Debemos ganar la batalla hacia un mejor país y, ese es mi tema desde que empecé a ejercer como periodista y, luego como escritos, a consecuencia de dedicarle tiempo a mi carrera académica. Una prioridad es que liberemos nuestros sistemas de lazos de la corrupción, que ha minado el ejecutivo nacional y, esto, se presta a detener cualquier locura de algún dirigente político.
Hay que poner frente a la justicia a quienes violen el pacto social del comandante, Hugo Chávez Frías, quienes con locura desean correr de prisa. En los próximos días, las elecciones presidenciales marcaran nuestra historia y, para esto, tenemos un gran reto que, es tener una agenda mínima para superar los retos y el miedo, las grandes desconfianzas
Claro que hay temas de la agenda social, económica, de justicia, funcionamiento del Estado y muchos otros que son necesarios atender, pero si no ganamos la batalla electoral, estará por demás, porque los operadores del pacto tendrán las puertas abiertas para retrotraer todo y hasta encarcelar a los enemigos de la dictadura de la corrupción. Incluso, de quienes desean hacer vida revolucionaria.
Es momento de que todos, personas y sectores, demos muestras inequívocas que nos permitan determinar posturas, pero, sobre todo, recobrar confianza en una sociedad que desconfía por todo lo pasado. Nunca antes, alcanzar mínimos ha sido tan importante para marcar nuestro futuro. Existe una imperante necesidad de aislar a los extremistas de ambos lados para darnos el chance de tener la Venezuela deseada.
El pacto es vital para la asociación de ideas. Hay que cooptar más la justicia y aprender a confiar en nuestro presidente, Nicolás Maduro Moros. Es decir, no debe haber dobleces por ninguna parte y evitar que personeros calificados del oficialismo o oposición nos lleven al abismo.
Es el momento de trazar una nueva ruta económica para cerrar las brechas y dar oportunidad al espectro económico, dando oportunidades para exportar e importar. Hay que reformar al Estado de una manera integral, sin comprometer el futuro para llegar al punto exacto que necesitamos, generando un ambiento de verdadero equilibrio económico y social.
Leo, tanto en columnas de Opinión, como en sus comentarios, y encuentro que las personas mezclan sistemas políticos con sistemas económicos como si fueran lo mismo y no lo son. Me voy a centrar el día de hoy en tratar de explicar cómo funcionan dichos sistemas.
Un sistema económico es básicamente la estructura de producción, distribución y consumo de bienes y servicios en una economía, así como la asignación de los recursos económicos dentro de la misma. Esta puede ser descentralizada, por ende atomizada, y delegada en cada uno de los habitantes de forma libre, como sucede en el sistema capitalista; centralizada y discrecional por uno o varios entes superiores que deciden e imponen qué se produce, quién lo produce y distribuye y quién lo consume, como sucede en el sistema comunista; y una mezcla de ambas, donde la mayoría de habitantes deciden libremente qué producir y cómo distribuirlo y consumirlo, aunque hay uno o varios entes superiores que tienen el control de bienes estratégicos como pueden ser los hidrocarburos, productos mineros o el agua, por ejemplo, y deciden quién puede producir esos bienes y cómo lo deben hacer, y a un sistema de ese tipo se le llama socialista. Obviamente por razones de espacio simplifico muchísimo la explicación de cada sistema económico, sin embargo, a grandes rasgos funcionan como he descrito anteriormente.
Tanto el capitalismo como el comunismo en su sentido más estricto no existen en la realidad, son una utopía. Ningún país del mundo funciona ni ha funcionado bajo esos dos esquemas, ya que la ausencia de un ente regulador (llámese Estado) derivaría en anarquía entre los ciudadanos, mientras que un ente centralizador de todas las decisiones de asignación de recursos tendría un desconocimiento absoluto de las necesidades individuales, por lo que lo que produzca no va a ser lo que los ciudadanos necesiten, lo que lo destinaria al fracaso, como ya ocurrió con la difunta URSS y sus satélites. En el medio, sin embargo, se ubican todos los sistemas económicos de los distintos países del mundo, algunos con mayor tendencia hacia la libertad individual y otros hacia la planificación central, por lo que todos los países tienen en la práctica sistemas socialistas o mixtos.
Algo importante que se debe destacar, es que el comunismo y el socialismo no son lo mismo, son sistemas muy distintos uno del otro. Aunque supuestamente el socialismo es un paso previo al comunismo, la realidad y la evidencia empírica son muy distintas, y nos demuestran que los países que consideramos socialistas, como los países escandinavos, Canadá, Alemania o Francia están muy lejos de adoptar sistemas económicos comunistas y tienen bases empresariales fuertes y las decisiones de asignación de recursos recaen, en su mayoría, en los individuos quienes eligen libremente cómo hacerlo y no en los entes centrales de planificación, o sea el Estado.
Y para terminar, lo que tenemos en Venezuela es un sistema económico mixto, con una fuerte orientación mercantilista, basada en el otorgamiento de privilegios a personas o a grupos. Y eso no es capitalismo, ni mucho menos.
Llevo tiempo preguntándome qué se hicieron los estadistas en Venezuela sí, aquellos personajes que gozan de gran saber y experiencia en asuntos de Estado, es decir, quienes por sus capacidades no se limitan en analizar la situación actual por la que está atravesando el país, sino ven más allá. No solo para las próximas elecciones, sino en las futuras generaciones. Invito a los amables lectores a pensar y proponer soluciones sobre esta materia, para no seguir viendo cómo los diputados pierden valioso tiempo en pensar en qué hacer o cómo seguir hartándose sentados en su curul del hemiciclo parlamentario, dicho literalmente o percibiendo y gastando grandes cantidades de dinero inútilmente de los recursos públicos, además de percibir sinnúmero de canonjías que no se merecen o para que los partidos políticos que representan, si es que así pueden llamarse, puedan seguir detentando el poder político que actualmente ejercen para eliminar leyes y crear otras.
Es necesario, trabajar por la patria y definirse por la historia