Si revisamos la historia de la Humanidad encontraremos que sólo en pocas ocasiones los humildes han luchado por sus intereses. La mayoría de las veces los expropiadores, los dominantes, los han usado a su favor; o dicho en otras palabras, los humildes, las masas irredentas, han peleado del lado de sus verdugos.
Aquí en Venezuela la historia no fue diferente, para no ir muy lejos recordemos sólo el 23 de Enero del 58. Allí, las masas, correctamente guiadas por la Junta Patriótica presidida por Fabricio Ojeda, derrocan la dictadura de perez jiménez, se abre así un periodo revolucionario que fue capturado por los reformistas, y todo terminó en medio siglo de oscuridad, de gobierno capitalista. Aquel escamoteo de la posibilidad revolucionaria es una cátedra de engaños al rebaño. No ahondemos en aquellos sucesos, limitémonos a decir que es una cátedra de la manera de engañar a la masa incauta y con vanguardia pusilánime.
El fracaso aquel, el engaño, fue reparado con el triunfo del Comandante Chávez. El rebaño dejó de ser rebaño, se empezó a reconocer a sí mismo, su fuerza, sus posibilidades, recuperó su autoestima, comenzó a estudiar, a valorizar el conocimiento, se organizó, se empezó a pagar la deuda social. Y sobre todo, encontró razones sagradas por las cuales luchar, el Socialismo.
La maquinaria de la restauración comenzó a moverse, después de mucho ensayo llegaron a una conclusión, a la que siempre llegan cuando el líder es inmenso: hay que asesinarlo. Así asesinaron a Cristo, a Lenin, a Bolívar, Sucre, Fabricio, Gaitán, Santucho, al Che. Y terminaron con el Comandante Chávez. Ya hoy se ha olvidado este asesinato, los usurpadores escondieron bajo la alfombra el crimen.
Después de asesinado el Comandante, y siguiendo el guión de los capitalistas internacionales, comenzó el desmontaje de la obra espiritual y material del Comandante. Primero, envilecer de nuevo a la masa, convertirla en rebaño, el "dakazo" fue el inicio del populismo, se guillotinaron moralmente a la posible vanguardia chavista, se les desprestigió, toda la maquinaria mediática del gobierno se confabuló contra ellos. En lo económico todo fue más rápido, se prestigió de nuevo al capitalismo, se revirtieron los avances en socialización de la propiedad y lo que quedó fue arruinado, desprestigiado. A Pdvsa se la transformó en un perol, el fiscal lleva en su frente esos dudosos laureles. En lo político la restauración ha sido más lenta.
Es que el poder del Comandante sigue vivo luego de su asesinato, con eso no contaban los reformistas restauradores, tuvieron que adoptar un disfraz de chavistas, maquillar la entrega y el reformismo. Fue así que ensayaron un discurso falso-chavista y una práctica capitalista. Pero violaban una ley social: "la conciencia, la espiritualidad, debe estar en armonía con la economía". No se puede pretender ser socialista en la conciencia y capitalista en la economía; necesariamente, hay un desajuste que lleva a una crisis. Cuando el gobierno se muestra incoherente, cuando dice algo y su práctica lo desmiente, la masa regresa a su mentalidad capitalista, se declara el sálvese el que pueda, la ética capitalista efervesce. La masa consciente de Chávez se transforma en el rebaño de hoy, sin vanguardia, sin rumbo, fácil presa de la restauración.
Hoy el gobierno intenta reeditar el pacto que hundió al país el 23 de Enero. Alguna fracción de la derecha externa se pliega al ensayo, otra se mantiene en su ataque de frente que, necesariamente, terminará en un intento de fuerza. Los chavistas auténticos, los revolucionarios, paralizados como en el 23 de Enero, no terminan de reaccionar, dejan que engañen de nuevo a la masa. En ellos se produce un extraño fenómeno: son, en las crisis, los mejores defensores de la legalidad burguesa.
