La guerra moderna es ante todo un asunto de comunicación, de imagen, de deformación de la realidad. Hoy se cumple como nunca el adagio "en la guerra la primera víctima es la verdad", o aquella sentencia de que "la guerra es el arte del engaño". Gran parte de este engaño es la creación de la imagen negativa del adversario. Veamos.
Con los poderosos medios de comunicación, la operación de creación de imagen adquiere importancia principal. Allí se decide en gran medida el futuro de una guerra. Millones se gastan creando la imagen de los propios y de los adversarios, la mentira es la estrategia de la confrontación. La manipulación de la información es arma principal en toda guerra. Recordemos "las armas químicas" de Irak, la satanización de Trotsky, la acusación a Chávez de dirigir el ataque a Cararabo, las acusaciones de narcos a dirigentes del gobierno.
En Venezuela se escenifica una feroz guerra, sus protagonistas reales no son el gobierno y la oposición, eso sería una simplificación perniciosa, la confrontación real es entre capitalismo y Socialismo. Parece extraña la afirmación pero es la única manera de entender los movimientos políticos, de otra forma las fuerzas revolucionarias, los revolucionarios quedarán ciegos sin ubicar al enemigo, engañados. Los capitalistas están en la oposición, pero también y haciendo más daño dentro del gobierno. Hoy lo dirigen, quién puede negarlo, es suficiente ver el maridaje con el capitalismo que se exhibe con desfachatez, como trofeo. Recordemos la expovenezuela potencia, y los discursos alabando a capitalistas y capitalismo.
Establecida esta situación de guerra, fijado los campos intentemos develar como se mueve la manipulación de imagen: En el gobierno ocurre una primera fase de esta guerra que es el separación de dirigentes importantes del chavismo, se trata de anular la posibilidad de retomar el camino al Socialismo, el silencio, cambiar de franela fue el precio para permanecer, pero también se procuraba eliminar competencia en el liderazgo, brillar con luz propia se consideró delito. Pero los capitalistas internos no están satisfechos con alejar a los destacados, es necesario anularlos completamente, que dejen de ser peligro, que no tengan oportunidad de reverdecer, desprestigiarlos a fondo.
Es necesario, entonces, crearles una imagen que los desprestigie, en este empeño coinciden la derecha de la oposición y la del gobierno, los dos esfuerzos se unen. El gobierno, por ahora, habla de corrupción interna de manera genérica, dice que tiene pruebas pero no las muestra; entretanto el capitalismo de oposición arrecia su denuncia, hablan de tráfico de drogas, ayuda a los terroristas, violación de los derechos humanos. Esta campaña tiene su asidero en la realidad, más de un corrupto, más de un narco habrá por allí, a partir de esas manchas se levanta una campaña de desprestigio que ahora sirve para eliminar, fusilar, moralmente a los incómodos.
Imaginemos que un chavista destacado preocupa al gobierno por su capacidad de liderazgo, es estrella, es candidato a resucitar al chavismo auténtico. No digamos nombres, es fácil ubicar a estos personajes. Imaginemos que el gobierno con ayuda del tsj o algún otro juez menor le lanza una acusación judicial, lo acusan de corrupto, quién dudará, ya se oyen los gritos de ¡así es que se gobierna! Este chavista que imaginamos no levanta cabeza más nunca, su imagen creada por el capitalismo se ancla en el inconsciente colectivo.
Esa situación nos indica que los chavistas cuyo único delito es ser notables, si permanecen congelados, sin entrar en la pelea de la única manera que les está permitido, luchar por el legado de Chávez, reforzar en la lucha, su imagen de chavistas, serán linchados por la poderosa maquinaria de manipulación de gobierno y oposición. Después no les queda holgura para hablar, toda defensa será un simple pataleo tardío.
