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Reivindico el carácter revolucionario y alerto con colocarnos a la cola de alguna expresión electoral burguesa.
Caracterizo la participación en las elecciones del 2018, como el momento político de la coyuntura en medio de profundas contradicciones, por lo que debemos definir una política electoral. En el actual debate posiblemente se presentarán posiciones muy diversas en torno al problema candidatural. Desde la abstención hasta apoyar a Maduro, pasando por las candidaturas del general Visconti o el candidato que escoja la Organización de Izquierda en Lucha (OIL).
En todo caso, debe existir un acuerdo básico:
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Denunciar que el proceso electoral se realiza bajo una aparente paz, signada por una profunda crisis y la intención real de rectificar la política económica neoliberal, empobrecedora y anti soberana que implementa el gobierno de Maduro.
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Participar en el proceso electoral con una política que nos permita:
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Impulsar el debate, de cara al pueblo y pedagógico, en torno a la situación que vive el país.
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Sistematizar y caracterizar el proyecto alternativo dirigido a construir el poder popular.
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Contribuir al proceso de acumulación de fuerzas del pueblo en general.
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Difundir el programa nacional, popular, democrático y revolucionario que resulte del diálogo e interpretación científica de nuestra realidad.
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Tener en cuenta las particularidades regionales y locales.
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En materia de cuerpos deliberantes inscribir candidatos en todos los circuitos de los Estados, dentro de una política de amplitud y unificación de esfuerzos con individualidades, grupos y organizaciones del movimiento popular, tanto de base como de partidos, comprometidos con la defensa soberana del país y su transformación.
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No apoyar ninguna de las candidaturas presidenciales institucionales que aparecen en el escenario electoral de hoy, por cuanto, a pesar de los elementos positivos presentes en algunas de ellas, no alcanzan, por diversas razones, a unificar las fuerzas de la transformación, comprometidas con el pueblo y su proyecto histórico.
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Impulsar por tanto, la construcción del poder popular, como referencia que contribuya a fortalecer los niveles de consciencia, organización, sistematización y construcción de un proyecto que, históricamente viene adelantando el pueblo venezolano, permitieron elevar a nuevos planos de reflexión y acción.
Sin embargo, como elemento positivo está el llamado a una política de renuncia generalizada al chavismo y el análisis estructural y coyuntural del país, los cuales definen que nuestro candidato es el pueblo soberano y que nos debe definir, entonces, el carácter revolucionario y evitar colocarnos a la cola de alguna expresión electoral burguesa.
Por último, es tiempo de luchar y amar, es tiempo de apretar los dientes y salir al encuentro con nuestro pueblo, con el proyecto político y con un programa transformador que exprese con claridad la historia, las luchas, los saberes y sueños por la que históricamente ha venido peleando nuestro pueblo. Con la convicción de que la victoria no es solo necesaria, sino sobre todo posible.
