Reviviendo mis conocimientos de historia latinoamericana, me reencontré con un libro que recomiendo de José Sant Roz, con el título de este artículo. Reproduzco su presentación las cuales se encuentran todavía enfrentada en la actualidad. Abro comillas. En esta obra se presentan los dos sistemas políticos que han estado en permanente pugna a través de los siglos XIX y XX en America Latina. La tecnocracia fascista y el proyecto socialista que propugnaba Bolívar. El primero fundado sobre el sensualismo utilitarista de los llamados liberales entre paréntesis benthamistas que acabaron admirando y emulando el sistema estadounidense. Por esta vía triunfó un Páez que luchó sólo para conservar sus intereses personales, sus haciendas y su poder. Triunfaron un Santander y los que asesinaron a Sucre como José María Obando y José Hilario López.
Obando presentó el brazo militar de ese liberalismo bestial, que apoyado por Washington acabó por imponerse en América Latina durante todo el siglo XX. Santander representará el cerebro director y protector de esa fría violencia militar, el intelectual de partido, no tendrá escrúpulos en legalizar todos los actos más desmedidos y represivos contra el pueblo. Por extraño que aparezca fue esta clase de recalcitrantes liberales, aquellos que nacieron al fragor de los alevosos disparos contra Sucre en Pasto, los que dieron los primeros pasos para entregar a los gringos el canal de Panamá.
Santander estaba fascinado con los discursos de James Monroe para 1825, los cuales influyeron en la grafomanía que le dominaba. Bolívar que tenía una vena muy fina para estas cosas, le decía. Yo conozco muy bien que sus mensajes son perfectos pero no me gustan porque se parecen a los del presidente de los regatones americanos. Aborrezco a esa canalla del tal modo que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada como ellos.
Si como Vicepresidente hubiese quedado en la Gran Colombia otro patriota como Sucre, América habría sido otra, y Bolívar habría muerto viendo más o menos consolidada su obra, porque él decía. Cuando me hablan de valor y de audacia siento revivir todo mi ser y vuelvo a nacer para la patria, para la gloria. Ah, cuán dichosos fuéramos si nuestra sabiduría se dejará conducir por la fortaleza. Entonces se salvaría Colombia y el resto de la America también, cierro comillas. La victoria de Santander sobre Bolívar representó el triunfo de las facciones, de las intrigas sobre el talento creador. La victoria de la ciudad sobre el campo, el triunfo del sectarismo partidista, de la tecnología bestial y del egoísmo utilitarista sobre la ciencia y el humanismo. Recomiendo el libro editado por la Fundación Editorial el perro y la rana. Colección Historia, 2010, para entender la política internacional de los políticos colombianos contemporáneos y la revolución bolivariana actual.