Comentarios de un idiota: Chávez visto por teóricos, académicos, vivos y aprovechadores

Inicio esta columna, "Comentarios de un idiota", rogando a Dios que Aporrea se me abra como si dijese "ábrete sésamo" para meter mi cucharada en este enredo que se ha vuelto Venezuela. Mis gracias de antemano.

Del trabajo de Steve Ellner que comenta Evaristo Marcano en su artículo "El fracaso del gobierno socialista", en el cual se alude a muchos teóricos conocidos como Nicos Pulantzas, Althusser y hasta Marta Harnecker, surgen estos comentarios de un idiota. Lo que no quiere decir que el trabajo de ellos se pueda evaluar con esta idiotez, pues un idiota no tiene facultades para eso. Además, no me mueve de manera específica esos autores, sino la mala costumbre anidada en nosotros, hablar pendejadas solo por matar el tiempo. Siempre sale un pendejo a la calle y quien lo encuentre se puede quedar con él.

Los académicos, sujetos a evaluación por quienes les leen y a quienes dirigen sus trabajos, otros académicos, acostumbran llenarlos de citas de autores, entre más conocidos mejor. Si las citas justifican o no el asunto, eso no importa, se trata de citar, con pie de página y todo, para quien deba leer el trabajo, entienda o no el meollo del asunto y hasta aquello no lea, se percate que quien lo escribió hizo sus citas y cumplió con todo el ritual o la formalidad. Si una vaina no tiene que ver con lo otro poco importa. Recuerdo un profesor caraqueño que por la ventana del autobús que le llevaba del liceo a su casa, solía botar las pruebas de sus muchachos y a estos les ponía notas caprichosas que dejasen a cada uno de aquellos satisfechos para que nada reclamasen. Por supuesto aquellos carajitos vivían de los más contentos y felices con su profesor que, para más vainas, lo era de matemáticas.

También como algunos enjundiosos académicos, "descalificaban" a Domingo Alberto Rangel por aquella inveterada costumbre del de Tovar de no citar autores y menos poner pie de página y cuando aquello hacía, no cumplía con el ritual acostumbrado completo, apelando sólo a la memoria prodigiosa que el carajo tenía. La cita tiene muchas finalidades en el trabajo académico, sobre todo al evaluar, pero eso no indica que sea prueba contundente de lo que se dice ver o se sostiene. Salvo que sea una como aquella que "hasta tengo los pelos en las manos". Como demostrar que alguien si dijo lo que uno asegura que dijo.

El asunto es que los académicos, quienes generalmente cumplen con toda aquella parafernalia con fines curriculares y cediendo a los parámetros de la academia, no les importa mucho la realidad y la comprensión del asunto por millones de lectores. Con que los académicos lean sus trabajos, para que a su vez les utilicen como fuentes para citarlos en otros es suficiente; ninguno de ellos se va a atrever a decir que no entendió un carajo porque el descalificado no sería quien escribió sino quien hizo una confesión como esa. Es como un mandado hecho. Alguien les diría, "¿Coño! ¿Cómo que no entendiste, si allí están las pruebas, todas esas citas? ¿Qué más quieres?"

No importa si la realidad entra en aquellos espacios o no. No hace falta que los hechos confirmen o no esas teorías. Lo importante son las citas, las notas a pie de página y los detalles del trabajo académico. La realidad se suele envolver como si fuese de papel y se mete en lo escrito y hasta supuesto dicho en palabras y frases ininteligibles. Es decir, se le dobla y se le mete en donde quepa.

Pero en algún caso sirven, no porque pudieran acertar, sino porque se ven obligados a decir cosas que aunque queden enredadas, habrá alguien quien las entienda y todavía queda el recurso de decir "eso fue lo que usted entendió pero no dije eso". Porque pudiera suceder que el académico quiere decir algo concreto, pero no le conviene y entonces divaga entre lo que un autor dice y otro también mientras evade decir lo que el realmente piensa, pero sin querer lo dice. Y él pudiera decirlo enredado, lo dicho, por decir otra cosa. En veces se explaya de alguna manera que algo uno entiende como quien ve tras la cuajada neblina.

En el trabajo de Ellner, comentado por Marcano, uno se entera que mediante Poulantzas y Althusser, refiriéndose a cosas como muy abstractas, porque este es otra de las virtudes de los académicos, generalmente filosofan que es como un pasar por delante de la policía silbando, después de haber cometido una fechoría, para que ésta imagine que "aquí va un carajito inocente", que Chávez como que se equivocó de "bola a bola", con aquello de la burguesía emergente. Aunque estos, los académicos, por ser más inteligentes que uno, dirán todo lo contrario. Pero uno observa, que pese todo, se hace el esfuerzo de hacernos creer que no fue Chávez sino Miquilena. Algo como lo que ahora sucede en donde Maduro culpa a Ramírez y este a aquel, pero ninguno, ni por equivocación sugiere a Chávez, lo que parece hacer Ellner según Marcano, pues parece que no lo dice, aunque advierte que toma de escudo a Miquilena. De donde uno podría concluir que, según todos los nombrados en relación específica con Chávez, parecieran juzgar a éste como una mansa paloma sujeta a manipulación por cualquiera que se le acercara. Y el asunto no se queda allí, quienes se definen como chavistas marginales, por haber sido marginados por Maduro y su grupo, pero tampoco se avienen con Ramírez y menos con el Toby Valderrama, a estos acusan de haber abusado y traicionado a Chávez. De donde uno que siempre ha sido remolón y poco dado a cargar su santo, no sabe a ciencia cierta quién fue Chávez, porque según los teóricos y los vivos aprovechadores, se trató de un tipo vulnerable e influenciable, tanto como quienes hemos llamado marginales, que acusan a Maduro y hasta el mismo Ramírez de prenderles sus velas para les haga milagros.

Lo que entiendo de eso de la burguesía "emergente" y la otra, es que la realidad no era, como nunca es, tan simple y fácil de aprehender y a Chávez, como suele sucederlos a los teóricos y académicos, que son como la misma cosa, se le escapó, como a tantos antes que él, pero por eso fueron crucificados. A esos que llaman de la vieja izquierda no les perdonan sus errores, salvo que hubiesen cometido el disparate de pasarse demasiado tiempo en las guerrillas matando plagas.* Y eso le sucedió a chávez, lo de no captar la realidad en movimiento, por ser un simple mortal.

De todo aquel acusado de corrupto, haber hecho una inversión malsana o haber dejado que los rieles del tren se herrumbrasen, se le acusa además de haber engañado a Chávez. Como que se le metió por lo bajito. De donde hasta al corrupto que lo fue porque para eso se formó, justifican en Chávez, sin que en verdad este nada tuviese que ver con eso y menos con la conducta de aquél. Que si Eligio Cedeño se fue con la cabuya en la pata, que no fue cualquier cosa sino miles o millones de dólares, porque alguien se lo metió a Chávez entre ceja y ceja para que aquél encandilase. Es decir, queriendo justificar lo acontecido y buscando los motivos, los hallan en un Chávez distraído.

Pero también en todo esos trabajos, sustentándose en las teorizaciones de Althusser y Pulantzas, el asunto es como perteneciente al más allá. Pues hay pocas referencias concretas como corresponde al academicismo. Académico que se respete no se atiene al mundo real, a lo circundante, eso es un campo de trabajo, como de carpíntería, para los pedestres e idiotas que asumen eso que "llaman realidad con el valor que no tiene". Hay que hablar en clave y bastante citas para que el lector se reviente intentando entender lo que el escritor académico no explica, por lo menos con suficiente claridad.

Por eso, quienes les siguen, como los reyes magos desde el oriente al lucero, asumen el asunto Chávez de la misma manera, como que nunca peló el mingo, siempre dijo lo que había qué hacer e hizo lo debido, fueron otros quienes se encargaron que la vaina se fuera para otro lado o se valieron de su amistad o intimidad para desviarle. Porque es una manera de evadir lo real e inventarse una teoría para decir lo que se quiere tomando en cuenta que el muerto tiene demasiados dolientes.

*Sobre este específico asunto, volveré en mis "Comentarios de un idiota".

pelicanocibernetico@hotmail.com



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Armando Lafragua


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