No es poca cosa la guerra que estamos enfrentando; ni sobreestimarla, pero tampoco subestimarla. El combo de la derecha venezolana apenas es la punta del iceberg, su misma actitud, timoratos los moderados, irascibles los violentos, a la hora del té, quien define la línea contra Venezuela es el pentágono, el complejo industrial militar y toda la mafia que controla el poder en EEUU. Es cierto que existe una coyuntura electoral en EEUU, sin embargo, esto no es lo que define todo, hay una política estructural del imperio plenamente definida contra la revolución bolivariana y consiste en barrerla. Los constantes fracasos de la derecha criolla, hablamos políticamente, ya que tú puedes ganar una elección y no obstante perder políticamente y es lo que está ocurriendo realmente en la AN luego de los resultados del 6D, porque ahora no saben qué hacer con uno de los poderes y por ello se ponen al margen de la constitución para provocar una coyuntura de guerra.
Los fracasos de la derecha y la coyuntura electoral gringa aceleran la agresión y exacerban la guerra de la burguesía dirigida desde Washington. La guerra es en todos los campos, intentarán aprovechar cualquier resquicio dejado por la revolución, ellos saben que la ofensiva revolucionaria en el tema económico estructural no es cualquier cosa, es cambiar el sistema, es hacer una revolución económica al margen de la dictadura imperialista.
De verdad que el tema electoral pasó a un segundo plano, seguramente habrán muchos que me cataloguen de loco, pero en realidad la prioridad del imperio es la guerra y la nuestra evitarla... ¿Cómo evitar una confrontación violenta ante una burguesía que defenderá sus intereses hasta lo último? Aquí está la clave del asunto. A la derecha no le interesa el referendo en sí, solo le interesa usar este mecanismo para desestabilizar; la revolución parió los referendos en el país y nos ha servido como herramienta para avanzar en la revolución, en medio de una paz que no es absoluta porque la violencia de parte de la burguesía se acrecienta y en una guerra, como se sabe, el que domina la estrategia la gana.
El que define en qué momento da la batalla lleva el 80% de la guerra ganada. En este orden de ideas, el imperio arremete con todo, usa sus mecanismos no tan recientes, siempre han usado mercenarios, delincuentes, buscadores de fortuna, piratas, etc., para crear situaciones favorables a ellos, nuestra tarea consiste entonces en desmontar sus planes y avanzar transformando, cambiando todo lo que haya que cambiar de manera estructural.
Ya El Aissami reveló los esfuerzos que se hacen en el sentido de buscar puntos de encuentro con la oposición criolla, pero los dueños de ésta, es decir, el imperio, no les deja mucho margen de acción, mucho menos autonomía; pero esto no puede cansarnos: conversar, conversar, buscar encuentros y volver a insistir, aunque ellos no quieran, nuestro objetivo debe ser meterlos al juego constitucional que quieren romper con las acciones desde la AN... esa es la labor de la revolución, de Perogrullo deducimos que la labor imperialista es todo lo contrario: sabotear y sabotear, soliviantar y soliviantar. Eso lo debemos tener muy claro.
En una guerra quien va a la batalla final debilitado es el perdedor; políticamente la derecha está casi desaparecida de la calle, solo los medios y el uso adecuado del dominio hegemónico, la captación de la mente del venezolano, del humilde, del reservorio chavista pues, es vital para ellos seguir dominando, pero en la realidad no hacen nada, ni pueden hacerlo porque si lo harían contrastaría su fascismo con la lucha libertaria del chavismo; hacia allá tenemos que llevarlos a como dé lugar. Es allí entonces donde se centra la batalla y por ello la importancia de ganar esta guerra económica y producir resultados tempranos, eficaces y eficientes. Y esto consiste en rescatar el poder real del venezolano y de toda la inversión hecha en materia de pensiones, becas, ayudas, etc.
La erradicación de la especulación, sincerar los precios, en fin, la gobernanza económica, controlar la economía, gobernarla, aunque muchos salten del susto, tirios y troyanos, es determinante para conquistar la victoria. El imperio conspirará para que fracasemos, del resultado de esta batalla dependerá el triunfo en la guerra y el nacimiento de un nuevo mundo.