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Éste capítulo esta signado por iniciativas individuales que deben cruzar todas las actividades y acontecimientos donde ya no debemos participar.
La explosión social del 27 y 28 de febrero de 1989, viene a marcar un cambio en todos los órdenes de la vida nacional, junto a los posteriores sucesos del 4 de febrero y el 27 de noviembre de 1992. Si observamos, el movimiento de los acontecimientos en la actual coyuntura, apreciamos un gran parecido y no sería extraño esperar cualquiera cosa.
La deuda externa, sigue agobiando a nuestro pais y aumenta la dependencia de la economía, convirtiéndonos en exportadores de divisas para financiar la crisis imperialista de largo ciclo, que afecta al sistema capitalista en su conjunto. Por esta vía, la soberanía nacional, se convierte, cada vez más, sólo en una palabra bonita; que sirve para los actos protocolares y los discursos oficiales.
En Venezuela el movimiento revolucionario derrotaba, en el plano político, militar, económico y diplomático, los intentos del gobierno estadounidense de acabar con los procesos revolucionarios por la vía militar y de fuerza. Por esta razón, la apreciación de la coyuntura, es favorable al desarrollo de las luchas de los pueblos, dado el retroceso que, en distintos frentes, viene sufriendo el imperialismo norteamericano.
Sin embargo, esta tendencia favorable a nuestros pueblos, se ha revertido en los últimos años. Esto trae aparejado la imposición del modelo neoliberal, en sus dimensiones económicas, culturales e ideológicas, en un pais del tercer mundo llamado Venezuela. La globalización económica, articulación dependiente de nuestras economías, a la economía imperialista, la aplicación de “paquetes” diseñado desde los centros imperiales de poder; la cultura de la competencia; la exacerbación del individualismo; el desarme ideológico y el apoderamiento de los símbolos y el discurso revolucionario, son algunos de los aspectos más resaltantes que el modelo neoliberal de Maduro presenta.
Todo esto, nos permite precisar que la contradicción imperio-patria pasa a ser la principal en el presente momento histórico. Por esta razón, la contradicción fundamental capital-trabajo, sigue presente, pues la explotación capitalista no se ha superado; todo lo contrario se ha profundizado; pero ella expresa a través del dominio imperialista sobre el gobierno de Maduro. Asi mismo, puede decirse de la contradicción socialismo-capitalismo; pues todavía hay países que resisten heroicamente. Destacamos lo anterior por cuanto nos interesa precisar que los conflictos internacionales estan siendo dinamizados, de esta coyuntura por la contradicción imperio-patria: el cambio de gobierno de Chaves a Maduro, significó la aplicación abierta del programa de ajuste neoliberal.
Es decir, se trata de pasar de una economía cuyo dinamismo del gasto del Estado, proviene de la renta petrolera, a un desarrollo capitalista sustentado en una más concentrada explotación del trabajo por el capital, en tanto la renta es cada vez más controlada por el capital. Las medidas que toma Maduro, se caracteriza por los siguientes elementos:
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Son expresión de la politica impulsada por el FMI, como enunciado de la presencia oligarquía financiera internacional.
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Estan estrechamente relacionadas en su elaboracion, ejecución y evaluación con los mecanismos e instituciones del capital financiero internacional.
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Ha generado cambios en las reglas de juego del capitalismo venezolano.
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Comportan un proceso de desnacionalización y privatización de las empresas del Estado; afectando el nivel de vida de la mayoría de la poblacion.
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Condujeron a un mayor nivel de dependencia del pais, con el consiguiente incremento del empobrecimiento del pueblo.
Para la ejecución de esta politica se toman un conjunto de medidas que configuran una serie de ajustes, tanto estructurales como coyunturales. Entre otros, en primer lugar, la privatización del sector petrolero, cuya primera fase son las llamadas asociaciones estratégicas. En segundo lugar, la liberación de los precios de los artículos de consumo final, incluidos los alimentos y las medicinas.
Todos conocemos las consecuencias sociales de esta politica. Un mayor nivel de empobrecimiento que hoy alcanza al 80% de los venezolanos; un incremento del desempleo encubierto, subempleo escondido detrás de la llamada economía informal; una caída del salario real de los trabajadores; aumento de la desnutrición infantil y en las mujeres, feminización creciente de la pobreza, reaparición de endemias que habían sido erradicadas o controladas, lo que demuestra que estas enfermedades tienen un alto contenido económico-social y que no constituyen solo un problema médico; deterioro de los servicios públicos, lo que resulta particularmente grave en la educación y la salud pública; aumento de la marginalidad urbana y rural, asi como la delincuencia. No obstante, se nos han ido en busca de mejores condiciones de vida más de cinco millones de venezolanos, de los cuales muchísimos profesionales de todas las áreas.
Por último, creemos que hay elementos que se mantienen, en lo fundamental, la inexistencia de un proyecto político de transformación revolucionaria, que se exprese en un programa popular revolucionario y la inexistencia de una vanguardia en capacidad de dirigir las luchas populares. Tal entelequia contribuye a que se mantenga la dispersión y el localismo. De allí que los revolucionarios tenemos, sin discusión, una tarea a cumplir en la coyuntura: en el seno del pueblo se está produciendo una ruptura ideológica con el sistema de explotación imperante y con sus manifestaciones más aberrantes del Madurismo.