Camila Suárez, abogada y voluntaria de la organización colombiana "Mujer denuncia y muévete", vive en Cúcuta donde según "Migración Colombia" hay unos 151 mil venezolanos. En entrevista a "Rusia Today" afirmó que existe deshumanización de la migrante mujer, a la que se ha sometido en algunos casos a esclavitud sexual y laboral, un contexto de precariedad de sus derechos, que ha resultado perjudicial y proclive a la xenofobia que sufren nuestras compatriotas en la nación vecina.
La abogada colombiana denuncia dificultad para las investigaciones sobre las afectadas, Colombia no muestra registros de quienes entran por las trochas, caminos improvisados para cruzar ilegalmente la extensa frontera, donde siempre han dominado por el terror grupos paramilitares progubernamentales, o proguerrillas, en ese desastre de territorio víctima de guerra civil y frustrados acuerdos de paz, porque afectan intereses capitalistas de los vendedores de armas.
En Venezuela, alcahuetes en los medios de prensa impresa, radio y TV, prosiguen empeñados en montar matrices de opinión contra gobiernos socialistas, un daño terrible que favorece la huida de cerebros venezolanos, profesionales o de cualquier oficio. Con el fondo de un interinato de poder irreal, la mediocracia mediocre agiganta intereses irresponsables acerca de la situación coyuntural nacional, impulsando a gente de toda edad para irse del país.
Por respuesta y sin poder detener la fe de los revolucionarios bolivarianos, en plena temporada de lluvias asoma en cada convocatoria la punta de un iceberg venezolano entusiasta, masa mayoritaria que enfrenta con valor patrio los abusos, y denuncia políticas bestiales de los USA, y su influencia bélica amenazante. La revolución deja huellas profundas, al exponer las maldades del capitalismo salvaje internacional, y ello les duele.
Venezuela da la razón al socialismo siglo XXI nacido en la patria de Simón Bolívar, y combate una multifábrica de mentiras ideadas para derrocar el chavismo como sea, bajo una dirigencia opositora renuente al diálogo, conversaciones que a Dios gracias sí ocurren, entre personas sensatas de lado y lado, y el apoyo serio de naciones experimentadas en la conciliación, atendiendo el reiterado llamado de nuestro gobierno bolivariano, socialista y antiimperialista.