolución sin estar con el gobierno, claro que en no toda la oposición es de derechas y está claro que existe mucha oposición de izquierdas, que no todo el gobierno es de izquierdas y que en su seno están sectores de derecha de lo más atrasado y perverso, y claro que más de uno guarda silencio y se ajusta a la descripción de Antonio Machado en uno de sus grandes poemas, musicalizado por Serrat y trasformado con el tiempo en nuestra música o en parte de nuestra poesía cotidiana:
 
En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra,
 
y pedantones al paño
que miran, callan, y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.
 
Yo sigo cantando, por ahí, por las calles, por las veredas, no voy callando o haciendo del miedo mi compañero de aventuras, hace tiempo que deje de creer en el gobierno o por lo menos me asqueo de su silencio ante lo que ocurre, que en poco menos que un desastre. No soy un valiente, pero no les temo y menos temo a ver por una ventanita un mundo mejor.

 



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Yuri Valecillo


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