¿Por qué el encono contra el madurismo?, ¿qué hizo?, ¿qué dejó de hacer?, ¿cómo consiguió que todos los malos del planeta se confabularan contra él? Éstas preguntas pueden guiar una reflexión para entender qué nos pasa en Venezuela.
Es conocida la vocación capitalista del gobierno, y su decisión antisocialista, ya esto debía ser suficiente para ser aceptado en el circulo capitalista mundial. Entregó el petróleo, hizo leyes para proteger a las trasnacionales, vendió las minas de oro... y nada, no terminan de aceptarlo. ¿Qué pasó? El madurismo no supo resolver una contradicción. Veamos.
Debía, por exigencia mundial, dejar de ser chavista. Los capitalistas toleran todo de un gobierno, menos que ponga en duda las bondades del capitalismo, la propiedad privada que permite la explotación, la ilusión de que todos tenemos las mismas oportunidades, la fábula de que el sueño americano existe en la realidad. Entonces, el madurismo debía borrar, aplastar, denostar de la imagen de Chávez. Pero si lo hacía se quedaba sin soporte popular.
Quiso navegar en estas dos aguas y el resultado fue que se agotó. Ensayó el populismo más crudo, el carnet, los bonos, las cajas y lo que consiguió fue crear una base clientelar que se irá con cualquiera que le ofrezca una caja, puede ser un don chepe o los gringos. Al apartarse de Chávez, al transformarlo en una ironía, perdió la mayoría, la base popular que heredó de Chávez y lo sustentaba. Ahora bien, su fracaso tenía remedio dentro de la democracia capitalista: la alternabilidad. Y allí comienza el gran problema del madurismo: acostumbrado a la mafia sindical que no hace elecciones, que no cede el poder, no podía entender la alternabilidad, base fundamental de la democracia burguesa, válvula de seguridad contra el agotamiento de los gobiernos, fórmula para el extender el clientelismo en la clase política.
La incapacidad genética del madurismo de entender otra cosa que el pragmatismo le impide ir más allá de su papel primario: destruir el socialismo, destruir la imagen de Chávez, el primer punto lo cumplió perfectamente. Falla en instaurar la democracia burguesa.
Esa es la esencia de la batalla de hoy: es una pugna entre capitalistas; unos, el gobierno, que se salió del redil, que no acepta la alternabilidad; los otros, que necesitan instaurar la democracia burguesa, borrar, enterrar definitivamente el intento Socialista. Es una batalla por hacer entrar en cintura a un hijo del capitalismo que se quiso alzar con el santo y con la limosna. De allí que no nos vengan con esa manipulación de que se trata de una pelea por la Patria, lo que hay es un reacomodo de la dominación capitalista.
La tarea de los Chavistas es la misma desde que este gobierno se inició: preservar al Chavismo, dejar claro ante la masa que madurismo no es Chavismo. El madurismo debe abandonar el poder y abrir paso al verdadero Chavismo, esa es la tarea principal: transformar la pelea entre capitalistas en una batalla entre el Chavismo socialista enfrentado al capitalismo madurista y tambien al capitalismo internacional de guaidó.