El totalitarismo no puede renunciar a la violencia. Si lo hiciera, perecería. La eterna, ininterrumpida violencia, directa o enmascarada, es la base del totalitarismo. Vasili Grossman…
La democracia venezolana muere, todos en este país en un 85% estamos preocupados por el totalitarismo militarista, que está tomando Venezuela con el actual gobierno, y por el aniquilamiento fascistoide de los partidos opositores.
La economía, la salud y la educación ninguna de estas disciplinas se salvan de este desastre del siglo XXI.
En 1998 muchos creímos ingenuamente, que el MVR, hoy PSUV, vendría con una misión histórica, como lo era restablecer las plenas libertades públicas, y económicas, así como los derechos constitucionales aprobados en la carta magna de 1999, y darle a la ciudadanía la posibilidad de vivir en paz. Este fue el gran proyecto de Hugo Chávez, pero, una vez asumido el poder, todas las propuestas hechas, hoy han degenerado en un aberrante totalitarismo. Ahora a Venezuela le falta la libertad, la Constitución, las instituciones del Estado. Ahora no las tenemos con la reciente decisión inconstitucional y totalitaria del TSJ.
La crisis de dirigentes de primera línea es un grave problema endémico, en el gobierno bolivariano, que se muestra corrompido por la crisis del parasitario militarismo improductivo.
La explicación histórica es sencilla, por la perdida de calidad de vida, que se suele obviar en la nomenklatura estalinista. En la llamada IVR, el grupo dirigencial estaba formado por la pluralidad política, el que lo niegue es un imbécil. Era una república democrática con sus defectos y fallas, más abierta años luz que la cubana de los castro, por ejemplo, con mucha mayor vocación por incluir a los otros en su formación educativa de calidad. En ese pasado, la vigilancia sobre la conducta de los dirigentes era endógena, y no estalinista dirigida desde Cuba. La gran apertura del plan de becas Gran Mariscal de Ayacucho fue exitosa, y hoy procuramos hacer funcionar una democracia con una clase dirigente acrítica, aduladora y mediocre. Hoy a 18 años de gobierno bolivariano se han creado mecanismos de control social perversos copiado de la URSS, Cuba y Corea del Norte, que no garantizan un estado funcionalmente apto para prosperar: porque han llegado al poder personas moralmente incapaces. Para sacar a Venezuela de este desastre económico necesitamos construir un tejido dirigencial de ciudadanos de alto nivel plural para la conducción de una sociedad grande, compleja y alejada del fascismo totalitario.
Esto parece ser el gran déficit hoy de nuestra democracia venezolana. En las grandes democracias que han salido adelante, son los partidos políticos los mecanismos para avanzar, cuyas funciones es ser controladores éticos del poder gubernamental. Hoy en Venezuela el CNE, pretende eliminar los partidos anteriores al chavismo, pero el TSJ ha introducido una anti ética del poder por el poder mismo, que todos los venezolanos debemos rechazar.
Los partidos que quieren eliminar existen desde hace 70 años -el PCV, AD, el demócrata cristiano-. Todos sabemos de lo bueno, y lo malo de ellos, quiénes de sus dirigentes eran honestos, y trabajadores y quiénes no lo eran, en quiénes de ellos se podía confiar y en quiénes no. Esta cohabitación política, es el mecanismo que utilizan los partidos políticos en las democracias modernas, hoy el estalinismo bolivariano en el poder los pretende eliminar. El partido político más grande entre nosotros es el PSUV, que fue creado por Hugo Chávez, hoy luce como un partido derrotado, sustituido por los Clap´s, o sea que la nomenklatura no cree en lo que hace ese partido. Hoy la dirigencia rojita en el poder no habla de "partidos", sino de "movimientos de control social".
La nomenklatura llama a los "clap´s" a unas patotas de personas, sin selección alguna entre buenos, malos, fanáticos y aduladores. Lo que importa es quién tiene más poder de jalar esféricas, quién puede acatar ordenes sin disentir. El psuv nunca ha sido un partido político, en el sentido moderno del término por usar una estructura militar; nunca ha cumplido las normas de funcionamiento de los partidos políticos, nunca ha existido una elección interna basada en calificaciones, idoneidad, rectitud moral etc. Lo que importa es la sumisión como ocurrió en vida cuando Hugo Chávez, que era quien decidía todo, por eso muchos se alejó de ahí, el caso mas reciente es el de Marea Socialista.
Cualquier parecido con el pasado estalinista, nazista, y fascista ¿es o no es pura coincidencia?
Parece que el actual CNE tiene esa intención, una intención nefasta. Uno ve que el Presidente Nicolás Maduro toma decisiones absolutamente equivocadas, como si no tuviera un partido, todo lo decide con un minúsculo grupo de gente que lo rodea, sin disensos ni consensos internos. Esto ha sido mortal para la democracia venezolana.
-¿Cuáles son los principales riesgos, que enfrenta Venezuela? La crisis económica nos ha hecho entrar en una zona de alto riesgo inflacionario de destrucción de la republica, donde existe un riesgo cotidiano, que es el de no luchar contra la corrupción, porque cuando se eleva a posiciones de poder a fanáticos fundamentalistas, serviles y aduladores, los objetivos, y los grandes proyectos carecen de valor, y lo importante es mantenerse en el poder para enriquecerse y obtener beneficios personales. Esto es lo que estamos viendo hoy, y es algo que no se resuelve con el control judicial vía TSJ. La única manera de reconstruir a Venezuela es reconstruyendo sus partidos políticos, con reglas muy estrictas. Hoy vemos un desvío perverso hacia formas mesiánicas de poder, porque cuando no existe partido, no hay control del gobierno, y sus instituciones. Vemos como desde el alto gobierno un grupo manipula los medios de comunicación e imponen estructuras, para comunicarse con la gente de manera directa. Así fue como llegó Adolfo Hitler al poder, sin usar la vía tumultuaria, sino el camino sinuoso aprovechándose de los defectos del sistema político alemán. Dicen los grandes teóricos que no hay democracia sin república, así como no existirá república sin partidos fuertes, equilibrados, que sean los intermediarios entre la voluntad popular, y el buen ejercicio del poder.
En Venezuela es difícil pensar en la efectividad del psuv como partido único, para prevenir los hechos de corrupción, y para poner en marcha un proyecto que supere los meros objetivos individualistas y militaristas.
Entiendo que es así, vemos como llegan figuras sin currículo pero con prontuarios al alto poder, cooptadas desde el Gobierno, sin la aprobación del partido. No tenemos conciencia del daño que le hacemos al país. A la nomenklatura le parece bien que no existan partidos políticos, y esto es suicida para el desarrollo de Venezuela, porque si no construimos partidos políticos fuertes que funcionen como filtros para que lleguen los mejores a la función pública, y busquen soluciones a la grave crisis socioeconómica de Venezuela: entonces nos tragará la corrupción diaria y seguirán las aventuras mesiánicas. Hay que darle oportunidad a gente con vocación política, y de servicio público.
Esta crisis política todavía muy marcada, será superada con nuevos actores. Venezuela tiene una gran oportunidad. La economía se puede recuperar, hay gente con voluntad de trabajar, pero si el Presidente sigue con los errores políticos, y no hay freno, entonces seguirá la crisis política. No hay democracia sin dirigentes, sin relevo generacional, y eso es lo que uno ve muy comprometido ahora con el perverso reciclaje.
Los militares causantes de esta tragedia son los que están aprovechando esta situación tienen la sartén por el mango. Los militares cierran los partidos, persiguen a los dirigentes. Tenemos que recuperar a la democracia con elecciones libres y vigiladas, con la profunda voluntad histórica de los venezolanos, pero en esta situación de emergencia, tenemos que construir un sistema democrático que funcione de manera moderna.
Hoy en Venezuela no hay sanción moral, ni siquiera para cuestiones escandalosas carcelarias.
El psuv es un partido desarmado, y cuando se reúnen es nada más que en función de recibir ordenes de los militares en el poder. Sin partidos políticos el ciudadano venezolano no se ha dado cuenta que esto nos convierte en una democracia atípica, donde pulula el parasitismo militarista. Si no tenemos partidos, Venezuela y su democracia morirán, no sobrevivirá. Necesitamos partidos políticos urgentemente para realizar elecciones en el corto plazo, ésta es la verdadera enfermedad de Venezuela.
Uno tiene la sensación de que hay una suerte de cubanización en el Gobierno. Yo creo que Venezuela, tiene que redefinir su política internacional. El reciente incidente diplomático en la OEA, cuando nos apoyamos en unos, y nos pelemos con otros, nos dejó al descubierto que no tenemos un proyecto de política exterior, cosa que no es de extrañar, porque cuando no existe un proyecto de política interna aprobada por la AN, queda muy claro que nos se puede tener un proyecto de política exterior coherente. Aquí lo que mostramos, y es la sensación que le damos al mundo, es que tenemos una pandilla de resentidos que quieren resolver los problemas a coñazo limpio.