Es inevitable la salida de los cuatro. Ahora el asunto importante no es relatar la torta inmensa que pusieron, ni siquiera las razones políticas y psíquicas de su mal desempeño, lo fundamental ahora es ver con ojos críticos el futuro de este país, diseñar las líneas maestras de lo que queremos reconstruir.
Lo primero es ir al fondo de los errores cometidos por el gobierno de maduro que nos condujo a la catástrofe de hoy. No hay dudas de que el error primigenio del madurismo fue apartarse del legado de Chávez y lanzarse en los brazos del capitalismo, del pragmatismo, estimular su psicología de masas, el egoísmo, el clientelismo, lo mercenario. El madurismo, atrapado en la red que el mismo tejió, sólo le quedaba una posibilidad, el deterioro material y moral, del gobierno y de la sociedad toda. Y eso sucedió.
La sucesión de maduro no puede ser una continuación del capitalismo, allí no está la solución, a lo sumo encontraremos maquillaje de la gran tragedia que es ese sistema. El desastre de maduro es el desastre del capitalismo.
Entonces, el futuro debe ser distinto al capitalismo. Se debe comenzar por sanar a la sociedad, recuperar y avanzar más en la conciencia del deber social, rescatar la fraternidad, la relación amorosa; combatir el egoísmo, la solución individual; recomponer la organización social, no como unidades asistenciales, de repartición de dádivas (el carnet), sino como unidades integradoras del sentimiento social, de la pasión altruista; reconstruir el partido de Chávez, el PSUV, como instrumento político al servicio de la causa común, no como un centro de privilegios o de la simple asistencia a actos de la cúpula.
La economía debe elevarse sobre los hombros de los trabajadores, de sus direcciones clasistas y no clientelares, economicistas. Prestigiar, avanzar, cada vez más en la propiedad de toda la sociedad sobre los medios de producción. PDVSA debe ser el músculo económico y el corazón espiritual de la economía, sus obreros deben ser vanguardia de la formación de conciencia.
Volverán las Misiones educativas, vigorosas como una tarea de toda la sociedad; no serán un elemento burocrático sino un huracán social, toda la sociedad volcada al estudio, la formación, el cultivo de la inteligencia serán esfuerzo central de la actividad social.
La formación de médicos, de trabajadores de la salud, será una preocupación principal, reforzar los hospitales como centros de salud y también como centros de educación para los trabajadores de la salud y para la sociedad toda. Se elevará la importancia de la universidades, su prestigio social, la investigación; la creación de nuevos conocimientos debe ser, al lado de la difusión de esos conocimientos, el culto a la verdad, su razón de ser.
Nadie se acostará sin comer, los niños tendrán escuela y condiciones para la vida sana, las mujeres como poseedoras del instinto altruista, maternal, serán el núcleo espiritual de la nueva sociedad.
Este futuro que nosotros junto a millones imaginamos algunos lo llaman Socialismo, otros lo llaman cristianismo primitivo. El nombre varía pero el centro de mensaje es el mismo: "amaos los unos a los otros", vivan como hermanos en armonía con la naturaleza, salven la vida.
La gran batalla de estos días, más que salir de maduro y sus tres joyitas que ya son recuerdo infausto, es decidir en disputa feroz con las corrientes capitalistas hacia dónde va esta sociedad: si sigue en la tragedia capitalista sólo cambiando la fachada, o si recupera el camino esplendoroso del Chavismo primitivo.