El vicepresidente aristóbulo en una reunión con trescientos capitalistas,  con motivo de activar el motor empresarial, dijo

“El Socialismo es un modelo de sociedad donde la igualdad, la solidaridad, la justicia social y el amor sean los valores fundamentales que rigen las relaciones sociales… Chávez insistía mucho en la conciencia política, pero que sola no basta sino va acompañada de la conciencia del deber social”. Expresó ante 300 representantes empresariales que activaron el capítulo empresarios del congreso de la patria.

El planteamiento merece estudio, el gobierno expresa la ideología que lo conduce. Veamos.

El vicepresidente describe al Socialismo como un "modelo de sociedad donde la igualdad, la solidaridad, la justicia social y el amor sean los valores fundamentales". Sin entrar en mayores precisiones, se puede aceptar esta aproximación a un concepto del Socialismo, en su componente espiritual. Entonces, ¿dónde está la discrepancia, por qué decimos que el discurso es amañado?

Para buscar la respuesta, debemos estudiar la relación entre los valores que rigen las relaciones entre los humanos, y las relaciones económicas. La historia nos dice un primer elemento: los valores que rigen las relaciones humanas cambian, y lo hacen acompañando el cambio en las relaciones económicas. El modelo económico y los valores que rigen las relaciones humanas, forman un complejo material-espiritual que se influyen mutuamente.

Por ejemplo, en la época de la esclavitud la igualdad era entendida como la igualdad de los propietarios, la justicia aceptaba que unos hombres fueran propietarios de otros hombres, la esclavitud no era injusta, esa espiritualidad acompañaba al sistema esclavista, era aceptada por esclavos y por dueños.

El capitalismo es un sistema que se basa en la competencia, en la lucha de todos contra todos, en la búsqueda, necesariamente, del mayor lucro posible, en la apropiación del trabajo ajeno por un segmento de la sociedad. Adam Smith, considerado el padre del capitalismo, lo definía como un sistema donde todos se comportan de la manera más egoísta posible, y de la suma de esos egoísmos resultaba  el progreso social.

Sobre esa relación económica la igualdad es entendida como la igualdad de los capitalistas, la solidaridad es una fantasía, la justicia es la que favorece a los capitalistas que tienen todas las oportunidades y confina a grandes segmentos de la población a la barbarie, a la miseria material y espiritual. Los capitalistas viven, siempre, de apropiarse del trabajo de otros hombres, una especie de "esclavitud justa", legalizada. Y esta relación económica se corresponde con los valores éticos que rigen la relación entre los hombres: el egoísmo más severo, de la fragmentación social más completa, donde sólo vale el beneficio del individuo a costa del resto de la sociedad.

Si reconocemos que los valores éticos tienen relación con la economía, entonces debemos concluir que la teoría del vicepresidente es demagógica, propia de la socialdemocracia, que divorcia el planteamiento moral, ético, del sistema que le da origen, pretende vender un mundo armónico, de amor, fraterno sustentado en el capitalismo, en una economía del egoísmo, de la guerra de todos contra todos.

Es el sistema Socialista, tal como lo dice el vicepresidente, “un modelo de sociedad donde la igualdad, la solidaridad, la justicia social y el amor sean los valores fundamentales que rigen las relaciones sociales…". Ahora bien, esto sólo es posible en una economía de propiedad social de los medios de producción, que permita la planificación central administrada por el Estado, sólo de esta manera la economía estará al servicio de la sociedad y no de un grupo de empresarios.

Se deduce que plantear los logros espirituales del Socialismo en medio del capitalismo es, para decir lo menos, un soberano fraude.