“Hay que olvidar las peleas tontas y las diferencias entre nosotros mismos. Tenemos que unirnos para defender la Revolución y la Patria”.
Hugo Rafael Chávez Frías (Aló Presidente Nº 246)
La situación en Venezuela se ha ido tornando cada vez más difícil y la aplicación de una guerra económica - por etapas - ha sido cada vez más contundente, a pesar de que el pueblo ha resistido con valor y ha encontrado sus propias repuestas.
La aplicación del “Manual del perfecto golpe Latinoamericano” por parte del imperialismo y sus lacayos, ha encontrado resistencia en el pueblo venezolano y no ha dado los resultados esperados por sus enemigos, al menos en el tiempo que en otros países ha hecho “chirrear la economía”.
Paralelamente la actuación del Gobierno Bolivariano ha tratado de aplicar políticas dirigidas a enfrentar la guerra económica, la cual a su vez está condimentada con otros elementos de guerra de 4ta generación, los cuales incluyen lo psicológico y la manipulación de mensajes subliminales a través de los medios de comunicación.
Por todos los frentes se han ensañado contra nuestro país - incluyendo en lo internacional - y los intereses de buscar perforar el proceso revolucionario iniciado por el Comandante Hugo Chávez Frías, también se han proyectado hasta su sucesor el presidente Nicolás Maduro Moros.
“No es concha de ajo” lo que hemos tenido que enfrentar en Venezuela y las secuelas de un ataque permanente que se ha prolongado en el tiempo.
Hoy acusa cansancio y agotamiento, lo cual pudiera buscar una explosión social o un cambio brusco por el estrangulamiento de la economía, en varias fases de la producción y distribución, sobre todo para desaparecer los alimentos de la dieta básica del venezolano.
Ya a estas alturas del partido están identificados los actores que confabulan contra nuestro país y los tentáculos proyectados al escenario político, los cuales muestran a una oposición reflejada en una MUD pero desarticulada y esperanzada en pescar en rio revuelto, a través de un Revocatorio que invocan y no trata de cuajar.
Este mecanismo que pudiera servir como una válvula de escape para el pueblo a través de la vía electoral, tiene sus procedimientos legales y ha sido invocado a destiempo por la oposición, la cual sólo entiende sus propias reglas para buscar así tomar el poder por asalto o bajo la manipulación y el chantaje.
Es insólito seguir en nuestro país apelando al diálogo como mecanismo de solución a la actual crisis provocada por los enemigos del proceso Revolucionario, cuando no hay actores sinceros con quien dialogar.
No debemos llamarnos a cuentos cuando ya las actuaciones de la MUD han quedado más que demostradas a través de sus métodos de violencia y manipulación. Esta se extiende a la realidad económica inducida a la cual han conducido ellos mismos a nuestro país.
No podemos hacer el papel de tontos cuando ya existen sobradas razones para no sentarnos a dialogar, con quien carga un puñal a sus espaldas y sólo entiende que debe conquistar el poder a lo Jalisco y bajo el arrebato.
El tiempo transcurre y los escenarios parecen enfriarse para retomar de nuevo el método de la violencia; arma probada por una oposición que solo aspira una tajada del poder, como el que reparte un botín a cambio de manipular a un pueblo y ponerlo a su servicio.
Este pasado que ha sido superado por la Revolución Bolivariana iniciada por Chávez, debe superar también sus propios errores y no caer en la trampa del enemigo quien se mueve sumiso a la sombra del imperio norteamericano y apetece el país en bandeja de plata.
La salida, si bien busca a través de estrategias económicas (como los CLAP) palear un poco la hambruna a la que han sometido al pueblo venezolano, no debe ceder al chantaje de un diálogo de sordos que busca la resquebrajada MUD.
La violencia que están azuzando y para la cual han creado un caldo de cultivo ha ido a fuego lento, como el cuento de la ranita y ha encontrado hasta el momento su confort; al menos para palear la crisis de abastecimiento y de hiperinflación inducida.
El grito de saqueo y la búsqueda de un ambiente de violencia es el arma de una oposición; la misma habla de diálogo cuando le conviene pero también esgrime condiciones. Por ahora lo que hemos hecho es correr la arruga y no subir la llama al máximo para que salte la ranita apoltronada en la olla.
El cuanto de la parábola de la ranita está vigente y cada quien puede sacar sus propias conclusiones:
“Si se echa una rana a una olla con agua hirviendo, ésta salta inmediatamente hacia afuera y consigue escapar de la olla sin haberse quemado ni una pestaña. En cambio, si inicialmente en la olla ponemos agua a temperatura ambiente y echamos una rana, ésta se queda tan fresca dentro de la olla.
Pero cuando, a continuación, comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder el sentido y, finalmente, morir literalmente hervida”.
La ranita está a punto de saltar o de morir sancochada en la olla...
¡Amanecerá y veremos!