LAS REVOLUCIONES SE PARECEN MÁS A UN HURACÁN que a un cristal de cuarzo, en ellas hay pocas líneas estáticas. Por eso, los agrupamientos en tiempos de Revolución, son vaporosos en lo táctico y firmes en lo estratégico. Si alguien ignora esta realidad, corre riesgo de ser batuqueado por las borrascas de la historia.
Bolívar peleaba contra los españoles junto a Santander y Páez. En lo táctico coincidían, estaban del mismo lado de la tenue línea táctica, sin embargo, en lo estratégico, en la construcción del nuevo mundo, eran adversarios, y Bolívar terminó proscrito por sus antiguos aliados y subordinados.
A Sucre tuvieron que matarlo para romper la conexión estratégica con Bolívar. Situación similar sucedió con Zamora, hacía temblar a los oligarcas, y a pesar de eso la bala asesina salió de su mismo bando.
En los tiempos huracanados que hoy vivimos, tiempos de definición de rumbos, los agrupamientos tácticos se debilitan tensados por las exigencias estratégicas. El cosmos estratégico nunca había dependido tanto de lo táctico como ahora. Hoy el destino estratégico de la Revolución se decide en lo táctico, en lo electoral, y esa realidad se expresa en nuestra conducta política. Veamos.
Los que ya llegaron a su aspiración estratégica, los que piensan que el camino es hasta aquí, que la Revolución es esto, que más allá lo que hay es perfeccionarla y cuidarla, que debemos parar, que es necesario un pacto con la oposición, los que postulen la imposibilidad de ir más allá de un capitalismo tierno, esos, le darán un contenido anodino a la campaña electoral. Su objetivo es ganar, y no ganar creando la conciencia que nos permita avanzar. No plantearán propuestas nuevas, no tendrán respuestas a las interrogantes del futuro, se limitarán a distracciones, efectismos publicitarios y giros en el mismo lugar. Son el pasado intentando detener al mar embravecido.
Los que tienen su horizonte estratégico en el Socialismo, los que crean que hay que avanzar hacía el Socialismo, los que saben que sólo en el Socialismo podremos solucionar los grandes problemas creados por el capitalismo, que sólo en el Socialismo podremos resolver el problema de la vivienda, la alimentación, la salud, la recreación, el trabajo, esos, los que acompañan al Comandante Chávez en sus sueños, le dan otro contenido a la campaña.
Para ellos la campaña debe estar impregnada de lo estratégico socialista, porque es lo socialista la única posibilidad de desarrollo de esta Revolución. Esta Revolución o es socialista o perece. Además, la campaña electoral debe estar sustentada en la fortaleza que le da a la Revolución la alianza amorosa entre el pueblo humilde y el líder, el Comandante Chávez. La alianza amorosa entre líder y pueblo precede a toda Revolución.
La campaña electoral es mucho más que una simple lucha por votos. Su contenido, su forma, es hoy territorio de enfrentamiento ideológico, de pugna
donde se decidirá el destino del continente.
¡Chávez nos ama!
¡Chávez es Socialismo!
¡Chávez es Chávez… lo demás es gamelote!