“Ante esta filosofía, no existe nada definitivo, absoluto, consagrado; en todo pone de relieve lo que tiene de perecedero, y no deja en pie más que el proceso ininterrumpido del devenir y del perecer… Cierto es que tiene también un lado conservador, en cuanto que reconoce la legitimidad de determinadas fases sociales y de conocimiento, para su época y bajo sus circunstancias; pero nada más. El conservadurismo de este modo de concebir es relativo; su carácter revolucionario es absoluto, es lo único absoluto que deja en pie.”
(F. Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana)
I.- ALGUNAS INQUIETUDES SOBRE LAS ACTITUDES SECTARIAS Y EL ORDEN PRECATEGORIAL DEL MARXISMO SOVIÉTICO:
Con el texto de Engels anteriormente referido[i] (Ojo, ¡No es una cita de autoridad!) el entrañable amigo de Marx se refería a algunos aspectos del legado de Hegel sobre el “pensamiento dialéctico”.
Comencemos por el lado del modo de concebir relativo: el aspecto conservador que reconoce la legitimidad de determinadas fases sociales y de conocimiento, para su época y bajo sus circunstancias; pero nada más.
Este lado conservador es aquel que permite construir una “regularidad de tendencia” para un determinado período histórico así como una mentalidad, perspectiva o tradición por el lado del pensamiento; lo que Marx llamó en términos muy generales en su análisis de un modo histórico de producción e intercambio como la “ley del movimiento económico de la sociedad moderna”, que también se corresponde con ciertas “figuras y formas de conciencia social”, incluyendo aquella “falsa conciencia históricamente necesaria” (Sohn-Rethel[ii]) para reproducir aquel modo de producción y reproducción de la vida (“No lo saben pero lo hacen”).
Pero hay otro aspecto que es fundamental para comprender el pensamiento dialéctico: la negatividad. Para este pensamiento no existe nada consagrado, nada definitivo, pone de relieve lo perecedero (¡Por supuesto, que también nosotros vamos a desaparecer!) y lo que deja en pie es el proceso, el devenir, el flujo, el aparecer y el desaparecer.
Es una lástima que entre todo el legado de escritos, Marx no haya podido “hacer accesible a la inteligencia humana común, en dos o tres pliegos de imprenta, lo que es racional en el método que descubrió Hegel, pero que al mismo tiempo está envuelto en misticismo”[iii].
Una cuestión supremamente profunda como ha mostrado la interminable producción de interpretaciones sobre la dialéctica en Marx y Engels, que encierra sus dificultades, laberintos y complejidades, pensamiento sobre el cual no hay que entrar sin severas precauciones y con un sano escepticismo. Un pensamiento que no confunde la negatividad con la destructividad más elemental. No es lo mismo el pensamiento dialéctico que la opinión destructiva, insidiosa, descalificadora. Allí no puede haber confusiones.
Fue así que entre aquellas herencias del método dialéctico marxiano vale la pena referirse a aquellos pasajes:
“En su forma mistificada, la dialéctica estuvo en boga en Alemania, porque parecía glorificar lo existente. En su figura racional, es escándalo y abominación para la burguesía y sus portavoces doctrinarios, porque en la intelección positiva de lo existente incluye también, al propio tiempo, la inteligencia de su negación, de su necesaria ruina; porque concibe toda forma desarrollada en el fluir de su movimiento, y por tanto sin perder de vista su lado perecedero; porque nada la hace retroceder y es, por esencia, crítica y revolucionaria.”
De modo que en todo proceso, hay una intelección positiva de lo existente, del lado conservador, de una positividad histórica en su manifestación y su esencia. Pero además, hay una figura racional que da cuenta de la inteligencia de su negación, de su necesaria ruina, sin perder de vista, su lado perecedero. Así, la dialéctica es en esencia “crítica y revolucionaria”, pero es además una “figura racional”.
Decir “crítica” implica construir las resonancias de tal palabra con la filosofía clásica alemana, no con un orden pre-categorial o pre-nocional, donde por crítica se entiende ofensa, ataque, juicio sumario o descalificación. Allí racionalidad no quiere decir insulto. En esta segunda acepción, en realidad se está intoxicando la posibilidad de un debate constructivo.
El marxismo soviético se caracterizó por la institucionalización del DIAMAT-HISMAT, institucionalizó una figura de marxismo que se convirtió en apologética de una forma de dominación estatal e institucionalizó un estilo de discusión que intento partir de la llamada “crítica y la autocrítica”, pero derivo en una retórica caracterizada por la proyección de juicios y estereotipos negativos, por la acusación sumaria (a modo de juicio fantaseado, actitudes de policías de pensamiento, de fiscales imaginario, con cargos vagos, indeterminados, sin respaldos ni evidencias) y la denostación (Injuria-insulto-descalificación). Esto último es en realidad la degeneración burocrática y sectaria del pensamiento dialéctico.
Fue la subcultura estalinista, con su mentalidad paranoico-agresiva en el plano de las disposiciones afectivas, con su actitud persecutoria en el plano político hacia el desacuerdo y contra lo que el marxista venezolano J.R. Núñez Tenorio[iv] reconoció como cualidad indispensable de una organización revolucionaria con proyección de futuro: el “fuero de disidencia”, la que instaló un dispositivo de disciplina y control que marco profundamente el cuerpo y la subjetividad de determinado patrón de militancia de izquierda troquelada por el sectarismo:
“La unidad democrática entre la práctica y la teoría, entre la voluntad y la conciencia, entre la libre discusión y la acción consciente en común no excluye sino que presupone el derecho a la divergencia, el fuero de la disidencia, los derechos de las minorías miembros individuales en el seno de la organización. Un determinado acuerdo de la dirección sin oposición no es, en realidad, un acuerdo. Las conclusiones nacen de la polémica. El consenso se obtiene a partir del debate. Una línea unilateral de la dirección, sin presencia de las ideas opuestas, forma robots, máquinas, siervos en la base; pero no educa, ni forma una conciencia crítica, creadora e independiente, que necesitamos para fraguar un potente movimiento político.” (Estrategia y Táctica)
Salir de la subcultura del estalinismo y del sectarismo significa aceptar de una vez por todas el “fuero de la disidencia”: Nadie podrá ser sancionado ni juzgado por asumir opiniones contrarias a la dirección y/o mayoría. No habrá delito de ideas, ni de pensamiento; menos aun de conciencia en nuestro movimiento. Mucho crecerían las tendencias de izquierda si dejaran atrás cualquier atavismo o arcaísmo ideológico basado en actitudes paranoicas y persecutorias sobre quienes opinan de manera distinta.
La subcultura del “falso debate” de un segmento de izquierda sectaria, doctrinaria, que perdió el sentido de la reflexión y la auto-reflexión crítica cuando se habla del método de la “crítica y la autocrítica”, es precisamente el mejor camino para no lograr nada constructivo, ni propositivo ni fecundo, sino que introduce entropía, provocación y distorsiones en la comunicación política
Habría que comenzar por aquella sentencia que reza: aquel que comienza un debate con el juicio sumario y descalificador, en realidad logra descalificarse a sí mismo, se declara incompetente para el debate, para una polémica fecunda.
Aquel marxismo soviético significó una “Filosofía de y para un determinado Estado político” (Marcuse[v] dixit), un contrasentido en los términos “críticos y revolucionarios” defendidos por Marx y Engels. Allí podemos establecer el arco que va de la promesa, pasando por la degeneración a la traición, del entusiasmo-esperanza al incumplimiento, y finalmente, a la desfiguración del proyecto político liberador.
Todavía hoy, podemos constatar que hay tendencias que repiten el dogma: el marxismo es la unidad del “materialismo histórico” y del “materialismo dialéctico”. A eso lo llamamos marxismo fósil. No compartimos la gran mayoría de los presupuestos de tal tradición de interpretación. Tampoco compartimos muchos de los estereotipos y fraseologías que se derivan de tales planteamientos cuando son parte de un marxismo-mito, de un marxismo burocrático o del marxismo sectario. En pocas palabras, tales figuras del marxismo no son parte de nuestra perspectiva, si se prefiere, de nuestra orientación paradigmática.
De modo que si es desde este lugar ideológico de enunciación desde donde viene la crítica, pues hay poco que desarrollar como voluntad constructiva y propositiva. Con esa vertiente del marxismo sectario se llega al callejón sin salida de una fraseología que enmascara una agresividad mal tramitada, no sublimada por la vía, repetimos de la unidad de la teoría y la praxis desde el despliegue de una práctica teórica que recupera a fondo el sentido de la reflexión, la auto-reflexión y la elucidación conceptual, territorializando una comunidad contra-hegemónica de comunicación.
II.- LAS IDEAS-FUERZAS, NO LOS INSULTOS, ES LO QUE QUEREMOS DEBATIR:
Vale la pena, reiterar elementos centrales de nuestro texto ante los cuestionamientos genéricos (cuestionamientos a la carta, que no enfocan los tópicos específicos), ante la puesta en escena de fraseologías estereotipadas, ante el uso de las viejas denostaciones de la jerga de las ortodoxias (el par “revisionismo-reformismo” es sólo uno de ellos), e insistir en el llamado a una profunda reflexión y auto-reflexión crítica para esbozar en lo inmediato una solución política democrática, constitucional, soberana, pacífica y electoral; y en lo mediato un franco esfuerzo para reagrupar y reimpulsar iniciativas políticas con un mapa de avance político y de conquistas sociales, que contrastarían con la enorme regresión histórica que viene hundiendo al país, en un cuadro geopolítico internacional de obvias desventajas, debilidades y amenazas.
Sin embargo, quisiéramos resumir aquellos párrafos de algunos textos (intentando sortear la trampa de los insultos y los juicios sumarios) donde se nos menciona directa o indirectamente para reconstruir elementos de tal crítica, subrayando aquellas articulaciones en el discurso que dan cuenta de los supuestos e implicaciones del “sujeto-agente de la crítica” referida:
- “Celebramos el esfuerzo de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez, https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html), por escribir su propia historia, sin pretensiones proselitistas, más bien con la disposición de dar cuenta de los errores cometidos y la plena disposición de corregir y enmendar rumbos.”[vi]
Comentario: Postulamos la necesidad de una nueva disposición del cuerpo y la palabra para la reflexión y la auto-reflexión crítica, incluso aceptando como válidos los cuestionamientos contemporáneos a la filosofía del sujeto cartesiano y a la filosofía de la conciencia. La puesta en discurso de los hechos históricos, colocan en escena claves subjetivas y códigos pertenecientes a redes semióticas de las cuales hay que hacerse cargo. Si los interpretes de nuestro discurso montan allí su propia escena imaginaria, su propio juego de roles es un asunto que compete a los intérpretes. Nosotros sabemos cuál “juego de lenguaje” no queremos jugar, y dejamos para otros ese escenario de fiscales, imputados, crímenes y castigos.
- “Pero resulta de mayor importancia para Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez, realizar esfuerzos por encontrarse nuevamente con su historia y con los planteamientos políticos que le dieron origen. Planteamientos y principios que fueron abandonados en un momento determinado. En efecto, los hechos nos demuestran que los autores del mencionado ensayo, en un momento dado, dejaron de pertenecer a la Izquierda Venezolana al servicio de los trabajadores y el pueblo, para convertirse en unos militantes reformistas que manejan un lenguaje radical.”
Comentario: Nosotros le pedimos muy respetuosamente al “sujeto-agente de la crítica” que aporte elementos factuales, evidencia disponible que soporten sus afirmaciones: ¿Cuáles hechos le demuestran que dejamos de pertenecer, que abandonamos planteamientos y principios, que somos militantes reformistas que manejan un lenguaje radical? ¿Puede hacerlos explícitos, puede probar su afirmación, realizada en la arcaica clave retórica de la acusación-denostación? Esperaremos…
- “Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez pueden ayudar mucho en este sentido si lograran superar los cuarenta o más años de reformismo y desarme ideológico, que explica en buena parte las derrotas sufridas por nosotros y el movimiento revolucionario en su conjunto.”
Comentario: ¿A que hace referencia el sujeto de la crítica cuando habla de “desarme ideológico” y “reformismo”? ¿Puede aclarar tales conceptos y juicios? Esperaremos…
- “El trabajo aquí plasmado ha sido exigente. Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez lo han desarrollado en medio de una coyuntura compleja y difícil. Coyuntura en la que los trabajadores y otros sectores del pueblo venezolano nos hemos planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera internacional y sus aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki.”
Comentario: ¿Podría extenderse y profundizar el sujeto-agente de la crítica en su caracterización del modelo neoliberal impulsado por la oligarquía financiera internacional, así como como la caracterización de su relación de alianza con el PSUV-Madurismo?
- “Pretendemos esbozar una propuesta preliminar para la elaboración de los elementos fundamentales que debería guiar este mensaje abierto a las organizaciones, personalidades e independientes progresistas de la izquierda venezolana por parte de Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez. https://www.aporrea.org/ideologia/a281101.html No hay evidencias de que esa discusión se haya producido en todo el país, pero tenemos la respuesta que prácticamente ya comienza a vislumbrarse en las contradicciones que afloran en la consciencia de unos cuantos aislados en la investigación libresca y convertidos en eruditos sin fuerza transformadora.”[vii]
Comentario: Si el sujeto-agente de la crítica tiene la respuesta, pues vale la pena detenerse a analizar en detalle como en una serie de artículos publicados en años anteriores (ver cita[viii], fechas), sin referencia directa alguna con nuestros planteamientos, que aquí referimos, repiten insistentemente de manera literal, aunque variando el orden y composición de las proposiciones, empleándolas de modo genérico y categórico.
En pocas palabras, el sujeto-agente de la crítica aplica un recetario elaborado en variadas circunstancias y contextos para aplicarlo directamente a nuestra propuesta de debate. Se trataría posiblemente de una crítica en formato de cartilla, realizada contra cualquiera y en cualquier contexto, de manera genérica y sin especificidad, una suerte de corte y pega donde se desdibujan tópicos de discusión, elaboraciones sustantivas y cuestiones metodológicas de vasto alcance. Frente a tal táctica de signos, lo que pretende aparentemente el sujeto de la crítica no es apuntar a nuestros enunciados y proposiciones, sino utilizarlos como pretexto para poner sobre la mesa los suyos. Nosotros cuestionamos a fondo la microfísica de las figuras de la violencia simbólica (Los textos del maestro Pierre Bourdieu sobre este tema están disponibles).
- “En primer lugar, la invitación se nos plantea en un período histórico en que Venezuela se encuentra asediada por la dominación burguesa imperialista y sus factores internos de poder; es decir, la proposición se desprendió de las tareas tácticas y estratégicas de cualquier planteamiento programático de lucha revolucionaria y pone en evidencia tan sólo su contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete.
- “En segundo lugar, la invitación coincide con la estrategia desarrollada por los factores internos de poder, pero en la voz de unos interlocutores de la izquierda venezolana pone en evidencia la estrategia para la desmoralización política y, fundamentalmente, dirigida a la toma de la iniciativa de una corriente fraccional-liquidadora.”
Comentario: aquí entramos a los señalamientos políticos del “sujeto-agente de la crítica”, donde reitera una suerte de juicio sumario sobre una presunta “estrategia para la desmoralización política” por parte de una “corriente fraccional-liquidadora”. No entendemos a cabalidad el juicio de aquel sujeto-agente que en párrafos anteriores señala: “Coyuntura en la que los trabajadores y otros sectores del pueblo venezolano nos hemos planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera internacional y sus aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki”, pero al mismo tiempo nos acusa de enunciado que “pone en evidencia tan sólo su contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete.” Aquí queda en evidencia un desarreglo en la composición argumentativa: ¿Quién efectivamente hace una crítica visceral anti-gobierno madurista y su gabinete? Nuestra crítica no puede confundirse con una “actitud anti-gobiernera”. Todo lo contrario, es sobre la direccionalidad, contenido y alcance de determinadas líneas políticas, sobre determinadas medidas, decisiones, orientaciones y acciones políticas.
Repetimos. Llama la atención que nos acuse de “contenido visceral anti-gobierno madurista y su gabinete” cuando en párrafos anteriores señala literalmente que “…nos hemos planteado, con nuestra fuerza, la lucha por el poder político y la derrota definitiva del modelo neoliberal, impulsada por la oligarquía financiera internacional y sus aliados en el país: PSUV-Madurismo-Oposición pitiyanki”.
En este tema hay que aclarar posicionamientos por parte del sujeto-agente de la crítica. ¿Dónde está posicionado efectivamente el sujeto-agente que hace la crítica?
- “Asimismo, la dificultad de armar un proyecto político para el país y ser una fuerza intransigente, fresca y beligerante, en los siguientes términos: Ser percibida por amplios e importantes sectores como una opción realmente diferenciada del continuismo hegemónico burocrático PSUV-Madurismo; que no se asemeje, ni quiera parecerse a la oposición pitiyanki.”
Comentario: ¿Pudiera aclarar el sujeto-agente de la crítica a qué se refiere con una “opción realmente diferenciada del continuismo hegemónico PSUV-Madurismo, y que no se asemeje a la oposición pitiyanki? ¿Puede desarrollar tales ideas? El sujeto-agente de la crítica habla de “continuismo hegemónico burocrático”. Queremos preguntar: ¿Efectivamente se reconoce en tales palabras el sujeto-agente de la crítica? Esperamos una profundización sobre lo que denomina “continuismo hegemónico burocrático”. Desde nuestro punto de vista esa frase reporta un gigantesco sinsentido teórico, pues para nosotros cualquier figura de continuismo burocrático carece de hegemonía, carece de convencimiento, de liderazgo intelectual, moral y político, carece de capacidad para articular una voluntad colectiva nacional-popular…
Consideramos que el debate puede enriquecerse y avanzar en la medida en que sean clarificados puntos de partida, presupuestos, ideas, caracterizaciones, juicios que en una primera aproximación no podemos sino calificarlas como prejuicios y argumentos sin sustento efectivo, sin respaldo y con una predisposición muy distinta a una polémica constructiva, que es lo que estamos proponiendo a fondo.
El estilo retórico acusativo y descalificador aparece como bloqueo de la polémica fecunda. Es necesario denunciarlo y superarlo como método de controversia, debate y logro de avances en el terreno de las ideas.
III.- NUESTRA APUESTA POLITICA:
Nuestra apuesta política está direccionada con meridiana claridad: una lucha por recuperar en las actuales circunstancias las condiciones mínimas necesarias para hacer viable una política democrática, patriótica, popular, junto a la exigencia indeclinable de una agenda de emergencia económica, social y ambiental, para superar la extraordinaria crisis histórica que afecta a nuestro pueblo-nación.
Reclamamos de un Gobierno que se adjetiva como “popular y progresista”, que asuma a fondo una línea de actuación y decisión cuya direccionalidad, contenido y alcance no sea la destrucción de las condiciones de existencia material y simbólica del pueblo-nación, ni la regresión-conculcación de derechos, garantías y conquistas democráticas para el ejercicio de la acción política.
Esa apuesta la hacemos desde el terreno de la izquierda, que para nosotros es la lucha por mayores espacios de libertad y liberación social reales para todos y todas, en un marco de cuestionamiento radical de los vigentes sistemas de dominación, desigualdad y exclusión.
Frente a esta situación hay una clara posición de deslinde y desacuerdo, no por una actitud caprichosa o arbitraria, sino porque la consideramos correlacionada con una combinación de actitudes políticas presentes tanto por en las experiencias históricas del nacional-populismo autoritario, como en las figuras del socialismo burocrático real, sedimentando una suerte de patrimonialismo despótico como “mentalidad y práctica de gobierno”.
La crítica al actual gobierno la hacemos no desde “un club privado, desde unos muros infranqueables, aunque fueran imaginarios, con todas las facilidades a su alcance”, sino de la propia condición existencial de las capas medias empobrecidas y el pueblo trabajador, desde las bases sociales del proceso bolivariano que acompañaron críticamente la conducción política del Comandante Chávez, que hoy experimentan en su “buen sentido” gramsciano, un franco descontento con la vigente situación económica, social y política.
No compartimos la estructura de sentimientos ni percepciones de los ex chavistas. Las respetamos aunque no la compartimos. Mucho menos de los segmentos de los ya mineralizados anti-chavistas.
Quizás lo que molesta es que reivindicamos el terreno de izquierda para aportar a una reconstrucción del tablero democrático, constitucional y patriótico para salir de la crisis. Quizás lo que molesta es que llamamos a la no intervención, pero también le decimos no al hambre, ni seguir siendo cómplices silentes de la destrucción de las conquistas sociales y políticas del período político de Hugo Chávez.
En contraste, llamamos a un profundo programa de investigación-acción transformadora de carácter colectivo, que actualicen sus métodos de interpretación, elaboración y construcción de una “teoría de síntesis” sobre el específico y particular carácter de nuestra realidad nacional como totalización histórica, en sus diferentes aspectos, ámbitos, áreas y esferas de la vida social.
Tal teoría de síntesis no niega dialogar polémicamente, y asimilar críticamente los aportes de las tradiciones del “marxismo crítico”. Si a eso lo llaman revisionismo, reformismo o lenguaje radical de una política reformista, en realidad nos parece una simple adjetivación estereotipada desde la vieja tradición del “marxismo-leninismo ortodoxo”. Citemos:
“La pretensión científica del marxismo se encuentra […] en absoluta contraposición con cualquier forma de religiosidad, con cualquier dogmatismo, con cualquier “fe ciega” en personas o ideas, con cualquier fanatismo. Por su propia naturaleza…el marxismo es abierto, crítico, permanentemente dubitativo, también en relación consigo mismo”.[ix] (Mandel-Agonoli dixit)
Y también nos parece sugerente la siguiente reflexión:
“El marxismo ha sido, y a su manera continua siendo, la teoría crítica de la sociedad. No obstante, después de él, e incluso tal vez antes, han existido otras. El florecimiento de «miles de marxismos», la expresión pertenece a Immanuel Wallerstein (1998), que tuvo lugar a partir de la segunda mitad de la década de 1950 como consecuencia del comienzo del «fin del marxismo-leninismo» y la merma de las esperanzas depositadas en un único y «verdadero marxismo» (Tosel, 2008), ha dado paso, recientemente, al surgimiento de nuevas teorías críticas. Hijas de la llamada nueva izquierda, herederas directas del fenómeno más amplio del marxismo occidental y el quiebre suscitado entre la teoría y la práctica que aconteció en el contexto del Termidor estalinista, en términos generales constituyen ellas un producto de la derrota de la política radical y el pensamiento emancipatorio. Se trata, por consiguiente, de teorías de la derrota, esto es, teorías determinadas por y que se despliegan a partir de la experiencia de la derrota.”[x]
Lo decimos sin ambigüedades: lo que está en riesgo de desaparecer por un profundo desgaste, derrota y abandono de la línea política iniciada con fuerza por Chávez a partir del año 2004, es el proyecto de una nueva sociedad democrática participativa, protagónica, con justicia social e inclusión, claramente establecido en el preámbulo de la Constitución de 1999, cuyo horizonte fue clara y conjuntamente: anti-neoliberal, anti-imperial y anti-capitalista.
La revolución democrática que implicaba el pasaje de transformaciones anti-neoliberales al logro de mayores márgenes de autodeterminación, independencia y profundas transformaciones sociales de avanzada, para construir nuevas figuras de una democracia socialista han sido truncadas, hasta el punto en que hoy la agenda de luchas debe necesariamente re-plantear banderas patrióticas, democráticas y populares, incluyendo un Programa Mínimo Democrático de Independencia política, Restitución Constitucional y Justicia social.
Ciertamente, todo programa mínimo comporta tareas políticas y un sistema de alianzas sociales y políticas, tanto tácticas como estratégicas, que conllevan líneas organizativas y líneas de trabajo político con los sujetos-movimientos de la transformación social a corto, mediano y largo plazo.
El sistema de alianzas también depende de tareas inmediatas y mediatas, hasta llegar a tareas políticas manifiestas inmediatamente o intermedias, con la finalidad de alcanzar objetivos terminales.
No tenemos ningún problema en identificar afinidades y coincidencias tácticas con todos aquellos sectores, movimientos sociales, individualidades y factores políticos que permitan avanzar desde la “unidad de acción y la democracia consensual-deliberativa”, para pasar desde la situación existente a una situación-objetivo, con sus estaciones y plazos.
Tal situación objetivo no se alcanza decretando estadios ideales con estridencia demagógica (democracia directa, poder popular, superación del Estado y la sociedad burguesa), sino que es definida en un espacio de fases con variadas trayectorias, con variantes y determinantes que condicionan el paso de tal “programa mínimo” al “programa máximo”.
Perder de vista trayectorias, estaciones, acumulación de fuerzas, compromisos de acción, plazos y territorios es asumir un lenguaje radical con una política impotente.
Es preciso recuperar la senda perdida desde una auténtica democracia protagónica.
Tales metas sean alcanzadas a partir de un viraje de la línea política hacia contenidos populistas autoritarios y de derecha económica. No se puede construir una sociedad justa y democrática, con injusticia y autoritarismo. Los medios, modos, métodos y estilos prefiguran los fines, objetivos y metas.
En tal contexto, nosotros apostamos a una renovación radical de las izquierdas venezolanas, de las corrientes nacional-populares de izquierda, de cara a una multitud mundializada y por una secuencia de acontecimientos de democracia absoluta. Eso significa recuperar el internacionalismo de las luchas de los movimientos sociales y políticos desde abajo, y no la coordinación y mando administrativo desde arriba, cuya política es simplemente de defensa-resistencia de gobiernos; y no de movilización, protagonismo y decisión de los pueblos.
El proceso popular constituyente y la revolución bolivariana han sido componentes entrelazados, con sus mareas de avance, estancamiento, reflujo y retroceso. Actualmente, estamos en una fase de regresión histórica lo cual requiere un salto cualitativo del momento de articulación orgánico-subjetivo (liderazgo-organización-estrategia-táctica).
Allí pueden confluir tanto individualidades, corrientes, movimientos sociales y factores políticos, para salir del estancamiento destructivo, a partir de un diseño organizativo mucho más eficaz y unificado que el frentismo electoral, y mucho más flexible y dinámico, que un mando burocrático-centralizado.
En tales circunstancias, para nosotros es vital confluir en las actuales circunstancias en un programa mínimo de carácter patriótico, democrático y popular.
El “Socialismo del siglo XXI” fue el horizonte de una radicalización democrática actualmente confiscada. Actualmente, bajo la cobertura de las consignas anti-imperialistas se aplican medidas económicas con supuestos neoliberales, que afecta directa y negativamente las condiciones de existencia social (el salario es solo uno de los elementos) y potencia política del pueblo trabajador.
Insistimos, todavía para las izquierdas Venezolanas, la pérdida física de Chávez es un asunto a tramitar en el terreno de las ideas y valores sustantivos. Cabría un debate sobre el “Legado de Chávez” desde las perspectivas de izquierda realmente existentes. Un debate constructivo sobre tal “herencia” en clave de una teoría de síntesis, línea política, estrategia, táctica, planes operacionales y tareas políticas.
Estamos hablando de la orfandad de ideas-fuerza, de directrices emanadas de un auténtico esfuerzo colectivo y participativo para el “análisis concreto de una situación concreta”, con polémica constructiva y con lo que el viejo J. R. Núñez Tenorio llamo el “fuero de disidencia”, sin centralismo burocrático ni disciplina castradora ni regimentación policial-administrativa.
Ante una gigantesca encrucijada de crisis orgánica de hegemonía, de recomposiciones imperiales y del cuadro económico-social, hay que poner toda la tradición del pensamiento de izquierda sobre la mesa de discusión, sin censuras, inhibiciones, miedos y desesperanzas.
¿Para reproducir la gramática de sentido y la lógica de las necesidades-demandas-aspiraciones de ideologías, modelos, proposiciones, prácticas y consignas extranjeras?
En absoluto. Es hora de situar en la particularidad de los antagonismos, contradicciones y conflictos propios de la sociedad venezolana, el gigantesco contraste entre algunos referentes generales (y su batería de estereotipos), frente a la necesidad de una política que traduce una “teoría de síntesis” (la lógica específica del objeto específico) en tácticas efectivamente subsumidas y dirigidas desde una “estrategia política de transformación”, cuyo eje fundamental reside poner en conexión inmediata con las necesidades sentidas, aspiraciones y potencia política del pueblo trabajador y del bloque social subalterno.
Otra política sería continuar con el desgaste cada vez más acelerado y la entrega a pedazos de las conquistas históricas que aquel flujo de ascenso democrático, patriótico y popular parecía consolidar, representando algunos de los más vigorosos momentos del proceso bolivariano.
Ciertamente, toda crisis orgánica es una crisis de dirección política. No asumirla implica el riesgo de profundizar en las coordenadas de una “revolución pasiva”, antesala indispensable de cualquier escenario de Termidor, que hoy oscila entre un transformismo interno y una entrega tota a la condición de un protectorado neocolonial vía intervención Norteamericana.
Apoyaremos todos los escenarios en los cuáles la decisión política fundamental pase por el protagonismo y participación directa del pueblo con nuestras coordenadas de acción política: solución constitucional, soberana, democrática, electoral y pacífica, a partir de un programa mínimo democrático, patriótico, popular basado en una agenda inmediata por la recuperación de las condiciones de reconstrucción económica e irrenunciables contenidos de justicia social. Para nosotros es ese el criterio estratégico diferenciador de la Gran Política y la pequeña política. ¡Que cada quien asuma sus responsabilidades!
Notas:
[i] . Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/feuer/4.htm
[ii] La crítica materialista de Sohn-Rethel o “No lo saben, pero lo hacen” https://herramienta.com.ar/articulo.php?id=2152
[iii] Marx-Engels: Escritos varios sobre la dialéctica.
[iv] José Rafael Núñez Tenorio: Estrategia y táctica. ¿Cómo hacer? ¿Cuál es la salida? https://vipservinformaticos.wixsite.com/editorial/estrategia-y-tactica
[v] Herbert Marcuse. El Marxismo Soviético. https://monoskop.org/images/2/2c/Marcuse_Herbert_El_marxismo_sovietico.pdf
[vi] Servando Marín Lista: Izquierda Venezolana: respuestas a Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez. (6-8-2019: https://www.aporrea.org/ideologia/a281148.html)
[vii] Servando Marín Lista: ¡Juan Barreto, Javier Biardeau y Héctor Sánchez están condenados a desaparecer! (8-8-2019: https://www.aporrea.org/actualidad/a281186.html)
[viii] Servando Marín Lista: ¡Hay que establecer si se va hacia una transformación revolucionaria o hacia variantes del capitalismo! (23-7-2018: https://www.aporrea.org/ideologia/a266751.html). Unos partidos así existen ¡El PSUV no es una organización revolucionaria! (8-8-2018: https://www.aporrea.org/actualidad/a266064.html), ¡La izquierda venezolana está ausente de un proyecto político liberador!( 9-07-2018: https://www.aporrea.org/ideologia/a266126.html), ¡La implosión del chavismo disidente! (17-08-2018: https://www.aporrea.org/actualidad/a267942.html),
[ix] MANDEL, E. y AGNOLI, J. (1982). Marxismo abierto. Una conversación sobre dogmas, ortodoxia y la herejía de la realidad. Barcelona: Crítica.
[x] Mil (y un) marxismos: Crisis y nuevos comienzos de la crítica. Santiago Roggerone. http://bdigital.uncu.edu.ar/objetos_digitales/10131/04-resc-18-roggerone.pdf