Simón Bolívar, al recibir la carta de Mr. Irvine fechada el 1º de octubre de 1818 donde le dice que Venezuela en los casos de las goletas Tigre y Libertad ha actuado ilegalmente, le contesta el día 7 del mismo mes, y aprovecha la oportunidad para decir a Mr. Irvine, que se va a desentender del penúltimo párrafo de su carta por considerarla "en extremo chocante e injurioso al gobierno de Venezuela" y que para contestarle sería preciso usar el mismo lenguaje de Irvine "contrario a la modestia y el decoro con que por mi parte he conducido la cuestión". También le dice que no va a forzarlo a reciprocar los insultos, pero que aunque no lo hará, no va a permitir que, "ultraje ni desprecie al Gobierno y a los derechos de Venezuela" y finaliza la carta con unas palabras contundentes: "Lo mismo es para Venezuela combatir contra España, que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende" No obstante todo eso, se despide con los usos protocolares de su elevada investidura, el respeto, la decencia y la alta responsabilidad que tiene al regir los destinos de Venezuela y su representación en el escenario internacional.
A pesar que Venezuela no había consolidado su independencia y el gobierno aún no tenía autoridad sobre todo el territorio de la república, Bolívar actúa como un avezado Jefe de Estado en términos del manejo de la diplomacia, con honor, dignidad y firmeza, entendiendo la valía de establecer, en ese contexto, sólidas relaciones de amistad con Estados Unidos, sin dejar de salvaguardar los intereses soberanos de la naciente República, sembrando con ello parámetros insoslayables de comportamiento republicano, independiente y soberano en los manejos de la política interior y exterior de la nación. Bolívar vuelve a escribir a Irvine el 12 de octubre como respuesta a una nota de éste del 8 del mismo mes. En ella el agente diplomático manifiesta su extrañeza por la respuesta de 7 de octubre del Libertador. Bolívar le dice que así habría sido, si Irvine se hubiera limitado solo a dar por cerrado el asunto, pero que el tenor de la misma le obligaba a responder para no dar por ciertos ninguno de los argumentos expuestos en la carta y que no son sino la reiteración de los anteriores, refutados uno a uno y en su momento; de esa manera el Libertador cerraba toda posibilidad a dejar asuntos abiertos con la posibilidad de ser usados contra la República. Con esto, Bolívar da por finalizada su comunicación con Irvine y así es, pues no recibe ni envía ninguna nueva correspondencia al representante del gobierno de Estados Unidos.
Lo que había comenzado con grandes augurios y esperanzas para Mr. Irvine 4 meses antes, resultó un fiasco ante la desatención de Irvine a la propuesta amistosa y apegada a derecho de Bolívar y el posterior escalamiento del discurso agresivo, incluso amenazante del estadounidense. Juan Bautista Irvine no regresó de inmediato a su país, incluso participó como invitado especial en la instalación del Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819. Irvine informa del resultado de su misión al Secretario de Estado John Adams, en ellos destilaba rencor por su fracaso y tilda a Bolívar de dictador y tirano, así como iluso y quijotesco. El 27 de febrero de 1819 Mr. Irvine abandona la ciudad, frustrado por la ruina de su gestión. En su país se consagra a escribir artículos periodísticos en los que calificó a Bolívar de "'General charlatán y político truhán´". Unos meses después de la partida de Irvine, el gobierno de Estados Unidos envia a Venezuela al Comodoro Oliver H. Perry quien arriba a Angostura el 25 de julio de 1819.
José M. Ameliach N. Julio de 2018