Seguro estamos que a muchos le contrariará lo que señalaremos en estas líneas, pero la política por encima de todo debe ser realista, lo que los alemanes llaman realpolitik y, como sabemos, la política teutona raya en lo casi perfecto. En Venezuela la política se ha devaluado, pasó ser un costosísimo entretenimiento donde sus protagonistas lejos de servirle al pueblo lo entretienen, pueblo que dejó perder su rol en democracia, ahora es un simple espectador, con piernas y manos atadas.
Al grano, este domingo se realizan otras elecciones, las quinta desde que en diciembre 2015 se realizaron las impresionantemente masivas del 6D, donde el pueblo desafiando todas las predicciones se avocó a las urnas para exigir un cambio de conductores y de dirección nacional, cambio que fue saboteado por quienes se niegan entregar el poder, manipulando la institucionalidad, burlando la voluntad del pueblo. Desde ese momento el voto dejó de interesarle a los venezolanos, más aún cuando en acto seguido la misma institucionalidad roja rojita burló infamemente el revocatorio, segundo paso que hubiese impulsado definitivamente los cambios que deseaban más del 80% de los habitantes de este país caído en desgracia, hoy ese porcentaje es superior.
¿Vale la pena votar este 9 de diciembre en las elecciones a concejales? Fíjese, a juzgar por los hechos, cada plaza de elección popular que pierde el gobierno ha sido inmediatamente neutralizada por éste, no tiene empacho en el cómo, fue capaz de inhabilitar con deshonrosos desafueros al poder más prominente de una democracia como lo es el parlamento nacional, inhabilita a gobernadores, destituye y encarcela alcaldes, impone poderes paralelos cuando no encuentra como destituirlos y pare de contar. Tenga por seguro que sí un candidato opositor hubiese triunfado en las presidenciales vía ANC éste tampoco hubiera podido gobernar, le habrían escamoteado todas sus funciones y competencias.
Hay quienes piensan es necesario continuar rebosando el expediente gubernamental sobre delitos electorales y violaciones a la democracia, a la constitucionalidad, amén de otros presuntos delitos con arraigo internacional, pero… ¿Hasta cuándo? ¿Qué más hay que demostrar? Lo que había que saber acerca del talante antidemocrático, tiránico, de ilegitimidad e ilegalidad acerca del régimen ya se sabe ¡Desde hace rato! Así, nos preguntamos ¿Qué pasará en los cabildos donde la oposición sea mayoría? Pues, buscarán cómo anular esa mayoría, le desviarán recursos, serán supeditados a un poder o autoridad impuesta por el presidente y las suposiciones no tienen fin, es decir, los municipios continuarán teniendo exactamente el mismo destino que al chavismo se le antoje, como sabemos, plagado de controles, racionamientos y la superposición de los intereses del Psuv por encima de las necesidades reales de las comunidades.
Reiteramos, el voto en Venezuela perdió todo valor que debería tener en democracia, no premia, no castiga y tampoco genera cambios, político a estas alturas que no comprenda esa realidad está descontextualizado o, perdonen nuestra franqueza, simplemente quiere usufructuarse de los recursos que en campaña electoral surgen "de todos lados".
Es su decisión estimado lector, nuestra opinión es que votar o no votar en esta Venezuela cubanizada da exactamente lo mismo, por lo antes expuesto y porque una vez producido el necesario, justo y políticamente natural cambio de régimen, absolutamente todos los cargos de elección popular deben ser electos nuevamente en el marco de una institucionalidad, democratización y legitimidad real.