El desplome del Chavismo fue total y fue autoinfringido. Sucedió en poquísimo tiempo, aún no cesa la onda expansiva. De este episodio histórico quedan importantes enseñanzas para los movimientos revolucionarios futuros.
La caída del Chavismo no parece ser un fenómeno aislado, ocurre en un periodo cuando sucumben los ensayos socialistas mundiales y la posterior caída definitiva de los focos socialistas que aún resistían. Ahora el capitalismo planetario es unánime, no hay un destello disidente, todos bailan esa música. El futuro en manos del capitalismo augura la extinción de la vida. Veamos.
El imperio gringo dirige la marcha fúnebre de la humanidad, su presidente niega el daño que el capitalismo hace al planeta, y mide la eficacia de su gobierno por los índices económicos, que equivale a decir los índices de daño al ambiente y al espíritu. Los chinos danzan entrelazados con los gringos, son la pareja en el baile. Los rusos, los indios son monstruos voraces de consumo de energía, de contaminación.
Europa, el resto de la humanidad es llevada por estos vientos. En todo el planeta no hay una pequeña chispa que avive la esperanza de salir del camino hacia la extinción.
Ayer se hablaba de "Socialismo o Barbarie". Hoy se puede hablar con propiedad de "Socialismo o Extinción". La importancia del hecho socialista no es ahora política, es un asunto de sobrevivencia de la humanidad, de la vida toda. Ayer se dijo que había una especie en peligro de extinción, hoy se puede afirmar que es la vida la que está en peligro de extinción. Lo anterior le confiere a la derrota del Chavismo una dimensión planetaria, una calidad de desastre humanitario. La especie acribilló a su, quizá, última esperanza.
Pero ¿qué pasó, por qué esta hecatombe, por qué el fracaso de los intentos socialistas? La respuesta no puede ser que el humano, el
"homo sapiens", es genéticamente una especie facinerosa, siendo el capitalismo su condición natural destinado a terminar con el ciclo de
la vida, un virus mortal. La respuesta esperanzadora es que la condición humana está determinada por su existencia. De esta manera, existe un humano del capitalismo, así como existió un humano propio del esclavismo, y existirá un humano propio del Socialismo. De esto estamos seguros, en ese logro va la permanencia de la vida.
Pero qué falló. Se piensa que la propiedad social de los medios de producción se socializaron en la Unión Soviética, y ese patrón se extendió por el resto de los ensayos socialistas. Hubo teóricos que cuestionaron esa socialización, esa existencia, entre ellos el Che Guevara, que temprano criticó al sistema soviético como creador de conciencia egoísta, es decir las bases psíquicas del capitalismo. Señalaba el Che el punto crítico, neurálgico, de lo que sería años más tarde la caída de todos los ensayos socialistas. Podemos concluir con el Che que nunca se ha intentado la construcción verdadera del Socialismo. No se ha llegado a establecer un sistema económico que verdaderamente sustente la conciencia amorosa, la fraternidad, la conciencia de pertenencia a la sociedad a la humanidad.
Aquí en Venezuela, el Chavismo tuvo las mismas carencias, no se supo, no se pudo, no hubo tiempo de adecuar la economía como soporte de la conciencia del deber social. Se descuidó la formación de esa conciencia en la alta dirección y en las masas, de allí la desbandada hacia el egoísmo cuando el Comandante faltó. El egoísmo creció en las filas del PSUV que devino en un partido burgués, oportunista, sin mística, clientelar.
El reto está pendiente, hoy se trata de demostrar de cuál barro está hecho el humano, si es capaz de construir las condiciones sociales necesarias para elevarse sobre su historia y salvarse y salvar a la vida planetaria, o la tesis de la fatalidad genética tiene razón.