No es admisible ocultar que estamos viviendo a nivel mundial, una situación calamitosa. Como la Postverdad, lo han definido algunos, y ahora en estos días en la Conferencia de Seguridad de Múnich, se desprendieron algunas expresiones tales como: “Occidente está sumido en contradicciones (…) estamos al borde de una ERA POSTOCCIDENTAL”.
Venezuela, y su estratégica ubicación geográfica y riqueza territorial, así como su tradición histórico-política, no escapan a las convulsiones del “Nuevo Orden Mundial”. Y también navega en esas aguas. Lo pertinente dada esta situación de incertidumbre, sería poner el acento en la organización socio-económico-política, y corregir líneas de trabajo, que en muchos casos han sido poco exitosas.
En mi lejana infancia, había una emisora en aquella pequeña ciudad de Puerto la Cruz, cuyo lema, jamás he olvidado: “Pueblo informado, es Pueblo en marcha”. Con el tiempo y algunas lecturas, pienso que entendí lo que era estar informado. Aprendí, que la información es diferente a la propaganda política, esta es necesaria, y conveniente, cuando es administrada, sin que produzca indigestión.
Reconozco que en nuestro razonar, hay muchas posiciones, entre ellas algunas extremas, aquí hubo un político que “fundó” la “Universidad de la Vida”, de donde “egresó” con los más altos honores, y no fue Presidente de vainita, otros venezolanos que no dejaron academias nacionales y extranjeras donde no se nutrieran, de las más novedosas tesis económico-políticas neoliberales , y cuyas asesorías y recomendaciones un día 27 de febrero y días siguientes de 1989 dejaran una trágica impronta que conocemos como “El Caracazo”.
Entonces, el asunto sería, ni la medianía política con sus limitantes; ni el academicismo sin práctica y sensibilidad social, lo que nos puede remitir a un estado intermedio, una especie de posición de equilibrio, actitud que no falta quién la vea sospechosa, tan es así que ha surgido el epíteto del “Ni, Ni”, ¿Estás o no Estás? Para crear un empaque sin matices.
Como anticuerpo contra el dogmatismo, estructura garante de las derrotas, surgió la crítica, visiones y opiniones distintas, la que debe acompañar siempre al proceso revolucionario. Es inimaginable, que un pueblo en guerra, además de su hacer cotidiano, no esté en discusión permanente sobre su cotidianidad, las capacidades del enemigo interno y externo, o las debilidades revolucionarias y viceversa. En ese sentido, entendemos que teóricamente cumplen funciones las organizaciones revolucionarias, las progresistas y democráticas, “las Esquinas Calientes”, la Plaza Pública, los Portales y los Medios afines al Proceso.
Todas las guerras de liberación atienden numerosos frentes: nacional, internacional, político, económico, ideológico, social, y no seremos la excepción. ¿Cómo incorporar a la población en el conocimiento y la aplicación de las múltiples tácticas, defensivas, ofensivas, repliegues, acumulación de fuerzas, contraofensivas, y análisis profundo de cada derrota, o triunfo, si su tratamiento queda reducido a cenáculos? ¿No sería más conveniente abrirse a la discusión con la población? ¿Exageración de este articulista? ¿Es que acaso no están allí presente los holocaustos y disolución de las naciones de: Libia, Irak, Afganistán, Siria, Yemen, Sudán, Mali, Yugoeslavia y los millones de desplazados que deambulan por Europa, donde nadie los quiere recibir y los que pretendían irse a EEUU, Trump, les levantó el puente de su Castillo Feudal?
La historia tratada con responsabilidad, con objetividad, puede ayudar mucho. En estos días de carnaval, hay tres elementos que permiten darle aire a ciertos hechos históricos: el primero es un reportaje: “Antes del 4, el 27 y antes de ellos, la 80”, publicado por la .Araña feminista, el domingo 26, en el Correo del Orinoco, de la autoría de Daniella Inojosa. Este texto es un avance importante para intentar desentrañar los verdaderos motivos de “El Caracazo”, para evitar esa historia segmentada, explicadas como situaciones coyunturales, explosiones sociales, que muchas veces queda aislada de contextos más generales e integrales, descuidándose los “acumulados” del sentir, conciencia y luchas de los pueblos.
El segundo elemento fue el fallecimiento del camarada Argenis Martínez Villalta, ocurrido el 21 de este mes de febrero, combatiente de las FALN, y compañero de prisión a quién en la cárcel nunca le conocimos la tristeza. El solidario Portal Aporrea, publicó un amplio reportaje de este guerrillero urbano y la “Operación Van Troi”. Argenis, al igual que muchos jóvenes participes de la lucha armada, y víctimas de las torturas y el maltrato carcelario, han sufrido diversas enfermedades y han ido falleciendo. El camarada Martínez Villalta vivió sus últimos años en una situación de extrema precariedad.
El articulista de Aporrea, José A Bonilla, este lunes 27 de febrero, publicó en el citado Portal: “A los 44 años del Asesinato de Jesús Alberto Márquez Finol (Motilón)”. Un excelente recordatorio del camarada asesinado en el gobierno de Caldera. Fue larga la temporada que compartimos entre la isla de Tacarigua, Cárcel Modelo, y Cuartel San Carlos, era un gran compañero y extraordinario revolucionari.
Estos tres ejemplos históricos, me permiten reafirmar que la revolución es una continuidad, es un todo, es un hecho integral, es un coloquio entre la afirmación y la negación y donde las conclusiones siempre serán un salto para objetivos superiores. En las revoluciones no hay propietarios de los aparatos políticos ni de las ideas, y donde las verdades absolutas pertenecen a otros ámbitos: escrituras sagradas u organizaciones cerradas, totalitarias.
El camarada Chávez, entendió perfectamente eso, por ello el árbol de las tres raíces y su compromiso con la historia, donde se sumergía con pasión y comprensión. ¡Ojalá¡ que no nos quedemos rezagados y entendamos que la historia no comenzó con ninguno de nosotros, que no fue el 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992, ni el 27 de febrero del 89, pues eso sería una visión reduccionista, obviando las categorías de la Objetividad y subjetividad (tiempos y contextos) que enriquecerían el análisis histórico, protegiéndolo de posturas mesiánicas. La cosa es más compleja y dilatada, puesto que todos nosotros, gentes de hoy, y los luchadores en sus distintos niveles y aportes, que nos han antecedido, hemos sido, somos y seremos, participes y hacedores de la historia, para todos habrá un lugar en el proceso de la liberación nacional.
Cuando realmente hayamos entendido a Chávez, seríamos más respetuosos, atentos y solidarios con los antiguos combatientes del pasado (*), gente de izquierda, que se atrevieron en su época en plena guerra fría, a enfrentar a la rapaz oligarquía venezolana, y a sus estructuras políticas social demócratas, socialcristianas, y fascistas, apoyadas por el poderoso imperio norteamericano.
¡HONOR Y GLORIA! A LOS CAMARADAS: JESÚS MARQUEZ FINOL (El MOTILON) Y ARGENIS MARTINEZ VILLALTA.
LA REVOLUCION ES CULTURAL
(*) No me refiero a los delatores y tránsfugas
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