Dos cuestiones favorables para reimpulsar la revolución venezolana

La absolución de Trump del juicio político en su contra, le dota de una razón política, para imponer su punto de vista sobre todo el mundo, acerca de Venezuela. Esta razón política refuerza la opinión imperialista, convertida en política internacional, que negociar o buscar compromisos es símbolo de debilidad.

Por lo tanto, abrir los brazos o extender la mano, o creer que se soluciona el problema venezolano por la vía única del diálogo es una utopía; pues, en primer lugar, guaidó es el fantoche creado en la casa blanca para joder a Maduro y no habrá tregua, mientras Venezuela esté en el objetivo estratégico de Estados Unidos. Lo señalaba siempre Walter Martínez: la vía más cercana y de menos gastos para trasladar el petróleo a Estados Unidos es llevándoselo de Venezuela.

En segundo lugar, el gobierno tiene que repensar que, para poder seguir actuando a solas, hay que tener un apoyo sin límites de los votantes y de la población en general; soporte, que al pasar de algún tiempo se ha modificado, y el punto de vista que prevalece hoy, es que el gobierno ha perdido la capacidad de respeto a los intereses nacionales, tanto en la esfera de la economía, como en la política y en la seguridad nacional. Irrespeto que sobrelleva, la pérdida ideológica del camino señalado por Chávez.

Ahora, las dos cuestiones que van apareciendo como necesarias para un cambio de rumbo en la economía y política nacionales son: primera, dado que, con los imperialistas norteamericanos y europeos, y capitalistas rusos y chinos, no se puede negociar en igualdad de condiciones; el Estado debe comprometerse de manera pública y transparente a garantizar los intereses nacionales; sin secretos comerciales y de fábrica de los capitalistas, porque en tales madrigueras se esconden las causas de la explotación desmedida (cansancio y miseria) y la corrupción (robo del producto elaborado y especulación con los costes de producción). Es decir, poner al pueblo al tanto de los planes y debatirlos públicamente.

Segunda, suprimir los estándares dobles de aplicación de la ley. Si se viola la ley, el Estado está obligado a actuar en defensa de la mayoría y a aplicar las medidas legales para que todos estén dentro del marco de la ley. Así es en cualquier lugar del mundo.

Entonces, con un Estado de derecho fuerte, con una política económica que priorice los intereses nacionales, principalmente de la mayoría desposeída y con un enérgico y masivo apoyo popular, se puede hablar de negociar y buscar compromisos con los inversores. De otra manera, continuaremos siendo víctimas de las amenazas reales o ficticias y de los robos de cualquier bribón forastero que llegue al país.

Venezuela, como país independiente, tiene el derecho a organizar su sociedad de acuerdo a sus intereses nacionales e internacionales, tanto en las esferas económica, políticas y sociales, como en la ciencia, la tecnología, su seguridad y sus sistemas de defensa.



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Memo Fernández


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