Las elecciones parlamentarias detectaron un grueso segmento del Chavismo desilusionado, no admitirlo es agravar los problemas. Ese desencanto no puede ser explicado por las dificultades materiales, éstas son sólo un componente menor de la reacción de la masa; la historia relata pueblos heroicos sumergidos en dificultades materiales que hacen ver nuestra situación como un lujo, las hazañas de esos pueblos se apoyaron en lo espiritual, en la conciencia, fueron dotados por sus líderes de razones sagradas que impulsaban sus acciones. Sean suficientes tres ejemplos: Stalingrado, Periodo especial cubano y derrota al sabotaje petrolero.
El desencanto, la disminución del amor de la masa por la Revolución, son fenómenos esencialmente espirituales y allí debe centrarse la intención curativa. Inútiles han sido los intentos por recuperar el afecto cambiándolo por dádivas, al contrario, con ese recurso y el irresponsable tratamiento de lo espiritual que se despacha con dos frases increíbles y proclamas de ocasión lo que se ha conseguido es elevar el desaliento.
La situación en estos últimos meses se agrava, las más pequeñas dificultades producen maldiciones contra el gobierno, y decía Maneiro que esas maldiciones son señales de graves turbulencias políticas; los discursos tienen poca sintonía, la credibilidad desciende al piso. Y lo que es peor, la gente pierde la esperanza, se resigna a esperar que alguien (otro) resuelva, sienten que el Chavismo llegó hasta aquí, se sienten derrotados, extrañados de la política.
El desespero, ese peligroso sentimiento que justifica cualquier crueldad, se asienta en el gobierno y en la masa, el querer resolver con represión lo que no pudieron comprar con dádivas abre las puertas a una salida fascista. El repliegue a soluciones individuales, el sálvese el que pueda parece ser la orden soterrada. El Socialismo, el legado del Comandante fue olvidado, cambiado por algunas frases sin sentido, distracciones que suenan bonito pero no conducen a ninguna parte: “nuevo bloque histórico”, ¿por qué, qué pasó con el bloque que construyó Chávez?; “nuevo modelo económico”, ¿qué pasó con el Socialismo?; “nueva mayoría”, ¿qué fue de la mayoría chavista?
Las circunstancias son difíciles, la derecha interna, la fracción empresarial que nos dirige, los que tienen los cochinitos en Panamá, han lesionado gravemente al Chavismo, ya la gente lo da por perdido, cosa de un pasado hermoso que se fue y del que sólo queda la imagen desteñida por las babas de la inconsecuencia.
El gran objetivo de la Revolución, del Chavismo, es sobre cualquier dificultad devolverle a la base, a la masa humilde, la esperanza de que el Chavismo no está perdido, esta etapa es transitoria, será superada y seguiremos transitando el camino de Chávez.
Sabemos que ahora parece improbable retomar el camino, salir de la miasma donde nos sumergieron, pero improbable no es imposible. Mientras exista la posibilidad, y siempre existe para la Revolución, hay que seguir luchando con la seguridad de que un día, una madrugada, un relámpago iluminará el futuro; entonces iremos en marcha al Cuartel de la Montaña y entonaremos el Himno, sonarán los cañones como demostración de que la masa humilde y sus dirigentes no dejaron perder el sueño de Chávez, que se cumplió con el Comandante.