Me he decidido a escribir al respecto en vista de la importancia que tiene el tema, pues es el sustrato de la dirección política, económica y social del gobierno en los próximos años.
En primer lugar, habría que decir que el socialismo del siglo XXI debería ser diferente al del siglo XX o XIX, si no, para qué cambiarle el nombre, claro, con esto nos hemos quedado en las mismas, es decir perdidos en las nebulosas.
Tratemos de aclarar las cosas, el socialismo del siglo XX se identifica automáticamente con el que imperó en la Unión Soviética y los países del Este, con el socialismo de Mao Zedong y con el modelo cubano. De hecho, quienes adversan al socialismo del siglo XXI lo identifican con aquel. El socialismo del siglo XX se caracterizó por estar basado en el marxismo leninismo, una economía planificada centralmente, sin existencia de un sector privado de la economía y con un modelo político de control férreo, herencia de Stalin. El socialismo del siglo XX se caracterizó por ciertos logros en lo que se refiere a la justicia social y una distribución más igualitaria del ingreso, pero no fue capaz de producir la riqueza suficiente como para ir mejorando las condiciones de vida del pueblo constantemente.
En el siglo XIX, antes de Marx, el socialismo tenía unas raíces más bien filosóficas que económicas, de ahí el socialismo utópico, que contagió a unos pocos, pero que desapareció sin mayor pena ni gloria.
Creo que el socialismo del siglo XXI, debe rescatar los valores éticos que giran en torno a la palabra socialismo y que se oponen radicalmente a aquellos, que sostienen al sistema capitalista. El socialismo es solidaridad y cooperación frente al egoísmo y la competencia capitalista, es la búsqueda del bien colectivo frente a la búsqueda del beneficio personal, es sinónimo o debe serlo, de justicia social frente a explotación del hombre por el hombre.
No obstante, el socialismo del siglo XXI debe ser pragmático también, los ideales socialistas sólo pueden ser sostenidos en el largo plazo, en la medida que, estén acompañados de un proceso económico de crecimiento sostenido, de un proceso de generación de riqueza de largo plazo. El éxito en la redistribución de la riqueza no asegura de por sí el crecimiento económico y viceversa. El modelo de economía centralizada no funcionó, por lo tanto, y en aras del pragmatismo, el socialismo del siglo XXI no puede tomar ese modelo económico. Aquí debemos reconocer que el sistema capitalista lo ha hecho mejor en lo que se refiere a su capacidad para generar riqueza, lamentablemente, una riqueza que sólo puede ser disfrutada por unos pocos, mientras la mayoría vive en la pobreza.
El socialismo del siglo XXI debe convivir con un modelo capitalista de producción, reservándose el Estado, las actividades productivas estratégicas. Sin embrago, el socialismo no puede concebirse con un Estado débil, éste debe ser lo suficientemente fuerte como para mantener el sector capitalista de la economía funcionando dentro de parámetros que limiten las injusticias y que obliguen a este sector a realizar también una función social, más allá de la simple provisión de bienes y servicios. El estado socialista del siglo XXI debe impulsar la democratización del capital, a través de formas asociativas como las cooperativas. También debe fomentar y apoyar la creación de nuevas empresas pequeñas y medianas, así como microempresas.
El socialismo del siglo XXI implica la necesidad de crear un modelo económico que sea capaz de combinar el crecimiento económico sostenido con un proceso de distribución de la riqueza. Y en este sentido, podemos declararnos marxistas, la infraestructura sólida debe sostener la superestructura socialista.
En el plano político, el socialismo del siglo XXI debe ser democrático tanto de forma como de fondo, debe mantenerse en el poder a través de los votos, los cuales conseguirá en función de una acción eficiente y eficaz, de un manejo honesto de los recursos del Estado a favor de las mayorías. Su misión es desterrar la pobreza y que la población cuente con unas condiciones dignas de vida, que además vayan mejorando año tras año.
El socialismo del siglo XXI debe sustentarse en los ingresos provenientes de las actividades económicas estratégicas que se reserve el Estado, así como en los tributos que se obtengan de la actividad privada. Dichos ingresos deben proyectarse en la sociedad, brindando salud, educación, oportunidades de empleo, viviendas, etc.
La dinámica del sistema capitalista de por sí, tiende a la maximización del beneficio y la concentración del capital, un Estado socialista debe ser el contrapeso para evitar que el capital se imponga sobre el bienestar común y la justicia social.
En este punto, algunos me acusarán de social demócrata, si lograr lo que he enunciado en los párrafos anteriores es ser un social demócrata, pues que remedio lo seré. Aunque, muchos movimientos social demócratas sólo han tenido una fachada socialista, lo que yo propongo no es una mera fachada.
Un punto esencial para el desarrollo del socialismo del siglo XXI, lo constituye el impulso que se le de a un proceso de participación creciente del pueblo en la toma de decisiones, desarrollar los mecanismos que permitan a los sectores de base decidir sobre aquellos asuntos que les atañen directamente. En la democracia representativa se ha dado un proceso de tecnificación de la política, la creación de unas castas que detentan el poder real y que mantienen alejadas a las personas comunes y corrientes de los asuntos públicos, los políticos son los que mejor saben lo que le conviene a los pueblos. Me viene a la memoria una película excelente de Anthony Hopkins, en la cual un mayordomo (Hopkins) es interrogado en una reunión de figuras políticas, por un político inglés, acerca de temas económicos, para demostrar la incapacidad del pueblo llano de entender las complicaciones de la política económica. Pero, en verdad, el mayordomo era un hombre de una gran sensibilidad y buen juicio, que en sus ratos de ocio leía novelas de amor.
Un modelo de democracia participativa, debe tener un componente educativo, que permita que la gente del pueblo se acerque a la comprensión de los asuntos públicos. Mi experiencia como profesor universitario me ha enseñado que los temas más complejos de índole económica pueden ser explicados de forma sencilla, si se tiene la buena voluntad para hacerlo.
En resumen yo diría que:
El socialismo del siglo XXI es un sistema económico, político y social basado en una ética socialista que se expresa en la promoción de valores como la solidaridad, la cooperación, la fraternidad, la igualdad, la libertad, la justicia y la vocación de servicio hacia el prójimo, que se concreta en lo económico, en un modelo que combina el crecimiento económico sostenido con mecanismos efectivos de distribución de la riqueza, un modelo en que participan y se complementan los sectores privados de la economía con las empresas estratégicas del Estado y las formas asociativas como las cooperativas, en lo político, una democracia participativa que promueva la toma de decisiones en las bases y que tenga un carácter formativo y educativo, y en lo social, la promoción de una sociedad en la cual la inclusión de los sectores menos favorecidos sea una directriz fundamental.
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