Por si quedara alguna duda sobre el poder de los medios, copio un atinadísimo comentario hecho por un Superintendente de Policía de India Central, región donde los pueblos tribales luchan desde hace decenios por sus tierras, despojadas antes por latifundistas y británicos, ahora por grandes corporaciones mineras y sus cómplices en el gobierno. Comentario recogido por la escritora y activista Arundhati Roy en su crónica "Caminando con los Camaradas".
"Fíjese, señora, a decir verdad, este problema no se puede resolver por nosotros, los policías o militares. El problema con los tribales es que no entienden la avaricia. A menos que se vuelvan avaros, no hay esperanza para nosotros. Yo le he dicho a mi jefe: Retire las fuerzas armadas y en su lugar ponga un televisor en cada casa. Todo se arreglará automáticamente".
Obviamente en nuestro país la TV y demás medios al servicio del capital hicieron muy bien su trabajo. Entreteniéndonos y como quien no quiere la cosa, contribuyeron con gran efectividad a inocularnos la avaricia, disfrazada de ambiciones naturales, y su satisfacción, de signo de éxito. Convirtiéndonos en consumistas, en pitiyanquis, en aspirantes a un desarrollados a imagen y semejanza del primer mundo…
Ahora en esta época de guerra, también han sido muy eficientes. Aprovechando el vacío dejado por el extraordinario comunicador/formador que fuera el Comandante Chávez, han logrado vender nacional e internacionalmente una imagen totalmente distorsionada de la Venezuela chavista. Imagen que los medios oficiales, han intentado contrarrestar con mucho menos éxito. Lo cual no tiene nada raro en una sociedad alienada y acosada que recién intenta recuperar y valorar su identidad.
Lo que si llama la atención es que, pese a infinitos reclamos de Chávez, de especialistas y de quienes los vemos y escuchamos, nuestros medios oficiales sigan sin dar pie con bola. Mimetizados de forma y fondo con lo que pretenden combatir, terminan reforzando mensajes colonizadores.
Ejemplo típico de ello: la frecuencia con que se atribuye (consciente o por inoculación en el inconsciente) la responsabilidad de todos nuestros males a los "bachaqueros". Es decir, a "los de abajo", al eslabón más débil de la cadena de personajes "respetables" que complotan para destruir a nuestro país.
Más doloroso: la exclusión de "los de abajo" de nuestros medios, reflejo de una desconfianza (nuevamente consciente o inconsciente) que también los margina de debates, de negociaciones y de la toma de decisiones que los afectan.
Los de arriba no pueden seguir equivocándose pues, así como en un momento fueron obligados a "entender la avaricia", hoy los de abajo están "entendiendo" cada vez más su poder...