Para muchos conservadores estadounidenses, que creen que el comunismo empezó con la instauración del alumbrado público, la cuestión de si el Papa es un comunista es una cosa muy seria. Antes de unirse a los cantos de alabanza al nuevo pontífice, quieren saber de qué lado está. Está claro que la idea de que el papa Francisco es un comunista ortodoxo es absurda. Los comunistas creen que el Estado ha de tomar el control de los medios de producción y que el libre mercado debe ser abolido en favor de una economía planificada en la que los bienes se produzcan de acuerdo a las necesidades reales y en la que el Estado tenga el poder de fijar los precios. Nada de lo que el papa Francisco ha dicho o hecho hasta ahora sugiere ni por un momento que se trate de un radical peligroso, o que siquiera albergue en secreto ninguna idea propia del comunismo.
Sin embargo, si uno escucha con atención sus declaraciones y estudia sus decisiones, se hace evidente que Francisco es el pontífice que más crítico se ha mostrado con el materialismo rampante que determina la vida en Occidente. Es posible que en aspectos doctrinales siga siendo conservador, pero hay una cosa que está clara, y es que este Papa no le tiene miedo a los cambios.
El papa no caerá muy abajo, es discreto en cuanto a Occidente y, más allá que sus palabras están cargadas de piedad, desea romper con el juego de reglas que le quiere imponer algunos políticos de España y aquellas que provienen de la edad media. Una manera muy sabia para involucrarlo en un campo de batalla y romper con las clases de Teología que aprendió algunos miembros de la curia. Así que estos dirigentes, olvidan que las enseñanzas del evangelio son limitantes por su doctrina clerical.
Aunque, el choque será inevitable, Europa necesita credibilidad en cada una de sus actuaciones. Es necesario atraer a los grupos que mantienen un espíritu sesionista e independentista y, desde el fallecimiento de la muerte de Juan Pablo I en 1978, tras solo treinta y tres días de papado, se viene realizando y ejecutando un profundo análisis del papel de la Iglesia Romana en el Cono Sur y el mundo europeo.
El grupo, nombrado para tal fin, ya viene cumpliendo su labor. El gran problema es la religión o fe que traen los migrantes de Arabia Saudita, Irán y Siria que creen en el islamismo, esta responsabilidad esta bajo el criterio de ocho cardenales, que, por otra parte, tienen bajo su responsabilidad la reforma de la curia, todo, por los cambios observados por los sacerdotes en su relación con el pueblo y menores de edad.
"Francisco cree en los cambios operados a través de comités", afirma el padre Gerard Whelan, de la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma, que sostiene además que en este punto se está reivindicando como jesuita. "Él cree en los procesos consultivos, algo que está profundamente arraigado en la mentalidad jesuita. Escuchar a los comités y formar parte de ellos es uno de los rasgos esenciales de esta orden".
La fe del Papa en los procesos consultivos nació de su trayectoria como jesuita en Buenos Aires. Esta experiencia también moldeó su visión de la misión de la Iglesia, que ya se ha demostrado polémica. Cuando Francisco (que entonces se llamaba Jorge Mario Bergoglio) fue designado para liderar a los jesuitas de Buenos Aires, tenía 37 años. "Era carismático, pero también arrogante, autoritario, difícil", afirma su biógrafo, Paul Vallely. El propio Bergoglio ha afirmado que en aquella época cometió "cientos de errores".
Uno de ellos fue retirar el apoyo de la orden a dos jesuitas que trabajaban en los suburbios de Buenos Aires. Orlando Yorio y Francisco Jalics habían abrazado la Teología de la Liberación, una corriente que llama a la Iglesia a luchar por la mejora de la situación política y económica de los pobres y también por impulsar su vida espiritual. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI veían la Teología de la Liberación como marxismo camuflado. Esa también fue la opinión de la junta militar ultraderechista que se hizo con el poder en Argentina en 1976, y que desató una enorme ola de represión interna. Hubo más de 30.000 "desaparecidos" en ese periodo. Por eso, cuando Bergoglio se lavó las manos con respecto a Yorio y Jalics, también les condenó a sufrir tortura y cárcel.
Aunque parezca liberal, el papa es un hombre muy conservador. Sus comentarios, van más de la economía hasta alcanzar el núcleo del catolicismo. cuál es la función de la Iglesia? Los sacerdotes, ¿son trabajadores sociales bendecidos que han de ayudar a los débiles y a los marginados, o por el contrario son guías espirituales que, a través de la liturgia y el rito, han de ayudar a la salvación de las almas?
Todo es muy claro. Los latinos necesitamos orar para recibir la bendición de Dios y, que nos espante los demonios del comunismo. Recién, compre diez panes dulce en una panadería y su costo fue de trescientos ochenta millones de bolívares y que con la reconversión cambiaria, una trampa bobo, llega a trescientos ochenta mil bolívares soberanos. Lo que indica, el favorecimiento de las mafias del pan de trigo. Por esto, deseamos que el papa se pronuncie como guía espiritual de un grupo de feligreses y no convertir su templo en un conjunto de ritos y paganos. Necesitamos respuestas concretas.
La bendición de Dios es para todos los hombres, incluye a los débiles y marginados. Pareciese que el solo bendice a los halcones de las ondas estadounidenses, economistas ingleses y los católicos de a pie, los de abajo, jamás obtendrán esa compasión, la de bendecir sus almas.
La mayoría apoya que Francisco trate de obrar milagros como la reforma de la curia vaticana para conseguir que la Iglesia sea más receptiva a las críticas y más proclive a los cambios. Para algunos esto se corresponde con la determinación demasiado entusiasta de alguien que puede hacer volcar el barco; sin embargo, cuando se mira atrás y se cae en la cuenta de todo el horror que ha salido a la luz y de todos los inocentes condenados por la permisividad y el secretismo, son pocos los católicos que honestamente pueden decir que la Iglesia no necesita ser reformada; y son muchos los que creen que Francisco ha sido enviado para llevar a cabo esa misión.
De la noche a la mañana la Iglesia, que parecía cada vez más irrelevante, está liderando el debate mundial sobre política económica y social; y todo se debe a un hombre carismático que encandila y desconcierta en igual medida.
Si Francisco es capaz de cambiar la institución que encabeza, eso no será comunismo: será un milagro. Para España el año 2017 se presenta como un año de oportunidades y retos, tanto en lo económico como en lo político. Este país continuará creciendo con fuerza, por encima de la media europea, aunque a un ritmo cada vez menor. Eso se traducirá en una mayor creación de empleo y nuevas oportunidades para los españoles. A pesar de las mejoras España terminará el año con cerca del 28% de paro tras casi doce años inmersos en una profunda crisis. Por tanto, queda mucho camino por recorrer.
A la ralentización de la demanda interna se unirá la debilidad de la demanda exterior en un contexto internacional complicado. El riesgo político será clave. Tras la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea y la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, Europa se enfrenta a importantes citas electorales.
Hay que trabajar de una manera más unida, construir una mejor Latinoamérica y Europa, más cercana y útil para sus ciudadanos. Creo, en la unidad del mercado y en el libre movimiento de mercado, servicios y personas. Socialismo, es identificar al ciudadano con el progreso.