En estos últimos años, donde el debate político se ha polarizado nos encontramos con discursos antagónicos, por un lado por parte del gobierno que desde un inicio pero fundamentalmente después del 2003 comenzó hablar en nombre de la clase obrera y de los pobres,-conceptos que a veces se hacen sinónimos en este discurso- en contra de un sector dominante que es acusado de apropiarse históricamente de las riquezas de este país, de ser herederos de los privilegios que desde la colonia un sector élite ha realizado en contra de las grandes mayorías. De la casta de los blancos criollos se pasó a la oligarquía terrateniente y de allí a una burguesía nacional que es acusada por su vinculación o dependencia con respecto al capital internacional.
Por el contrario, la oposición habla de que este gobierno ha dividido al venezolano, - sin dejar de reconocer que existían diversos extractos socioeconómicos- asume que el venezolano no tenía odios de clases, ni raciales y que la legitimidad de los procesos electorales y la poca existencia de movimientos protestatarios eran una demostración de esta relativa equidad.
Ambas visiones son claramente políticas más que históricas y científicas, ya que es tan cuestionable asumir que no había diferenciación social, ni resentimientos, ni racismo antes de Chávez, como decir que no existe una burguesía propiamente nacional, muchas veces enfrentada a la burguesía transnacionalizada. A nuestro modo de ver, es un error y simplismo agrupar a todos los sectores empresariales en una sola burguesía, no tomar en cuenta los nuevos actores, como profesionales cuyos ingresos le permiten ser parte de la élite social, ni tampoco es cierto que toda la burguesía actual representa los mismos intereses y son los mismos apellidos de la colonia, hay sectores de la burguesía totalmente nuevos y que forman parte de la nueva dinámica capitalista.
Ya en los años 30 del siglo XX- con el desarrollo de la industria petrolera y del capitalismo industrial incipiente - los nuevos actores políticos comienzan a percibir estas diferenciaciones sociales de distintas maneras, basta con ver la visión clasista del Partido Comunista en defensa de la clase obrera y pro socialista y la visión poli clasista manejada por Acción Democrática, según la cual en Venezuela no existía una clase obrera consolidada y la diferencia entre las clases sociales era relativamente poca, posición más radical es la asumida por Copei y los social cristianos que veían estas diferencias como absolutamente normales dentro de las sociedades. La imposición del modelo populista hasta los años 80 mantuvo estas percepciones de un país y una sociedad relativamente equilibrado.
Desde entonces, la política sindical de Acción Democrática se tradujo en un mayor estímulo a la discordia, con lo cual buscaban la desunión entre los trabajadores. Con el fin de obtener nuevas cuotas de influencia entre el movimiento obrero y, sobre todo, por atraerse las masas que hasta entonces habían controlado los líderes comunistas, los dirigentes adecos justificaban el principio de que las posiciones clasistas dividían e impedían la implantación del sistema democrático. En tanto, los comunistas siguieron planteando la independencia del movimiento sindical y su libre concepción ideológica. (Vivas Ramírez, 2006: p.282).
Otro discurso que se maneja es el que todos somos pobres y todos somos pueblos, que en este país no hay verdaderamente ricos porque el país en sí mismo no es rico, sino solo de riquezas naturales, más de muy poca producción. Esa es una de las paradojas del modelo venezolano, mucho dinero y mucha ganancia con poca producción, que tiene que ver con la apropiación de la renta petrolera.
Al inicio del gobierno de Chávez, aunque hay un discurso nacionalista y a favor del pobre, los eternamente excluidos, no se asume una postura clasista, y mucho menos ligada a corrientes políticas radicales, como el socialismo ni el marxismo. Ambiguamente Chávez proclamaba la Tercera Vía de Tony Blair. El discurso social era más moderado, menos conflictivo a la burguesía, llegó hablarse de alianzas, defendía a la burguesía nacional, y así quedó expreso en la Constitución de 1999, donde se consagra la propiedad privada y otros derechos de las sociedades capitalistas. Se hacía referencia a la necesidad de ampliar la clase media y que todos fuéramos una gran clase media. En ese contexto surgieron agrupaciones de empresarios con Chávez y la Clase Media en Positivo.
Es a partir de los sucesos del 2002-03 y fundamentalmente en el 2005, cuando se asume la vía al socialismo, cuando se desarrolla una posición clasista a favor de los trabajadores, pero más hacia los pobres, a los cuales se reivindica en su papel de excluidos, y se desarrolla toda una política social en función de su mejora, por primera vez surge el termino de lucha de clases y se asume una posición antagónica a la burguesía nacional, que se ha venido radicalizando y también se profundiza una crítica a las clases medias, al ver como estos sectores electoralmente no apoyan al gobierno y por el contrario son los extractos sociales que hacen uso de su formación académica para enfrentar filosófica e ideológicamente el discurso gubernamental.
Esto ha agudizado un enfrentamiento, no sólo a la burocracia sino a la academia, a las universidades los cuales han sido tildados de reaccionarios y antirrevolucionarios. Se produce una exaltación de la pobreza vinculándolo al discurso religioso, lo que, a nuestro modo de ver, ha producido severas contradicciones, no sólo teóricas sino también desde el punto de vista ideológico y político. Continuará..