El gobierno al abandonar la crítica, al sabotearla, perdió los nexos con la realidad. La adulación es mala consejera, cancela la capacidad de ver, impide rectificar. De esta manera, el gobierno se condenó a repetir el error mil veces, a darse de cabeza cien veces con el mismo muro, a tropezar con la misma piedra.
Desarrolla la política del economicista, dar prebendas para obtener adhesiones; ejerce el populismo propio de país rentista. De esta manera, construye una masa clientelar sin conciencia más allá del lucro inmediato, con la vista corta y el caminar en círculo. Es la maldición del socialdemócrata: una vez populista, siempre populista. Al crear un pueblo clientelar, debe permanecer en la fragilidad del proveedor, temeroso de que aparezca un suministrador mejor, una esperanza en más recompensa material y, entonces, la masa mercenaria le dé la espalda.
El gobierno comerciante del amor no resiste la menor adversidad. Esa debilidad la conoce el imperio, los gringos, y de ella se aprovechan, presionan porque saben que no puede haber respuesta viril, sólo retórica, pero el camino será el que ellos dicten o la caída que aterra a los gobernantes.
Hoy estamos en una tensión con el gobierno de trump, este personaje que el imperio saca del sombrero para que haga el trabajo sucio en el mundo vino a amedrentar, a sembrar truenos. Uno de sus objetivos es la energía de Venezuela, quiere el imperio controlarla para poder avanzar hacia otras zonas petroleras, exige adhesión total.
El gobierno, que realiza una política internacional como si fuesen las relaciones en un barrio o en un sindicatillo de poca monta, en sus análisis no va más allá de lo personal: rajoy, el de España, es malo; trump está engañado. Le piden a esta serpiente con peluca amarilla que no se deje engañar, le tienden la mano con la misma debilidad de la mostrada a obama y por supuesto este análisis de comadre obtendrá el mismo o peor resultado.
El gobierno se dobla frente a trump, porque no puede enfrentar a los capitalistas internacionales cuando en lo nacional los llama y los estimula, no tiene fondo ideológico para otra cosa que engarzarse en el furgón de cola del capitalismo internacional. Atrás quedó la fuerza internacional de Chávez que impresionó al mundo con un planteamiento de renovación, una propuesta de salvación del capitalismo suicida. Ahora no, este gobierno es percibido como un desinflado, pólvora mojada que a nadie emociona, a nadie asusta.
Jalar la cuerda de la contradicción por la punta de trump es camino equivocado, por allí sólo hay pérdida de Soberanía y sumisión, a lo sumo griticos en la televisión y más nada. La punta correcta es la de elevar la conciencia del deber social de la población, basar la marcha social en la solidaridad, en la fraternidad, que todo esfuerzo tenga su compensación y cada aporte origine un esfuerzo en pro de la sociedad. Sobre esa conciencia organizaremos a los humildes con alto sentido de su valor, con conciencia de su poder moral, capaz de resistirlo todo y no rendirse a la primera adversidad; un pueblo que, ahora sí, será auténtico heredero de los próceres, de Bolívar, de Chávez, digno representante de su memoria.
Pero, lamentablemente, jalar la cuerda por la punta correcta, la de la conciencia, la organización, está reservado a los Socialistas, a los Chavistas auténticos que hoy no dirigen al gobierno, al contrario, y aunque parezca absurdo, son perseguidos.