(Ya está en Youtube "El arado y el Mar Radio")
Cuando las masas se ausentan, cuando dejan de ser masa consciente de su papel político para ser un mero amasijo de egoísmos individuales, se pierde la conexión entre la vanguardia y las masas, entonces, la Patria queda inerme frente a intereses grupales, lo social se desvanece. La garantía de Patria es la masa actuante alrededor de objetivos políticos altruistas, unida en el fragor de la lucha. Cuando la política se confina a las batallas entre fracciones ambiciosas los intereses sociales se subordinan a los intereses grupales internacionales y nacionales, y la Patria pasa a ser un concepto vacío.
Uno de los requisitos para la construcción del Socialismo es la participación actuante de las masas, sólo el calor de esa participación permite emprender las difíciles pero hermosas tareas de la fundación de un nuevo mundo. Y sólo el Socialismo permite convocar a las masas a la tarea común, de la construcción económica, de la construcción social, de la fundación de la espiritualidad, de la fraternidad. Acertado estaba el Comandante Chávez cuando propuso la consigna "Patria Socialista o Muerte".
Las masas en la calle son levadura indispensable para la derrota del capitalismo, eso lo saben los capitalistas y por eso le temen a la masa actuante. La sustituyen por elecciones burguesas donde la masa se fragmenta en millones de individuos que escondidos, en secreto, manifiestan su voluntad manipulada por los poderosos medios de comunicación. Son la suma de soledades, de la tristeza de un humano sin relaciones con otros humanos. Contrasta esta tristeza con la alegría, la fuerza volcánica de una manifestación en la calle, con objetivos políticos, donde cada uno en su relación con el colectivo se hace inmenso como la multitud, y la multitud se crece en la energía de ese tejido humano en que se transforma la masa consciente.
A este gobierno que sustituyó a Chávez el capitalismo le impuso como una de sus tareas principales sacar a las masas de la calle, privarlas de política, de vanguardia, encorsetar la política en los cubiles, y así lo ha hecho con éxito. Hoy la política abandonó la calle, la multitud actuante se desvaneció, estalló la vanguardia. Se transformó la alta política en un ejercicio de comediantes, la gente se importa más por el chisme, por lo trivial que por la entrega de la Patria, vivimos en un teatrino que nos distrae de la realidad.
La tarea de los revolucionarios, de los chavistas de verdad, es regresar la masa actuante a las calles, dirigida por una vanguardia vigorosa, clara en sus objetivos, con prestigio. Capaz -como diría Rosa Luxemburgo- de producir la chispa que incendie la pradera. Las condiciones objetivas están más que presentes, el diagnóstico no acepta dudas, falta el coraje de la vanguardia necesaria.
Recordemos, finalmente, que la vanguardia sólo se forja en la acción audaz, viril, autentica, y que a los vacíos de vanguardia revolucionarias los llenan los monstruos.