Se discute cuáles son los indicadores de Socialismo o, dicho en otras palabras, qué medir para saber si avanzamos o retrocedemos en la marcha hacia el Socialismo. Esta discusión es vital, de sus conclusiones dependerá el rumbo que tome la Revolución.
En otros artículos proponíamos como fundamentos del Socialismo: la propiedad social de los medios de producción, la distribución equitativa de la riqueza así producida, la organización administrativa y política del pueblo desde el nivel local hasta el nivel nacional y la conciencia del deber social. Éstas no son ocurrencias alegres, no se trata de un capricho, nacen de la esencia misma del Socialismo como superación del Capitalismo. Sin estos fundamentos no podemos hablar de Socialismo. Para explicarnos, comencemos por estudiar el objetivo último del Socialismo.
El Socialismo busca, en última instancia, recomponer a la sociedad y al hombre que han sido fragmentados por el Capitalismo. Y la base de esa fragmentación de sociedad y humano, es la propiedad nosocial de los medios de producción (por favor no confundir con propiedad privada de las cosas). Una sociedad donde la propiedad de los medios de producción no sea social, necesariamente tiene que permitir la compra del trabajo, del tiempo, de la vida de unos hombres, por otros hombres, es decir, una especie de esclavitud sofisticada. Y una sociedad así, para funcionar, para justificarse tiene que tener como fundamento ético y moral al egoísmo.
Es, en resumen, una sociedad fragmentada en millones de pujas individuales, o dicho en palabras clásicas, una guerra de todos contra todos. Esta patología social, e individual, no se puede superar sin sustituir la propiedad nosocial (la de una parte de la sociedad) de los medios de producción, por la propiedad social (la de toda la sociedad). Es decir, sin acabar con la posibilidad de que unos hombres se apoderen del trabajo de otros hombres. He allí por qué el Socialismo no se puede construir sin la hegemonía de la propiedad social de los medios de producción.
Sólo sobre esta propiedad se puede edificar la distribución equitativa y sustentar la conciencia del deber social. Soportada en esta nueva organización económica, se cincela la organización administrativa y política del pueblo, desde abajo hasta lo nacional, que es otra manera de decir: nace el Poder Popular.
Estos son los fundamentos del Socialismo, son sus indicadores, a ellos podemos acercarnos a diferentes ritmos, con velocidades diferentes, de maneras propias, de formas inéditas, todo eso es verdad, lo que no podemos es evitarlos. Intentar Socialismos que respeten al Capitalismo, que no lo superen, es una candidez que se ha pagado caro en la historia. Si queremos medir con un solo indicador, éste sería la conciencia del deber social, que nos mostraría si la sociedad se recompone como un cuerpo que se integra superando una enfermedad disolvente, el Capitalismo.