La derecha interna, en su avance restaurador, tocó un sector sensible del Chavismo, se metió con PDVSA, con descaro habló de desmontar la política petrolera de Chávez. Inmediatamente, dentro de la alta dirección del PSUV saltó la réplica: Jaua alertó que las medidas de la presidencia de PDVSA iban contra el Plan de la Patria.
El debate promete una rica discusión, por ejemplo, de cuál Plan de la Patria habla Jaua, del original o del falsificado; con este último no chocan las medidas de la industria petrolera, al contrario, la falsificación fue precisamente para facilitar esa entrega.
El gobierno nunca ha querido discutir este tema, el vicepresidente Istúriz lo despachó con un soberbio "eso es mentira"; lo ignoran, quizá repitan la misma conducta que con el asesinato de Chávez y, presionados, inventen una "comisión secreta" para investigar la falsificación del Plan.
La alerta de Jaua plantea una discusión más integral, nos remonta hasta los primeros días de este gobierno, a su tesis de alianza con la burguesía para elevar las fuerzas productivas. Sería una discusión muy provechosa, sin duda en ella se encontraría la solución al problema de los bachaqueros que, al contrario de lo que afirma Jorge Rodríguez, no son vagos, son capitalistas, cumplen de manera brutal la esencia del comercio capitalista: "comprar barato y vender caro", fueron paridos por el gobierno y su estímulo a la lógica del capital.
En ese intercambio de ideas se encontrará la causa de la pérdida de popularidad del gobierno, y se descubrirá la receta para revertir el mal.
La alerta de Jaua debe servir para una revisión total del gobierno, de la filosofía que lo guía, reconocer los errores cometidos, retomar el camino al Socialismo, desechar las invenciones capitalistas, siempre habrá excusas para ir al capitalismo, siempre habrá engaños. Debe servir para revisar al PSUV, su vida interna, la crítica, su conversión en partido electoral, la formación de sus cuadros, su talante socialista, más allá de la retórica. Sería una buena oportunidad para fundar la Universidad del Socialismo. Alarma el poco revuelo que han causado las declaraciones de la presidencia de PDVSA en el interior del Partido.
La misma revisión se debe hacer en PDVSA, diagnosticar hasta dónde llegó la restauración meritocrática. Es un error personificar los cambios que suceden en el petróleo, pensar que es un mero asunto de uno que otro dirigente, buscar un "chivo expiatorio", o pensar que un texto creó todo el alboroto es no entender que se trata de un asunto de ideología, de política, y que requiere una solución en la ideología, en la política.
Mientras todo esto sucede, mientras los políticos pelean como comadres, los poderes se anulan mutuamente, se desprestigian los pilares de la gobernabilidad, se pierden las metas sociales, se evalúa la vida por lo material, la Patria se vuelve una proveedora, el amor a la Patria un asunto de contabilidad: "donde más me den, esa es mi Patria"; "si no consigo aquí, emigro". Mientras todo esto sucede, los militares están siendo susurrados por el tábano de la insurgencia.
Si el Chavismo no aprovecha esta situación para, por lo menos, estudiar una rectificación, evaluar los resultados hasta ahora, enfrentar sus culpas con valentía, entonces, seguiremos en un periodo de crisis terminal, se consumará el desenlace, Padrino no tendrá la
culpa, y el gobierno pasará a la historia como el mejor hijo de Kerensky.