El imperio gringo, no en vano tiene tanto poder, es sabio, astuto, sabe cómo tratar a sus amigos y a sus enemigos, conoce los intríngulis de la guerra psicológica. A ese imperio no lo pueden derrotar unos improvisados; los charlatanes no le hacen ni cosquilla; los cobardes no lo enfrentan, negocian. Veamos.
Días atrás, aparece una noticia señalando conversaciones de diosdado con un emisario de trump. La idea sería que el presidente de la constituyente pide garantías para salir del gobierno madurista. La especie levantó polvareda en las ya destartaladas filas del madurismo. Pero, ¿cuál es la intención gringa, cuál es la verdad detrás de las apariencias? Tratemos de indagar.
Los gringos conocen la psicología del círculo madurista, a maduro lo conocen desde los días del grupo Boston, de tareck saben sus afinidades, del otro tarek su embeleso por el espejo, de los hermanitos rodríguez tienen la ficha, igual del resto de la cúpula. Con ese conocimiento, trabajan para ahondar las grietas en el gobierno, su objetivo son los más inteligentes aunque funestos, éstos se dan cuenta, huelen el fin, los gringos manipulan la cobardía, siembran incertidumbres entre los incautos.
El gobierno, hasta ahora, no ha dado una respuesta sensata, el asunto se despacha con chistes nerviosos; no hay precisión, una respuesta categórica, en el aire queda el titubeo frente a la agresión psicológica. Y la gente se pregunta ¿es verdad? Puede ser, diosdado manifestó que se debía hablar con los dueños del circo antes que los actores nacionales. También es probable que sea un arma de manipulación, una mentira, la pregunta entonces sería ¿qué busca el gringo con ese embuste? Sin dudas, resquebrajar a la cúpula, que muestren su talante egoísta. Sólo el tiempo revelará lo que hoy está pasando, a nosotros sólo nos caben conjeturas.
Lo que sí es seguro es que en Miraflores hasta las sombras asustan, no hay confianza, no la puede haber cuando la lealtad es de metal precioso, se rinde culto al dios dinero, al oro. Se produce un fenómeno de formación de burguesía de la nada, como en un acto de magia emergen burgueses forrados, el problema es que al crecerles la riqueza les crece también el egoísmo, en esas condiciones no puede haber lealtad. Esa es la maldición de este gobierno, su dinero es su propia tumba, no hay lealtad, la puñalada puede venir de cualquier sombra.
Está claro que el gobierno, sea por una o por otra, está agonizante, de eso se dan cuenta los gringos, y también los propios miembros de la cúpula. Es así que los gringos apuestan a la estampida final, que piensan inevitable, sucederá en cascada y sucederá pronto.
Son días de mucho peligro, el desespero de los que pensaban que la gloria era permanente puede aconsejar muchas barbaridades antes de retirarse de la escena. Ellos se preocupan por sus riquezas, por cómo proteger sus intereses. El país por su parte debe preocuparse por cuál es el rumbo después de este desastre: si volveremos a la cuarta, si olvidaremos el gobierno de Chávez, si dejaremos que su imagen sea deformada, y su gobierno satanizado por opositores y maduristas; o si, al contrario, no dejaremos perder lo avanzado, si retomaremos el camino hacia el futuro…