Cuando comenzamos a hacer el balance del año que concluye desde una óptica, por supuesto, personal pero con una perspectiva general, como país, como sociedad y naturalmente como revolucionarios, no podemos sino dotarnos de un sentimiento positivo, de certidumbre, de convicción de que la nación venezolana, por fin, alcanzó el auspicioso camino de la afirmación de su identidad nacional.
Con este resultado electoral del 3 de diciembre, con este 63% de apoyo que recibió el comandante Chávez en su aspiración a la reelección presidencial, el pueblo venezolano reafirmó su determinación de empinarse ante el mundo, con humildad y firmeza, como una nación libre y dispuesta a ejercer su soberanía por ahora y por siempre.
Transcurrido cerca de 200 años, luego de la gesta heroica que se expresó en Boyacá, Carabobo, Pichincha, Bomboná, Junín y Ayacucho, grandes batallas que simbolizaron la disposición de nuestros antepasados de librarse del yugo colonial, fuimos sumergidos en una larga noche de subyugamiento y opresión de la que recién comenzamos a emerger constituidos en una esperanza luminosa y en una vanguardia referencial para nuestros pueblos hermanos nuestroamericanos y para todos los pueblos oprimidos de la Tierra.
La batalla electoral que se acaba de librar, en la que nuestro pueblo ganó limpia y cristalinamente, será registrada en los anales de la historia contemporánea como una acción, sencillamente, extraordinaria en la que un pueblo valiente, consciente de su condición como sujeto de su propia transformación liberadora, logra zafarse de las fauces imperiales rompiendo, definitivamente, las cadenas que lo sometían.
Aun cuando, debemos, como pueblo, mantenernos expectantes ante cualquier amenaza externa o interna que los enemigos de la sociedad venezolana puedan gestionar, lo importante es que nos incorporemos todos al esfuerzo colectivo por la reconstrucción de la patria. En estos siete años que han transcurrido de gobierno bolivariano hemos estado centrado en la defensa del proceso revolucionario de las acechanzas oligárquicas e imperiales y en el establecimiento de la nuevas bases republicanas.
Ahora nos corresponde, consolidado ya el gobierno bolivariano, posesionados del aparato del Estado, en pleno control de la estructura básica económica, con una alianza cívico – militar cada vez más firme y concatenada, con unos movimientos sociales cada día más activos y dispuestos a asumir el protagonismo que les corresponde, con un pueblo ganado para educarse, formarse y organizarse en función de apuntalar sus conquistas y sus logros políticos sociales; pasar a la nueva etapa, la de la construcción de la sociedad socialista, ardua y compleja tarea, tal vez, más exigente que las anteriores.
Esta etapa socialista del proceso revolucionario venezolano va a requerir de nuestros más grandes esfuerzos y de la mayor disposición unitaria del pueblo bolivariano. La construcción del tránsito al Socialismo del Siglo XXI estará signado por el trabajo entusiasta y emprendedor, por el estudio formativo y creativo y por el debate esclarecedor. Vamos a debatir los temas cruciales que se nos presentan en la coyuntura: la concepción del Socialismo del Siglo XXI, la estructura económica que debemos desarrollar, el partido unido o instrumento político revolucionario que debemos forjar, el poder popular que debemos construir, el militante revolucionario que debemos perfilar, etc., todo ello en el marco de la realidad venezolana inmersa, a su vez, en la compleja y diversa realidad mundial.
Amplia temática para la cual debemos estar preparados, para la cual debemos irnos preparando con gran empeño. Asumir el debate de manera franca, creativa e innovativa es, si acaso, la mayor responsabilidad que nos corresponde, hoy por hoy, a los revolucionarios venezolanos.
Vamos todos al debate!!!!!!!!!!!
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