Cuando los trabajadores y pobladores de la ciudad de Guarenas en el Estado de Miranda, iniciaron aquella mañana de Febrero de 1989 su protesta por el alza desmesurada en los precios del transporte publico, nunca imaginaron que estaban iniciando un proceso de cambio en el seno de la sociedad venezolana. De forma súbita, toda la urbe de la gran capital se vio envuelta en unas de las revueltas sociales que jamás había conocido la historia republicana, los sucesos del 27 de febrero pusieron de relieve la fragilidad de un régimen; que si bien, logro algunos niveles de desarrollo en el transito de sus cuarentas años, acumulo cinturones de miseria alrededor de los capitales mas importantes del país, que terminaron implosionando a la propia estructura política, económica y social que la había originado.
De allí en adelante el país no se paralizaría, los distintos grupos sociales activaron su potencial movilizador, y de forma aparejada los venezolanos conocerían de la rebelión cívico militar del 4 de febrero del 1992, dando inicio con ella al desplome de una forma de gobernar y administrar el Estado que había hecho aguas; no solo, desde el punto de vista político, si no, económico, social y hasta moral.
Con estos antecedentes históricos, democráticamente Chávez inicia su mandato y primer periodo constitucional, no le seria fácil; sin embargo, conquista una asamblea constituyente, promulga una nueva constitución y cuando intenta pisar el acelerador revolucionario promulgando cuarenta leyes revolucionarias , una clase política aislada y derrotada; pero acompañada por los grupos económicos y militares mas cavernarios del país, reaccionan con tanta virulencia, que colocan a la misma sociedad al borde de una guerra civil en los famosos días de abril.
Lo demás es historia reciente, todavía esta fresca en la memoria del pueblo aquella marcha “ encabezada “ por lo lideres de esa oposición recalcitrante que con gritos desenfrenados: ¡ A Miraflores ¡ , ¡ A Miraflores ¡ , arrastraban a sus seguidores a una matanza, previamente concebida con francotiradores apostados por los alrededores del puente Llaguno. Asi fueron de aciago aquellos días terribles de abril: marchas y contramarchas, golpes y movilizaciones populares; hasta que al fin, el pueblo bravo y revolucionario reivindicando la gesta de nuestros libertadores que también en un 1811 tuvieron sus días de abril, lograron torcerle el brazo a cuanto golpista y terrorista se había enseñoreado contra la patria y el pueblo de Bolívar.
Las futuras generaciones de políticos, analistas e historiadores, cuando les toque analizar estos hechos, deberán concluir, que quizás todo se inició aquella mañana de febrero, en el momento que a la clase trabajadora de Guarenas y la región Capital se les cobró unos bolívares mas en su pasaje diario; pero, el punto de inflexión y sin retorno que tuvo la sociedad venezolana, estuvo en los días 11,12 y 13 de abril, del 2002, de allí en adelante el país deslindo los campos, y el sello definitivo lo impuso aquel general, que desde su 42 brigada de infantería de paracaidista allá en Maracay, ante una llamada asoroza del presidente constitucional a altas horas de esa madrugada tormentosa, le respondiera :
“Nosotros aquí estamos en pie de lucha, ten tu fortaleza”.
Por eso, entre otras razones nadie mas que el, sabe el tamaño de su nuevo compromiso, el mismo que lo llevó en esos turbulentos días a imponer el retorno decisivo de la democracia y la derrota de los golpistas. De allí sus gestos en Campo Carabobo, el sabe que esos dos nombramientos emitido por su camarada presidente, llevan implícito lo más deseado: la gloria de ingresar a la historia reivindicado de tanta maledicencia y palabrería hueca regada después de aquellos días, por algunos epígonos y detractores del proceso. El pueblo lo sabe y no necesita explicación, al igual que las lágrimas de aquel humilde venezolano frente a las puertas de miraflores cantando el gloria al bravo pueblo, hoy tenemos también las significativas lágrimas del General Baduel como hecho demostrativo de que a partir de esos días, Venezuela sería otra, y los que durante más de cuarenta años gobernaron y mal administraron los recursos de la nación, jamás volverán para beneplácito de esas futuras generaciones